Presentación del libro “Ni el hombre sin la mujer, ni la mujer sin el hombre” (Prats, Arolas)

Para la cultura cristiana, la significación del cuerpo es vital. La persona completa es unidual, dos formas de ser persona. El cuerpo  es un santuario, es un templo donde habita El Espíritu Santo. Eso  significa que hombre y mujer despliegan una variabilidad enorme de matices diferentes en su expresión vital corporal y psíquica es decir en sus formas y en sus afectos. Sin embargo a nivel  espiritual, se expresan ambos en la donación de sí mismos al otro. Seguimos el texto del evangelio en el que Jesús mismo afirma que en el cielo hombre y mujer serán como “ángeles en el cielo” ni ellos tomaran mujer ni ellas marido, (Mc 12,25).

La dualidad corporal es una ayuda inmensa. Primero viene mediada por la dotación genética que nos ahorra la energía de tener que elegir constantemente en el desarrollo corporal, ella misma facilita una cascada de reacciones químicas  que se dan en el cuerpo con una potencia inigualable a cualquier proceso humano de intervención para detener el diseño originario. En segundo lugar propone la misma naturaleza la complementariedad de los dos sexos, que por otra parte es otro ahorro energético de primer orden, ser lo que eres deja la mente y la inteligencia limpia para los verdaderos menesteres de la existencia. En tercer lugar nuestro propio cuerpo en nuestra infancia se convierte en profecía. Digo en nuestra infancia porque el buen trato y el respeto al propio cuerpo prepararan a la criatura para que sea lo que es.

El perdón y la reconciliación, basadas en el “perdón que ha traído Jesucristo a la tierra en su encarnación”, se convierte a su vez para el hombre postmoderno es una posibilidad de replay existencial que todo lo cura y lo renueva. Nos referimos tanto a la relación de hombre y mujer, como a la relación con uno mismo y con Dios.

Resumiendo: en la relación hombre mujer observamos antagonismos muy preciosos, es la unidad en la variedad, consonancia en la disonancia, comunión en la contingencia. Es esta mezcla de contrarios la que llena  la relación esponsal de belleza.

Autora: Dra. Gracia Arolas

psicologiaucv

Leave a Comment