Medicamentos, ¿para estudiar? NO GRACIAS.

Durante la época de exámenes (y actualmente la recuperación de los mismos) nos ponemos más nerviosos, queremos rendir más y necesitamos más tiempo y concentración para conseguir los objetivos que nos marcamos. Esto puede llevar a algunas personas a recurrir a medicamentos con el fin de intentar dar más de sí. Desde el Servicio de Orientación queremos alertaros de los riesgos que esto puede suponer.

Todos hemos soñado en algún momento en poder tener una capacidad de memorización EXTRA humana. Todos hemos pensado alguna vez “si pudiera meterme este libro en la cabeza”. Pero, para la mayoría de los mortales, estudiar y memorizar supone un esfuerzo que, en ocasiones, puede ser difícil; pero no inalcanzable ni mucho menos.

El problema aparece cuando por falta de una buena planificación o simplemente por una falta de confianza en uno mismo se recurre, como un método de estudio más, al uso de medicamentos. Medicamentos que son utilizados para el tratamiento de enfermedades como el Alzheimer, para Trastornos de Déficit de Atención o incluso para la narcolepsia y que se toman como si de unas vitaminas se trataran.

Normalmente, hacen uso de estos medicamentos personas sanas y/o jóvenes estudiantes con la intención de mejorar su concentración, su rendimiento académico o su memoria y cuyos efectos, en personas sanas, aún se desconocen.

Lo más alarmante es que esta práctica es una tendencia, una moda, que va en aumento y cada vez son más los estudiantes que abusan de estas sustancias. Los “estimulantes cognitivos “o “potenciadores cognitivos”, como son llamados, estimulan la actividad cerebral, es cierto, pero pueden desencadenar en un abuso.

Según la Real Academia de la lengua Española (RAE), el abuso es: “Hacer uso excesivo, injusto o indebido de algo o de alguien”, por lo tanto, si usamos esto tipo sustancias de manera inapropiada, estamos realizando un abuso de sustancias.

Esto nos puede llevar a una dependencia de la misma, es decir, que la persona que comienza a utilizar este tipo de sustancias “sólo para estudiar y en época de exámenes”, desarrolle una adicción para poder enfrentarse al día a día. Hay que tener en cuenta que este tipo de sustancias actúan directamente en la actividad cerebral y eso puede conllevar a una serie de efectos secundarios como sensación de quemazón en la piel, dificultades para conciliar el sueño, problemas gastrointestinales hasta incluso dolor en el pecho, aceleración de la tasa cardiaca o depresión entre otros.

Como desde el Servicio de Orientación siempre recomendamos:

“Si duermes lo suficiente, llevas un estilo de vida saludable; comiendo bien, haciendo algo de ejercicio, te planificas bien, etc. probablemente esto tendrá mayor efecto en tu desempeño académico que tomando UNA PASTILLA. NO TE LA JUEGUES”

Por ello, si deseas mejorar tu rendimiento académico, tu concentración, tu memorización, etc. ponte en contacto con tu orientador y, entre los dos, trabajaréis para conseguir vuestros objetivos.

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