Reflexión sábado 15 de junio
Lectura del santo evangelio según san Mateo (5,33-37):
En aquel tiempo, dijo Jesús a sus discípulos: «Habéis oído que se dijo a los antiguos: «No jurarás en falso» y «Cumplirás tus votos al Señor.» Pues yo os digo que no juréis en absoluto: ni por el cielo, que es el trono de Dios; ni por la tierra, que es estrado de sus pies; ni por Jerusalén, que es la ciudad del Gran Rey. Ni jures por tu cabeza, pues no puedes volver blanco o negro un solo pelo. A vosotros os basta decir «sí» o «no». Lo que pasa de ahí viene del Maligno.»
Palabra del Señor
REFLEXIÓN
Para Mateo Cristo es el nuevo Moisés que comunica la Nueva Ley. En los relatos que hemos escuchado en estos días, aparecen seis antítesis entre el Antiguo Testamento y los nuevos criterios de vida que Jesús enseña. Y hoy en el evangelio, Jesús hace la relectura del mandamiento: “No jurar el falso”. Y aquí también, va más allá de la letra, busca el espíritu de la ley y trata de indicar el objetivo último de este mandamiento. Aquí Jesús nos señala el amor a la verdad como algo que debe reflejarse en el cristiano. Basta con ver nuestra propia experiencia y reconocer como para demostrar que no se miente, se establece la práctica de jurar por… Jesús nos señala que esta práctica no cura el dolor de la falta de trasparencia en la relación entre personas, pareciera que cada vez se hace necesario jurar por algo o por Alguien cada vez más importante “para que nos crean”. ¿Cuál es la solución que se nos propone en el Evangelio? El Señor nos invita a vivir en la verdad, a conformar nuestro pensamiento, nuestras palabras y obras a la Verdad, ésta nos hará libres. Nuestras palabras deben ser veraces y debemos ser coherentes con lo que decimos y nuestro modo de vivir en la verdad. El sí de nuestra boca tiene que corresponder con el sí de nuestro corazón y en definitiva mantener la palabra empeñada.
Jesús, en un mundo donde muchas veces se vive de apariencias, en la mentira e incluso en la posverdad, nos manda tener un lenguaje claro y hacernos cargo de nuestras propias palabras. ¿Cómo acojo y vivo esta llamada a ser veraz? ¿Qué desafíos tengo o encuentro para poner en práctica este mandamiento?