Reflexión sábado 6 de noviembre
Lectura del evangelio: Lucas 16, 9-15
“En aquel tiempo, decía Jesús a sus discípulos: Haceos amigos con el dinero injusto, para que, cuando llegue a faltar, os reciban en las eternas moradas. El que es fiel en lo mínimo, lo es también en lo mucho; y el que es injusto en lo mínimo, también lo es en lo mucho. Si, pues, no fuisteis fieles en el dinero injusto, ¿quién os confiará lo verdadero? Y si no fuisteis fieles con lo ajeno, ¿quién os dará lo vuestro? Ningún criado puede servir a dos señores, porque aborrecerá a uno y amará al otro; o bien se entregará a uno y despreciará al otro. No podéis servir a Dios y al dinero. Estaban oyendo todas estas cosas los fariseos, que eran amigos del dinero, y se burlaban de él. Y les dijo: Vosotros sois los que os la dais de justos delante de los hombres, pero Dios conoce vuestros corazones; porque lo que es estimable para los hombres, es abominable ante Dios”.
Palabra del Señor
Reflexión
Me encanta esta frase del evangelio: Haceos amigos con el dinero. Estamos muy acostumbrados a relacionar el dinero con las cosas: dinero para comprar una casa, un coche, hacer un buen negocio, o simplemente “dinero para hacer más dinero”. El evangelio nos dice que el dinero mejor empleado es el que tiene relación con las personas: dinero para entrar en amistad con tantas personas que no conozco y me necesitan; dinero para compartirlo y no para retenerlo; dinero para darlo a los pobres, los amigos fuertes de Dios, y así ser yo también amigo suyo.
Hoy quiero abrir de par en par mis puertas a Dios para que el dinero innecesario salga por la ventana. El dinero me ata, me corta las alas de la libertad. “Engarza en oro las alas del pájaro y ya nunca podrá volar al cielo” (R. Tagore). Por eso dice Jesús: “No podéis servir a Dios y al dinero”. Servir a Dios es reinar, es decir, vivir como un rey: rey de uno mismo, sin admitir esclavitudes de nada ni de nadie. “Los fariseos, que eran amigos del dinero, se burlaban de Jesús”. Es lo normal. Como tantos y tantos fariseos de hoy que ponen su corazón en el dinero y le rinden vasallaje. Pero los que han experimentado el gozo de servir al Señor, también tienen derecho a reírse de sus risas.