¿Por qué se produce la agresión filio-parental?

¿Por qué se produce la agresión filio-parental?, por Keren Cuervo

En los últimos años las denuncias por violencia filio-parental han aumentado de forma alarmante (Ministerio de Justicia, 2011; Agustina y Romero, 2013). Aun así sigue habiendo una gran cantidad de casos que no son denunciados por la inseguridad y culpabilidad de las víctimas, que sienten que ponen en entredicho su papel de padres.

Actualmente parece no existir un acuerdo entre los factores característicos de esta tipología delictiva. Son diferentes los factores que se han relacionado con la personalidad o el entorno de los agresores: haber estado expuesto a algún tipo de violencia en el entorno familiar, egocentrismo, apatía, baja tolerancia a la frustración, baja autoestima, insensibilidad emocional, falta de empatía, ausencia de culpa e incluso rasgos psicopáticos (Garrido, 2010; Calvete, Orue y Sampedro, 2011).

man-2037255_640En relación al género, suele haber una mayor prevalencia masculina, aunque parece haber diferencia en los tipos de agresiones cometidas. Los chicos parecen presentar conductas más violentas y agresivas, pudiendo llegar a ocasionar lesiones más graves, incluso usando algún tipo de arma blanca, mientras que las chicas llevan a cabo más agresiones verbales (Ibabe y Jaureguizar, 2011). Las conductas disruptivas desarrolladas en el contexto escolar durante la infancia constituyen un importante factor predictivo de la agresión de los adolescentes hacia sus padres o madres en edades más avanzadas (Pagani, Tremblay, Nagin, Zoccolillo, Vitaro y McDuff, 2004; Calvete y Orue, 2016). Por otra parte, el consumo de drogas, que también ha sido relacionado con este maltrato, actuaría como un elemento potenciador de la violencia pero no como factor causal. Sin embargo, los dos elementos clave que deben tenerse en cuenta a la hora de definir qué es la violencia filio-parental son la intencionalidad y la reiteración en la violencia, ya sea psicológica, física o económica (Aroca-Montolío, 2013).

También son varios los factores familiares relacionados con este tipo de problemática: la experiencia de utilización de la violencia para la resolución de conflictos se suele dar con mayor frecuencia en familias monoparentales o divorciadas, un nivel socioeconómico bajo, etc. No obstante, este fenómeno en la actualidad, se está observando en familias aparentemente normalizadas, procedentes de cualquier estrato social. Asimismo, la educación escolar también se relaciona con este tipo de violencia.

Sin embargo, el factor en el que sí parece haber acuerdo entre los diferentes estudios sería en las pautas educativas proporcionadas a los hijos. En estos casos, se encuentran padres excesivamente permisivos, sobreprotectores por razones advertising-free-929946_640diversas, que en algunos casos dotan a sus hijos de un mayor número de beneficios que de obligaciones. Por lo que, en escasas ocasiones se les presenta algún acontecimiento que les pueda provocar frustración. Como consecuencia, las demandas van en aumento y puede desarrollarse un comportamiento tiránico (Garrido, 2007). En estos casos, los padres no han sabido establecer un límite a los chantajes emocionales del hijo, por lo que cada vez les exigen más y con más violencia. Este tipo de educación sin límites fomenta el egocentrismo, la falta de empatía y la baja tolerancia a la frustración cuando no consiguen lo que quieren de forma inmediata (Urra, 2006). Por lo que estos menores tienden a crecer sin conocer qué es el esfuerzo o la superación y por lo tanto sin opciones a incrementar su autoestima (Pereira y Bertino, 2009).

Asimismo, la ausencia de una estructura jerárquica entre el nivel parental y el filial ocasiona déficits en el establecimiento de normas y en la supervisión. Esta falta de disciplina se relaciona con otros problemas de conducta en la adolescencia. Todo esto está influenciado por un entorno en el que se pasa más tiempo fuera de casa, hay poco diálogo y las comunicaciones pueden desencadenar situaciones violentas, o reforzar estilos indulgentes para evitar la confrontación (Urra, 2006). En las agresiones, del tipo que sean, cada parte echa la culpa a la otra, tanto los padres como los hijos perciben que en la conducta violenta el culpable es el otro. Desde la perspectiva de los hijos, estos justifican su conducta afirmando que se sienten atacados y víctimas de la situación que viven en la dinámica familiar, como consecuencia de sentirse incomprendidos e invadidos en su espacio vital y así mostrarían su malestar (Calvete, Orue y Joaquín González-Cabrera, 2017).

Bibliografía

Agustina, J. & Romero, F. (2013). Análisis criminológico de la violencia filio-parental. Revista de Derecho Penal y Criminología, 9, 225-266.

Aroca-Montolío, C. (2013). La violencia de hijos adolescentes contra sus progenitores. Revista sobre la infancia y la adolescencia, 5, 12-30.

Calvete, E., Orue, I., y Sampedro, R. (2011). Violencia filio-parental en la adolescencia: características ambientales y personales. Infancia y aprendizaje34(3), 349-363.

Calvete, E., y Orue, I. (2016). Violencia filio-parental: frecuencia y razones para las agresiones contra padres y madres. Psicología Conductual, 24(3), 481.

Garrido, V. (2007). Los hijos tiranos: El Síndrome del Emperador. Ariel. Barcelona.

Garrido, V. (2010). Jornadas de violencia intramfamiliar: ¿Qué hacer con los menores? Hijos tiranos: Una aproximación a los hijos maltratadores. Universidad de Castilla-La Mancha.

Ibabe, I. (2011). ? Hasta que punto la violencia filio-parental es bidireccional?. Anales de psicología27(2), 265.

Martínez, I. R. y Casique, L. C. (2017). Pensamientos y emociones que experimenta el adolescente ante la violencia que ejerce el padre contra la madre. Jóvenes en la ciencia, 2(1), 112-117.

Ministerio de Justicia. (2011). CIRCULAR 1/2010, sobre el tratamiento desde el sistema de justicia juvenil de los malos tratos de los menores contra sus ascendientes. Madrid: Centro de Publicaciones.

Pagani, L. S., Tremblay, R. E., Nagin, D., Zoccolillo, M., Vitaro, M. y McDuff, P. (2004). Risk factor models for adolescent verbal and physical aggression toward mothers. International journal of behavioral development, 28, 6, 528-537.

Pereira, R. y  Bertino, L. (2009). Una comprensión ecológica de la violencia filio-parental. Violencia familiar226.

Urra, J. (2006). El pequeño dictador. Cuando los padres son las víctimas. Madrid: La esfera de los libros.

Autora

Keren Cuervo Gómez

kerenProfesora en el departamento de Psicología Evolutiva Educativa, Social y Metodología de la Universidad Jaume I, realizando el doctorado en el análisis del riesgo en el menor infractor y su reincidencia delictiva. Ha participado en diferentes proyectos de investigación en la misma universidad y su línea de docencia e investigación se relaciona con la Psicología Jurídica, englobando tanto a menores infractores como víctimas. En este sentido ha realizado estancias en la universidad de Estocolmo (Suecia) en el Departamento de Criminología y en la Universidad de Lieja, Bélgica en el Centro de Psicología de la delincuencia y del desarrollo psicosocial. A lo largo de su trayectoria profesional también cuenta con experiencia directa con menores infractores tanto en España (Juzgado de Menores y ejecución de Medidas) como en el extranjero (Menores en riesgo en Inglaterra y Croacia).

Fuente de las imágenes: Pixabay

Máster Universitario en Psicología Jurídica

UCV

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