Experiencias Erasmus en FINLANDIA – 4 alumnas de la Facultad de Enfermería
Finlandia (Helsinki)
Ana Revert
Me resulta muy complicado tratar de plasmar en un folio lo que ha supuesto para mí esta experiencia de 4 meses. Siempre había tenido especial interés y fijación en países nórdicos como Finlandia, y por ello, cuando se me presentó la posibilidad de realizar en Helsinki un programa de movilidad Erasmus, me lo planteé. Y digo me lo planteé porque tuve que pensarlo mucho. Nunca había estado tanto tiempo fuera de casa, lejos de mi familia, de mis amigos, nunca había experimentado lo que es vivir compartiendo piso con dos personas completamente desconocidas y con unas costumbres y culturas completamente distintas a las mías. Me daba miedo hacer prácticas en un país donde a pesar de hablarse inglés, era consciente de que prácticamente toda la población se comunicaba en finés y también me daba miedo cursar asignaturas allí, por miedo a suspender o no aprender.
Ahora que estoy de vuelta en España, puedo decir, que ese miedo a lo desconocido desapareció en el mismo momento en el que pisé Helsinki. Lo desconocido pronto empezó a hacerse conocido, la ciudad que tanto había mencionado los meses anteriores se estaba empezando a convertir en algo más que la capital de Finlandia, empecé a ver en mis compañeras de piso con costumbres tan distintas a las mías, una clara oportunidad de aprender cómo se vive en otros países, y aunque sigo sin entender que no hagan siesta, conociéndolas a ellas y al resto de estudiantes de intercambio, aprendes cosas que jamás te enseñaría ningún libro.
Pasó una sola semana y ya estaba pensando en alargar mi estancia un mes más y para disgusto de mi madre, así fue. La vida de Erasmus es una vida completamente distinta a la vida que uno tiene en su ciudad, y aunque te vayas con tu mejor amigo y con él te lleves parte de tu tierra de Erasmus, lo que vives ahí eres consciente que no volverás a vivirlo igual una vez regreses a casa. Por ello, de Erasmus hasta quedar con tus amigos para hacer la compra se convierte en un plan perfecto, así como cada fiesta, cada viaje y hasta cada tarde de estudio y aquello que en otra circunstancia te habría afectado más, como una rotura del tobillo el último mes de Erasmus, ahí la vives como una experiencia más que te toca vivir.
Las prácticas fueron mucho más sencillas de lo que me imaginaba, las enfermeras sabían inglés y me hacían participe en todo momento del cuidado de los pacientes. Me llamaba la atención lo agradecido que se mostraba siempre el paciente a las enfermeras y a mí, que, aunque a veces no podía comunicarme con ellos por el idioma, sabían que estaba ahí para aprender y le decían a la enfermera numerosas ocasiones que me dijera lo mucho que le gustaba España y su clima, cosa que enorgullece oír.
Y a medida que pasan los meses, aquellas personas que comenzaron siendo desconocidos y poco a poco se fueron ganando tu confianza, se van convirtiendo en el pilar fundamental de tu Erasmus y se te van cayendo los tópicos que dicen que los españoles somos de los más abiertos de Europa, porque te das cuenta que gente abierta, divertida y cariñosa hay hasta en el país más frío.
Siguen pasando los meses y cuando menos te imaginas, miras el calendario y te queda nada para volverte. Todas las llamadas de tu madre y de tu familia suenan cada vez más alegres porque quieren que vuelvas, y tú por otro lado, triste de pensar que lo bueno se acaba y no quieres que nadie te recuerde que en menos de dos semanas la experiencia se acaba. Y así es, llega un día en el que estás en el aeropuerto con todas las maletas y rodeada de gente que hacía cuatro meses eran desconocidos y ese día te das cuenta de que son familia y entre lágrimas, abrazos y con la incertidumbre de si volverás a verlos, te vas.
Los días de vuelta a la rutina son duros porque crees que tu sitio es allí con toda esa gente que has conocido y viviendo una vida de cuento en la que tienes de todo menos preocupaciones. Pero poco a poco vas poniendo los pies en la tierra y aunque no vas a volver a vivir esa experiencia, los amigos y las vivencias que sacas de ella, te los llevas contigo. Todavía pienso lo mucho que me costó decidirme, la de correos que habré enviado pidiendo toda la información posible para que me ayudara a tomar una decisión y hoy por hoy, si me dijeran de retroceder en el tiempo, aun sabiendo que me iba a romper el tobillo, accedo y vuelvo a irme. Porque pienso que es la mejor decisión que he tomado hasta ahora, porque un Erasmus te hace independiente, te hace responsable, te hace tolerante y te hace mejor persona.
