Reflexión viernes 29 de septiembre
En aquel tiempo, vio Jesús que se acercaba Natanael y dijo de él: «Ahí tenéis a un israelita de verdad, en quien no hay engaño.»
Natanael le contesta: «¿De qué me conoces?»
Jesús le responde: «Antes de que Felipe te llamara, cuando estabas debajo de la higuera, te vi.»
Natanael respondió: «Rabí, tú eres el Hijo de Dios, tú eres el Rey de Israel.»
Jesús le contestó: «¿Por haberte dicho que te vi debajo de la higuera, crees? Has de ver cosas mayores.» Y le añadió: «Yo os aseguro: veréis el cielo abierto y a los ángeles de Dios subir y bajar sobre el Hijo del hombre.»
Palabra del Señor
¿Qué es un ángel? El ángel es una criatura que está en la presencia de Dios y es servidor y mensajero suyo. Vive en Él y para Él. Lleva a Dios a los hombres y les hablan de dónde está la vida: en Dios. ¡Sólo Dios basta!
San Miguel hace presente el Señorío de Dios contra los ataques del demonio que cada día quiere hacerte creer que tú eres dios, y te invita a rebelarte contra Dios: contra su Palabra, que te la presenta como una “amenaza” en vez de como una Buena Noticia; contra la historia que está haciendo contigo, haciéndote dudar del amor de Dios y tratando de llevarte a la tristeza y la murmuración, incapacitándote para la obediencia y para la alabanza.
San Miguel, al poner en el centro a Dios, hace que brille su luz y que puedas recibir el Espíritu Santo, que te da un corazón nuevo y unos ojos nuevos, para mirarlo todo con los ojos de la fe y ver el amor de Dios en medio de tu vida. ¡Este es el gran milagro que puedes ver cada día!
San Miguel nos recuerda que está “guerra” está ganada: Porque han derribado al acusador de nuestros hermanos… Ellos lo vencieron con la sangre del Cordero.
San Gabriel es el mensajero de la encarnación Dios. Y no sólo llama a la puerta de María. Es el que, en nombre del Señor, hoy está llamando a la puerta de tu corazón. Si le abres, experimentarás que no estás solo y que dentro de ti empieza a brotar un manantial de agua que salta hasta la vida eterna.
San Rafael tiene la misión de curar. El hombre herido, necesitado de curación, eres tú y soy yo. Dice Benedicto XVI que anunciar el Evangelio significa ya de por sí curar, porque el hombre necesita sobre todo la verdad y el amor.
Dos curaciones realiza San Rafael, según el libro de Tobías: cura la comunión tantas veces herida entre el hombre y la mujer, expulsando los demonios que desgarran y destruyen su amor.
Y cura la ceguera. Hoy estamos ciegos muchas veces respecto de la luz de Dios. Y esta ceguera se cura mediante la fe. Creyendo, confiando, acogiendo la Palabra del Señor y dejándote iluminar por ella. Y entonces verás cosas mayores. Si crees verás la gloria de Dios.