Reflexión viernes 17 de marzo
Lectura del santo evangelio según san Marcos (12,28b-34):
EN aquel tiempo, un escriba se acercó a Jesús y le preguntó:
«¿Qué mandamiento es el primero de todos?».
Respondió Jesús:
«El primero es: “Escucha, Israel, el Señor, nuestro Dios, es el único Señor: amarás al Señor, tu Dios, con todo tu corazón, con toda tu alma, con toda tu mente, con todo tu ser”. El segundo es este: “Amarás a tu prójimo como a ti mismo”. No hay mandamiento mayor que estos».
El escriba replicó:
«Muy bien, Maestro, sin duda tienes razón cuando dices que el Señor es uno solo y no hay otro fuera de él; y que amarlo con todo el corazón, con todo el entendimiento y con todo el ser, y amar al prójimo como a uno mismo vale más que todos los holocaustos y sacrificios».
Jesús, viendo que había respondido sensatamente, le dijo:
«No estás lejos del reino de Dios».
Y nadie se atrevió a hacerle más preguntas.
Palabra del Señor
Reflexión
El escriba pregunta a Jesús: “¿Qué mandamiento es el primero de todos?”… que es como decir: “¿qué es lo que más agrada a Dios?”
El escriba no es consciente, pero está dirigiendo su pregunta al Único que puede contestarla. Y es que Jesús sí sabe perfectamente (en plenitud, entendiendo lo que significa) qué es lo primero a ojos de Dios, lo que más le agrada, porque Él es Dios verdadero y hombre verdadero.
Así, Jesús contesta en estilo directo… legislando (no opinando): «El primero es: “Escucha, Israel, el Señor nuestro Dios…». Habla con Autoridad. Él es Dios y sabe y hace lo que le agrada a Dios. Lo sabe de un modo tan pleno, con tanta autoridad, viviéndolo… que nadie le hizo más preguntas. Es como que ya no cabe duda, después de ver a Cristo y escucharlo, de qué es lo que agrada a Dios, de qué es lo Primero de la vida. En Él, Dios nos lo ha dicho todo.
Y esto que manda el Señor, es lo que Él ha venido a hacer posible en la tierra: que volvamos a amar a Dios en plenitud y, por Él, a nosotros y al prójimo.
La siguiente pregunta lógica sería: ¿Y qué es amar? (porque no cualquier cosa significa “amar”). La respuesta está en Cristo.