Finlandia (Hyvinkää)
María Alborch
¡Hola! Mi nombre es María Alborch García, estudiante de 3º de Enfermería.
Pocos meses antes de irme decidí solicitar una plaza vacante que quedó libre para realizar el Erasmus prácticas + estudios en Hyvinkää, Finlandia. Hasta finales de diciembre fueron meses de trámites, papeleos y exámenes; pero con la ayuda de Esther Navarro, nuestra coordinadora de relaciones internacionales, hizo que todo se resolviese con facilidad y que el tiempo pasase volando.
Llegó finalmente el 7 de enero, y comenzó sin duda, la experiencia más especial de mi vida. Tuve la suerte de compartir esta aventura con mi amiga Mariam, por lo que, tras hacer maletas cargadas de abrigos, guantes, bufandas, medias térmicas, botas, y muchas ganas de aprender y pasarlo bien, llegamos a lo que sería nuestro destino para los próximos cinco meses.
No tuvimos que buscar alojamiento, ya que la universidad en la que estudiábamos (Laurea University of Applied Sciences) tenía un convenio con estas casas, por lo que fue muy fácil y sencillo.
Vivíamos en casas de 3 personas con nacionalidades distintas. En total éramos 16 estudiantes internacionales de Erasmus (italianos, alemanes, chinos, coreanos, chilenos, holandeses…) Todos estudiábamos en la misma universidad, pero mi compañera Mariam y yo éramos las únicas que estudiábamos Enfermería.
Los primeros meses tuvimos clase en la Universidad. Allí cursamos una asignatura (se basó en el estudio de los cuidados en el adulto, cuidados en el anciano y pediatría) y otra asignatura la realizamos vía online (el estudio de la lengua finesa). Tuve la oportunidad de conocer, aprender y poner en práctica el sistema educativo finés. Las clases y el trabajo autónomo consistían prácticamente en realizar exposiciones, trabajos en grupo, búsquedas, esquemas, mapas conceptuales, cursos online y reflexiones.
Llegó marzo, y con él nuestros nervios por empezar las prácticas. Estuve dos semanas en enfermería domiciliaria, dos semanas en una residencia de ancianos y tres semanas en el hospital, donde estuve en el servicio de endoscopias, cirugía, otorrinolaringología, medicina interna y traumatología. Cabe destacar que las enfermeras en Finlandia trabajan como celador, auxiliar y enfermera, por lo que los primeros días fue un poco chocante; sin embargo, aprendí mucho, y estuve muy contenta, ya que todos los enfermeros que me asignaron sabían hablar perfectamente inglés y me lo iban explicando absolutamente todo. Se entregaron al 100% en mi aprendizaje día a día, me dejaron que realizase cualquier técnica o cuidado y me iban traduciendo la conversación con los pacientes si éstos hablaban en finés. Su amabilidad y atención por los estudiantes se pudo ver desde el primer día. Las prácticas finalmente pasaban volando y tuve la suerte de que no estaban muy lejos de dónde vivía y por las tardes podía seguir haciendo planes con todos los de allí.
Aparte de hacer prácticas y cursar asignaturas pudimos disfrutar mucho de lo que no era solo un curso académico. Fuimos a Laponia donde pudimos ver las auroras boreales, visitamos a Papa Noël, paseamos en trineo con los renos y huskies, nos bañamos en el océano Ártico e incluso pescamos en un lago congelado… Y ya que estábamos por Finlandia, aprovechamos y viajamos a Estocolmo, Tallin, San Petersburgo, sin olvidarnos de los rincones, pueblos y ciudades que esconde Finlandia: Porvoo, Tampere, Turkuu, parques nacionales como Nuksio o la propia capital, Helsinki, en la que nos apuntamos a cada evento, actividad, y fiesta que se organizaba.
En conclusión, resumo esta experiencia como increíble y felicidad las 24 horas del día. Puedo afirmar que han sido unos de los mejores meses de mi vida, y que doy gracias de corazón por esta gran oportunidad que he tenido. Sólo tengo que buenos recuerdos, experiencias, vivencias y cosas buenas.
Hay que aprovechar cada día, cada momento, cada fiesta, cada plan porque el tiempo pasa volando, y cuando menos te lo esperes estás haciendo las maletas otra vez de vuelta a casa; pero esta vez, con una maleta llena de las mejores amistades, con las que te vas a casa con una verdadera familia. Amigos internacionales, que, aunque algunos vivan lejos, sé que seguirán formando parte de ella. Porque te das cuenta que has aprendido cada minuto algo sobre sus costumbres y cultura, bailado hasta al amanecer, reído, disfrutado, has descubierto lugares inexplorables a su lado y has hecho locuras que nunca hubieras imaginado, por lo que lo demás está de más. Vivir a menos 20 grados y tener 5 horas de sol es lo de menos.
