13 mayo

Reflexión sábado 13 de mayo

Lectura del santo evangelio según san Juan 15, 18-21

En aquel tiempo, dijo Jesús a sus discípulos:
«Si el mundo os odia, sabed que me ha odiado a mí antes que a vosotros.
Si fuerais del mundo, el mundo os amaría como cosa suya, pero como no sois del mundo, sino que yo os he escogido sacándoos del mundo, por eso el mundo os odia.
Recordad lo que os dije: “No es el siervo más que su amo”. Si a mí me han perseguido, también a vosotros os perseguirán; si han guardado mi palabra, también guardarán la vuestra.
Y todo eso lo harán con vosotros a causa de mi nombre, porque no conocen al que me envió».

Palabra del Señor

Reflexión

Un Señor, una misión y un mismo camino. El Señor nos invita a compartir el mejor proyecto que existe, su misión. Una misión que llena de sentido nuestra vida, pero que implica seguir los mismos pasos de Jesús, en entrega, en amor y también en rechazos.

En nuestra vida cristiana encontraremos rechazos y el no entender del mundo a ciertas vivencias de nuestra fe. Lo importante es tener claras las cosas, de por quien hacemos lo que hacemos y a quien queremos agradar.

Si compartimos las dificultades con el Señor estemos seguros que también compartimos su gloria.

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Solemnidad Bienaventurada Virgen María Madre de los Desamparados

Del Evangelio según san Juan 19, 25-27

Junto a la cruz de Jesús estaban su madre y la hermana de su madre, María, mujer de Clopás, y María Magdalena.  Jesús, viendo a su madre y junto a ella al discípulo a quien amaba, dice a su madre: «Mujer, ahí tienes a tu hijo.» Luego dice al discípulo: «Ahí tienes a tu madre.» Y desde aquella hora el discípulo la acogió en su casa.

Palabra del Señor

La celebración de la fiesta anual

En este año 2023, la festividad culminará el Año Jubilar con ocasión del Centenario de la coronación de nuestra venerada imagen.

Durante este curso, las catequesis, el Congreso Mariológico y, en general, muchas de las actividades se han estructurado en torno a las tres alabanzas que se tributan a la Madre de Dios en el prefacio de la fiesta de los Desamparados: Modelo de escucha de la Palabra, consuelo en nuestro desvalimiento y estímulo constante para nuestra caridad.

La palabra de Dios en la Misa de la fiesta

De este modo, la fe de este pueblo creció iluminada por la devoción a la Virgen, de modo que el gran desarrollo de la advocación de Madre de los Desamparados acompañó a esta comunidad cristiana en su historia, dotándole de una dimensión comprometida con el prójimo más necesitado. Si “la fe se realiza en la caridad”, como enseña san Pablo (Gal 5, 6), esta devoción proclama y exige continuamente la coherencia de la vida cristiana, de modo que invita a acudir constantemente al encuentro del prójimo, objeto del amor de Dios Padre, unido a Cristo paciente y entregado por Jesús al cuidado de la Madre desde lo alto de la cruz: “Mujer, ahí tienes a tu hijo… Ahí tienes a tu Madre” (Jn 19, 26-27), como se lee en la Misa de la Solemnidad de la Virgen de los Desamparados.

No en vano, en esta ocasión y en las muchísimas celebraciones votivas con este título, se recuerdan las recomendaciones del Apóstol a los Romanos (12, 9-13) que comienzan con las palabras “Que vuestra caridad no sea una farsa” y terminan con “Contribuid en las necesidades del Pueblo de Dios; practicad la hospitalidad”. Es el magisterio constante de la liturgia de la Iglesia, recogido en la Misa propia de esta festividad, cuya liturgia de la palabra se inicia con Apocalipsis 21, 1-5ª, que anuncia la gloria de María, simbolizada por la nueva Jerusalén que desciende del cielo como una novia que se adorna para su esposo.

La presencia de María en la Iglesia hace que sintamos cómo esta Madre “enjugará las lágrimas de su pueblo”, de modo que “ya no habrá muerte, ni luto, ni llanto ni dolor”. En el salmo responsorial aclamamos a María como a una nueva Judit: “Tu eres el orgullo de nuestro pueblo”, para escuchar luego las serias palabras de san Pablo y las de Jesús en la cruz, citadas antes, que nos llevan a no perder nunca de vista la dimensión generosa de la vida cristiana, que no se puede quedar en la mera efusión sentimental.

Es también la lección de la Madre que acoge a sus hijos en los momentos de desamparo, y así lo creen los fieles que tienen en este título y en esta imagen su asidero profundo cuando se sienten hundidos, y es el mensaje de la Madre solícita por todos los desamparados del mundo, que invita a abajarse hacia ellos, como lo hace ella, para ser dignos de su amor.

Jaime Sancho Andreu

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