Reflexión viernes 30 de octubre
Lecturas del día
Flp 1, 1-11. El que ha inaugurado entre vosotros esta buena obra la llevará adelante hasta el Día de Cristo.
Sal 117. Grandes son las obras del Señor.
Lc 14, 1-6 Había allí un hombre enfermo
Un sábado, entró Jesús en casa de uno de los principales fariseos para comer, y ellos le estaban espiando.
Jesús se encontró delante un hombre enfermo de hidropesía y, dirigiéndose a los letrados y fariseos, preguntó: «¿Es lícito curar los sábados, o no?»
Ellos se quedaron callados. Jesús, tocando al enfermo, lo curó y lo despidió.
Y a ellos les dijo: «Si a uno de vosotros se le cae al pozo el burro o el buey, ¿no lo saca en seguida, aunque sea sábado?»
Y se quedaron sin respuesta.
Palabra del Señor
Reflexión
Comenzamos hoy la carta a los Filipenses. Y comienza san Pablo dando gracias a Dios por esta comunidad.
La gratitud es la memoria del corazón. Hoy el Señor también te invita a dar gracias a Dios por la comunidad que Él te ha dado Por cada uno de los hermanos. Hermanos que tú no has elegido, sino que los ha dado el Señor, como un don, como una ayuda en el combate hacia la vida eterna.
Comunidad de santos. No de perfectos, sino de pobres amados gratuitamente por Dios, elegidos por pura gracia, llamados a crecer en santidad y envidados a ser testigos de la obra que el Señor está haciendo.
Conscientes de que todo es gracia, todo es don. Dios es el iniciador y el garante de toda esta obra: Esta es nuestra confianza: que el que ha inaugurado entre vosotros esta buena obra, la llevará adelante hasta el Día de Cristo Jesús. Este es nuestro descanso y nuestra esperanza: la fidelidad de Dios.
Y la tarea: que vuestro amor siga creciendo más y más en penetración y en sensibilidad… Así llegaréis al Día de Cristo limpios e irreprochables, cargados de frutos de justicia, por medio de Cristo Jesús, para gloria y alabanza de Dios.
La comunidad cristiana la construye el Señor, por el don del Espíritu. Nos lo ha mostrado también el versículo del Aleluya: Mis ovejas escuchan mi voz, dice el Señor, y yo las conozco, y ellas me siguen.
Escuchar al Señor, conocerle y dejarse conocer por Él y seguirle.
¡Dale gracias a Dios por la comunidad concreta en la que el Señor te ha llamado a vivir la fe!
El evangelio de hoy relata uno de los episodios de discusión entre Jesús y los fariseos, pero que ciertamente tiene mucha vigencia y actualidad: ¿Cuántas veces conocemos a personas y sentimos que necesitan de nuestra ayuda? ¿O requieren una palabra de apoyo de nosotros? ¿Y cuántas de esas veces respondemos a ese sentimiento y ayudamos o apoyamos?
Aunque en muchas ocasiones podemos responder favorablemente, a veces pareciera que nuestra formación familiar, educacional y/o social nos inhibe, para no amar a nuestro prójimo, (a cualquier prójimo). Otras veces, nos escudamos en formalidades o excusas acomodaticias que Jesús en este evangelio nos llama a no caer, tal como se los dice fuerte y directamente a los maestros de la Ley y a los fariseos… actitudes de mucho rigor y legalismo inmovilizan el amor fraterno, la solidaridad y la comprensión, abandonando así el mensaje fundamental de Jesús.
Hoy, preguntémonos ¿vamos a esperar que pase el sábado para actuar? ¿No es hora ya, de cambiar tu actitud?