Reflexiones sobre el TDAH

El Trastorno por Déficit de Atención e Hiperactividad (TDAH) es, en la actualidad, uno de los trastornos mentales más conocidos. Y no es de extrañar puesto que su prevalencia se sitúa, según el DSM-5, en el 5% de la población infantil.

Los niños con este trastorno presentan una serie de síntomas relacionados con la desatención (cometen errores por descuido, no siguen  instrucciones, no terminan las tareas, tienen dificultad para organizar tareas, evitan tareas de esfuerzo mental sostenido, se distraen con facilidad…), con el exceso de actividad motora (se retuercen en el asiento, se levantan de la silla, corretean cuando es inapropiado,  parecen ocupados como si los impulsara un motor…) y con la impulsividad (responde inesperadamente, le es difícil esperar turno, interrumpe…)

Si imaginamos a niños en una escuela ordinaria en la que la mayor parte del tiempo deben estar sentados (mientras el profesor imparte su lección, haciendo las tareas, estudiando de memoria) y realizado tareas ajenas a sus intereses, es fácil comprender que van a ser muchas las dificultades que encontraran para conseguir cumplir con lo que se espera de ellos. Los niños tenderán a levantarse de su silla, a no seguir instrucciones y a no acabar tareas que consideran tediosas. Sin hablar de los deberes para casa en que se repite la misma cantinela.

¿Y si imaginamos otro tipo de escuela, en la que se siga otra metodología? Una escuela en la que el aprendizaje parta de los intereses del alumno, en la que el profesor sea un guía, donde el alumno pueda levantarse y “desconectar” cuando lo necesite, en la que se trabaje en equipo y se tenga en cuenta las opiniones de todos, en la que la creatividad sea un valor, en la que el alumno puedas gestionar los tiempos de aprendizaje y en que el aprendizaje sea realmente “útil”. ¿No podría ocurrir que en este tipo de escuela estos niños no presentaran tantas dificultades?

Este tipo de escuela no es una utopía. Un ejemplo, es el  colegio Claver de los jesuitas en Raimat (Lleida). En este colegio han derribado tabiques y han derribado las ideas conservadoras del aprendizaje, apostando por trabajo por proyectos, flexibilidad y aprendizaje autónomo en vez de exámenes, libros y clases magistrales. El Claver es uno de los tres centros concertados donde los jesuitas de Cataluña están implantando el proyecto Horizonte 2020, en el que el alumno es el centro del nuevo modelo.

Quizás este tipo de escuela hiciera que el posible “sobrediagnóstico” de TDAH del que se habla actualmente descendiera y se considerara a estos niños como cualquier otro, solo con una manera diferente de aprender.

Puedes leer algunas noticias relacionadas en el diario El Pais o en Infocop.

Autora: Dra. Pilar Sellés

psicologiaucv

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