Reflexión sábado 21 de enero
Lectura del santo evangelio según san Marcos (3,20-21):
EN aquel tiempo, Jesús llegó a casa con sus discípulos y de nuevo se juntó tanta gente que no los dejaban ni comer. Al enterarse su familia, vinieron a llevárselo, porque se decía que estaba fuera de sí.
Palabra del Señor
Reflexión
En no pocas ocasiones vivir la radicalidad del Evangelio es interpretado de forma errónea por aquellos que nos rodean. El mundo de hoy nos impulsa a vivir todo de forma relativa y sin compromisos decisivos, ese es su estilo. Nos dicen que no es necesario tomarse las cosas tan en serio y que tal vez estamos exagerando un poco cuando deseamos vivir el estilo de Jesús. Es lo mismo que le sucedió a Jesús en este pasaje evangélico que hoy meditamos, cuando algunos de sus familiares lo tomaron por loco y querían que volviera a casa. Si su opinión se hubiera impuesto a la Jesús nos habríamos quedado sin esas palabras de vida eterna de las que nos habla San Pedro (Jn 6, 60-69); no hubiéramos visto los signos del Reino en nuestras pobres vidas (Lc 7, 22); ni hubiéramos compartido su misma vida en vistas a la resurrección (Mt 26, 26); ni visto un amor crucificado por amor a todos nosotros (Mt 27, 45-56). Por lo tanto, bendita locura la de Dios, como nos indica San Pablo en la carta a los Corintios: “Porque la necedad divina es más sabia que la sabiduría de los hombres, y la debilidad divina, más fuerte que la fuerza de los hombres” (cfr. 1 Cor 1, 25). Esta bendita locura que ha alumbrado la historia hasta llenarla de sentido y ha inspirado las vidas de grandes hombres y mujeres que llegando hasta la santidad han experimentado en sus vidas “los mismos sentimientos de Cristo Jesús” (Filp. 2, 5), mostrándonos así el camino del verdadero amor.