5 dic

Reflexión sábado 5 de diciembre

Lectura del santo evangelio según san Mateo (9,35–10,1.6-8):

EN aquel tiempo, Jesús recorría todas las ciudades y aldeas, enseñando en sus sinagogas, proclamando el evangelio del reino y curando toda enfermedad y toda dolencia.
Al ver a las muchedumbres, se compadecía de ellas, porque estaban extenuadas y abandonadas, «como ovejas que no tienen pastor».
Entonces dice a sus discípulos:
«La mies es abundante, pero los trabajadores son pocos; rogad, pues, al Señor de la mies que mande trabajadores a su mies».
Llamó a sus doce discípulos y les dio autoridad para expulsar espíritus inmundos y curar toda enfermedad y toda dolencia.
A estos doce los envió Jesús con estas instrucciones:
«Id a las ovejas descarriadas de Israel. Id y proclamad que ha llegado el reino de los cielos. Curad enfermos, resucitad muertos, limpiad leprosos, arrojad demonios. Gratis habéis recibido, dad gratis».

REFLEXIÓN

El evangelio de hoy consta de dos partes: Un breve resumen de la actividad apostólica de Jesús y el inicio del “Sermón de la Misión”. En el relato llama la atención que Jesús no espera a que la gente venga hasta él, sino que él mismo va en busca de la gente recorriendo todas las ciudades y poblados. Hoy el Señor quiere acercarse a nosotros, que no queda indiferente al vernos heridos, lastimados y sufrientes. Para eso asume la condición humana, para sentir en su propia vida lo que siente cualquier persona y para dejar transparentar algo de la Buena Nueva que le anima por dentro. Su respuesta ante tanta necesidad es de llamada y envío, en una dinámica de pura gratuidad, así nos va implicando a los discípulos en la misión.

Tres verbos iluminan este evangelio:

1) Recorrer: es la actitud de Jesús, sale y busca. Él nos invita a salir y a buscar al hermano que necesita; tenemos que ser cristianos callejeros, que se animen a tener cara para salir e ir casa por casa. Dios te invita a buscar al otro y ver que el otro necesita de ti. Tenemos mucho para dar, no tengamos miedo de salir.

2) Compadecer: es la actitud del apóstol. Tener los sentimientos de Cristo, como diría San Pablo «reír con los que ríen y llorar con los que lloran». Hoy hemos de tener corazón, un cristiano sin corazón y sin sentimiento es pura charlatanería. No caigas en la burocracia, no somos empresa sino que somos familia. Que el hermano entre al corazón y no a una hoja de Excel.

3) Proclamar: tenemos que ser esos guerreros de Dios. Que salen a anunciar su amor ante un mundo de discordia. Ante tanto odio tenemos que salir a proclamar aquello que decía San Francisco «el amor no es amado».

Hoy anunciamos que el amor de Dios está disponible para ti.

Al terminar esta primera semana de Adviento, con la alegría por la cercanía de la salvación -y con la inquietud de que llegue a todos-, quizá nos convenga preguntar al Maestro ¿qué debemos hacer?

pastoral

pastoral

Leave a Comment