VIVIENDO EN ESTADO DE ALARMA UNA CUARENTENA CUARESMAL
Son ya varios días en los que hemos ido asimilando el estado de alarma decretado en nuestro país el pasado 14 de marzo de 2020. Sin duda una situación nunca vivida antes por nuestra generación.
Cada vez afloran más incertidumbres, surgen los miedos, dificultades, incomodidades del día a día, precedidas de múltiples desobediencias e injusticias de algunos otros ciudadanos, o tal vez, de nosotros mismos. Hay momentos que nos invade el miedo, otros la rabia, otros la soberbia, o la ira, también la compasión, o la alegría… son tantas las emociones que se pueden experimentar ante esta pandemia, que tal vez hayas decidido bloquearlas e intentar no sentir.
A cada uno le ha encontrado en una situación concreta, con unas personas alrededor concretas, en un momento laboral concreto… Esto bien conocemos que las cosas no ocurren nunca por casualidad, sino que hay Uno, que lo permite. Pues Dios habla en actos, en acontecimientos de la historia, y esto, sin duda alguna es un acontecimiento muy significativo en nuestra historia, la de nuestra generación. Lo que tal vez cueste más de procesar es lo que significa a nuestra razón, pues cuando un acontecimiento nos evoca al sufrimiento, el ser humano tiene la naturaleza de revelarse a ello y esto dificulta el vivirlo. A pesar de que Jesucristo viniese antes que nosotros a enseñarnos que el sufrimiento tiene un sentido, a que la muerte está vencida y cómo decía San Pablo, si Dios está con nosotros, ¿quién está contra mí?, a pesar de ello, el hombre, por naturaleza tiende a evitar el sufrimiento por miedo a que le destruya. Sin embargo, que esto haya acontecido justamente en tiempo de cuaresma, en tiempo de conversión y preparación para la Pascua, nos insta a pedir nuestra conversión, a no tener miedo a sufrir los cambios, incomodidades, tal vez dificultad económica, enfermedad o muerte que nos pueda afectar, porque Dios está contigo. Sólo la oración puede ayudarnos a ver esta necesidad de convertirnos al Padre y confiar en que todo irá según su voluntad.
Mientras descansas en esa certeza, disfruta de todo lo que estas redescubriendo en este tiempo de confinamiento. En tu soledad, contigo mismo. En tu familia, en la convivencia. En tus habilidades, tu ingenio, tu amor y alegría por el otro, tu solidaridad por el que sufre. Pues todo esto te hace más fuerte.