Seminario Investigación sobre Termografía Digital.

El pasado martes 9 de febrero en el marco de los Seminarios de Investigación de la UCV el Dr. Torralba nos inicio en el saber sobre la Termografía.

Hipócrates, el fundador de la medicina moderna, ya describió hace unos siglos que, “si se encuentra una diferencia de temperatura en la piel humana, es probable que una anormalidad patológica también esté presente”. Hipócrates untaba una capa delgada de barro húmedo en el cuerpo del paciente con el fin de investigar las áreas que se secaban en primer lugar.

La termografía clínica, también conocida como diagnóstico por imágenes infrarrojas, está basada en un cuidadoso análisis de las temperaturas de la superficie de la piel como reflejo de una fisiología humana normal o anormal. El procedimiento se suele realizar mediante cámaras infrarrojas ultrasensibles a través de una sofisticada interfaz informática.

Su uso clínico durante más de treinta años y los estudios revisados por expertos en literatura médica han establecido que la termografía es un método seguro y eficaz para examinar el cuerpo humano. Es completamente no-invasivo y como tal no requiere el uso de radiación ni de otros elementos potencialmente dañinos.

La Termografía Clínica se basa en la medición y cuantificación de la temperatura de la superficie de la piel. Esta temperatura depende de la circulación de la sangre en los milímetros más externos situada dentro de la piel. Este flujo de sangre está sujeto a una regulación compleja por el sistema nervioso y factores locales; por lo tanto, es posible «ver» la condición de los órganos internos mediante examen de infrarrojo, lo que permite valorar la posible o probable existencia de procesos patológicos tales como tumores, inflamación, daño o degeneración tisular etc, ya que estos procesos tienen un impacto en la temperatura de la piel mientras tienen lugar. Los procesos subyacentes conducen a reacciones vasculares y nerviosas que se pueden mostrar como diferentes patrones de calor (termogramas) y detectarlos mediante análisis infrarrojo.

Cada procedimiento extrapola los datos térmicos y forma una imagen que se puede evaluar para buscar signos de posibles enfermedades o lesiones. Las amplias investigaciones realizadas en prestigiosas instituciones de formación médica, como la Escuela Médica de la John Hopkins University, han establecido los valores normales de distribución del calor en cada región del cuerpo. La variación de estos valores normales se mide y correlaciona con posibles lesiones o enfermedades, del mismo modo que se interpreta un estudio de laboratorio de sangre u orina.

Los sistemas de detección de radiación infrarroja se desarrollaron durante la década de los 40, y se pusieron a disposición de la medicina por primera vez en 1959. En 1959, en Inglaterra, se utilizó una cámara Pyroscan (diseñada en 1942) por primera vez para generar una imagen representativa del incremento del calor y la temperatura en las articulaciones afectadas de artritis. La calidad de imagen ha mejorado lentamente con el tiempo hasta nuestros días, donde es la tecnología nos hace posible trabajar con imágenes de alta resolución y rangos mínimos de temperatura. digitales modernas son ahora muy diferentes de las imágenes clínicas obtenidas en décadas pasadas. Entre los años 1960 y 1970, una nueva generación de sistemas de imagen térmica se desarrolló en Europa, Estados Unidos y Japón. Se introdujeron osciloscopios, y se agregaron isotermas electrónicas a la imagen. Las primeros termografías en color fueron producidas en la década de los 60. Hacia mediados y finales de los 70 se incorporaron mini-computadoras para el procesamiento de imágenes a color, análisis de datos y almacenamiento de imágenes, dando lugar al comienzo de la termografía cuantitativa. Ya en 1987, la Asociación de Médicos de Estados Unidos reconoció a la Termografía Médica como una posible herramienta de diagnóstico. Los sistemas modernos introducidos en el mercado a partir de 2010 utilizan detectores de plano focal, con imágenes de alta velocidad y alta resolución térmico-espacial. La calidad y utilidad de la imagen ha mejorado espectacularmente. Las imágenes Una nueva generación de cámaras de alta resolución, el software diseñado para las aplicaciones clínicas, y los protocolos que se han desarrollado para imágenes médicas, se traducen en una mayor capacidad diagnóstica con una altísima fiabilidad.

Las primeras pruebas técnicas de termografía en humanos datan de 1957. En los pasos de Hipócrates se confirmó que la temperatura de la piel de un tumor superficial es más alta que la temperatura del tejido que lo rodea, y del mismo modo puede observarse en una variedad de condiciones de salud diferentes.

Los primeros estudios se realizaron enfriando en primer lugar áreas diferentes de la piel, para luego tomar continuamente imágenes durante la fase de calentamiento. El enfriamiento se realizaba con agua fría o un ventilador. Esta técnica de investigación se llama Termografía Dinámica Infrarroja. Se basa en el fenómeno de Raynaud, donde el calentamiento de un área de la piel enfriada previamente para una persona o zona afectada de este síndrome muestra un patrón característico y tiene una duración distinta a la observada en personas sanas.

En sus inicios, debido a la baja resolución y sensibilidad a la temperatura de los equipos, y a las limitaciones que esto suponía, era difícil que la Termografía Clínica fuese aceptada por la medicina convencional (medicina basada en la evidencia). Sin embargo, gracias al rápido desarrollo técnico de las cámaras infrarrojas y del software (anatomía), cada vez más clínicos en todo el mundo se están dando cuenta de que el examen mediante infrarrojos es un excelente complemento de las técnicas de detección existentes.

Hay muchas áreas de la medicina y las ciencias de la salud donde la Termografía Clínica puede proporcionar información sobre diagnóstico y pronóstico, en áreas tales como trasplantes, podología, reumatología, dermatología, ortopedia, fisioterapia, medicina vascular y cardología. Estos son algunos ejemplos.

También tiene interés para hacer seguimientos en la evolución de tejidos blandos, quemaduras, congelaciones lesiones por hipotermia/hipertermia. En la detección precoz de indicios de cáncer, los resultados son también muy interesantes. La Termografía Clínica se utiliza además en el pre-operatorio de trasplantes y cirugía plástica.

Mientras tanto, la investigación en diferentes países demuestran que las deficiencias iniciales del procedimiento, especialmente en términos de sensibilidad y especificidad en el diagnóstico precoz de algunos tipos de cáncer, han mejorado significativamente.

Una amplia investigación en la última década ha contribuido a aumentar la conciencia sobre el uso de esta tecnología, tanto en humanos como en annimales. Los avances tecnológicos han iniciado una tendencia hacia criterios válidos y confiables para la interpretación de los termogramas clínicos por profesionales de la medicina adecuadamente entrenados, por lo tanto dando lugar a diagnósticos más exactos.

La Termografía Clínica avanzada es tan sensible que puede detectar ligeros cambios dinámicos de temperatura (±0,05ºC) en la superficie de la piel. La piel es un importante centro de comunicaciones de la red de interconexiones entre todos los sistemas del cuerpo. La piel tiene la información y el software de detección de infrarrojos puede contar la historia tal y como está sucediendo en tiempo real.

La termografía infrarroja médica ofrece una oportunidad única. Concebimos la termografía como una herramienta de análisis para la prevención y para el seguimiento de procesos patológicos, o para monitorizar la terapéutica. La Termografía Clínica es un sistema diseñado para el contribuir tempranamente al diagnóstico de la enfermedad y/o de otras condiciones. Creemos que no hay ninguna razón para exagerar los beneficios de Termografía Clínica avanzada actual, sino que esta tecnología tiene suficientes argumentos para representarse por sus propios méritos. La termografía clínica tiene un lugar importante en el futuro de la ciencia.

Leave a Comment