13 jul

Reflexión sábado 13 de julio

Lectura del santo evangelio según san Mateo (10,24-33):

En aquel tiempo, dijo Jesús a sus apóstoles: «Un discípulo no es más que su maestro, ni un esclavo más que su amo; ya le basta al discípulo con ser como su maestro, y al esclavo como su amo. Si al dueño de la casa lo han llamado Belcebú, ¡cuánto más a los criados! No les tengáis miedo, porque nada hay cubierto que no llegue a descubrirse; nada hay escondido que no llegue a saberse. Lo que os digo de noche decidlo en pleno día, y lo que escuchéis al oído, pregonadlo desde la azotea. No tengáis miedo a los que matan el cuerpo, pero no pueden matar el alma. No, temed al que puede destruir con el fuego alma y cuerpo. ¿No se venden un par de gorriones por unos cuartos? Y, sin embargo, ni uno solo cae al suelo sin que lo disponga vuestro Padre. Pues vosotros hasta los cabellos de la cabeza tenéis contados. Por eso, no tengáis miedo; no hay comparación entre vosotros y los gorriones. Si uno se pone de mi parte ante los hombres, yo también me pondré de su parte ante mi Padre del cielo. Y si uno me niega ante los hombres, yo también lo negaré ante mi Padre del cielo.»

Palabra del Señor

 REFLEXIÓN

Continúa hoy el discurso misionero con las palabras de ánimo que da Jesús a sus discípulos para que sobrelleven la persecución sufrida a causa del Señor, diciéndoles que la misma persecución los acredita como verdaderos discípulos, porque también al Maestro lo persiguieron y desacreditaron. A continuación, el Señor dirige una palabra de consuelo para los discípulos que experimentan angustia y miedo a causa de la persecución y por tres veces usa la expresión no temáis, expresión muy usada en el AT para asegurar la ayuda de Dios; esta palabra de consuelo va acompañada de tres motivaciones: la primera, el miedo no debe impedir la proclamación del evangelio, porque el mensaje acabará siendo público ya que Jesús vino a revelar lo que estaba oculto y lo mismo deben hacer los discípulos; la segunda, ubica a los discípulos en el horizonte del juicio, aquí lo esencial no es que ellos puedan perder la vida, sino que alguien les quite la vida eterna (cuerpo y alma); la tercera, apela a la confianza inquebrantable que los discípulos han de tener en el Padre Celestial, ya que Dios que se preocupa hasta de los seres más pequeños, como el más insignificante de los pajaritos, como no se va a preocupar de los que anuncian el mensaje de su Hijo Jesús. Terminan estas palabras de Jesús volviendo al tema del juicio, sobre el cual dice que quien lo reconozca delante de los hombres, Él lo reconocerá delante del Padre Celeste.

pastoral

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