Gracias Hyvinkaa por enseñarme tanto día a día. Dejo una parte de mí allí. Has hecho que crezca académicamente y personalmente. He madurado como persona, me he dado cuenta de lo que soy capaz, me ha permitido salir de mi zona de confort y aprender a ser totalmente independiente. También he aprendido a manejarme por mi misma de una forma mucho más eficaz, a convivir con jóvenes que no eran mis amigos o mi familia. He aprendido a saber escuchar, a no tener prejuicios ni valoraciones sobre otras culturas o personas. Y ha aumentado mi curiosidad e interés en temas que anteriormente no lo eran…. y sin olvidarnos que desde el primer minuto hasta el último he podido mejorar el inglés con todos y cada uno de los que formaron parte de mi experiencia.
“Es difícil decir adiós a algo tan bueno y que te ha aportado tanto, pero me voy sabiendo que jamás dejaré de ser Erasmus, porque solo quienes lo hemos hecho somos capaces de entenderlo”
Finlandia (Hyvinkää)
Mariam Montes
¡Hola! Soy Mariam Montes, estudiante de 3º de enfermería en la UCV.
Tenía claro antes de comenzar la carrera que me quería ir de Erasmus, donde fuese, pero yo me iría.
Pero a la hora de la verdad llegaron los temores y los miedos. Estaba en segundo de carrera y todo el mundo comenzó a solicitar plaza; yo me aferré a que no sabía dónde ir y que no quería arriesgarme, entonces Esther, la coordinadora internacional, me envió un correo cómo último aviso para solicitarlo. Quedé con dos amigos (María Alborch y Xema Sánchez) ese día para ir a la Mascletà, y entre medio de toda la gente y el barullo, lo decidimos, nos íbamos de Erasmus. Pero… ¿dónde?
Quedaban tres plazas en Finlandia, lo solicitamos… y ¡nos aceptaron! Ya era oficial que el trio LaLaLa nos íbamos a la otra punta de Europa.
Llegamos a Finlandia un 7 de enero, con 3 maletas cada uno y con miles de sueños e ilusiones dentro de ellas, y también mucha ropa de invierno. Aunque en la estación de Tikkurila nos separaríamos, Xema se iba a Vantaa y María y yo nos íbamos a Hyvinkää.
Llegamos a Hyvinkää (a 45 minutos en tren de Helsinki) dónde nos esperaba una alumna “buddy” que nos acompañó a casa, nos explicó los trenes y autobuses, etc. Esa tarde conocimos a todos nuestros compañeros de Erasmus, que en poco tiempo pasarían a ser grandes amigos. Vivíamos en una zona residencial de casas, que nos ofrecía la universidad, unos dieciséis estudiantes de todo el mundo, además de gente joven finlandesa. En cada casa vivían 2 o 3. En mi caso, yo vivía con Paula de Alemania y con Cynthia de Hong Kong.
Nuestro programa consistía en un Erasmus estudios + prácticas; comenzamos las clases desde enero hasta mitades de marzo en Laurea University of Applied Sciences. Teníamos clases algunos viernes y sábados, pero no siempre ya que nuestro trabajo consistía en hacer un proyecto sobre todos los temas relacionados con el sistema de sanidad, y la mayoría de trabajo era online y lo podías hacer desde casa. En las clases sólo estábamos María y yo de estudiantes de Erasmus, la gente que venía con nosotras a clase era gente mayor y con poco nivel de inglés, por eso la profesora daba media clase en finlandés y media en inglés, al principio estuvimos un poco desacuerdo, pero luego lo solucionamos, nos juntaron con varios compañeros con más nivel y nos ayudaban en todo. Al terminar el proyecto hicimos una exposición sobre todo el trabajo que habíamos realizado esos meses. También teníamos una asignatura online de finlandés (en mi opinión muy importante si vas a hacer prácticas en hospital, ya que aprenderás lo básico del idioma en el país que estás), hacía dos o tres tareas a la semana, y aprendí lo básico como: buenos días, adiós, gracias, ¿cómo estás?, etc.
Mi coordinadora de la universidad me explicó que mis prácticas consistirían en asistir a 3 centros diferentes (hospital, residencia de ancianos y cuidados a domicilio “homecare”). Serían 7 semanas de prácticas (4 semanas en el hospital, 2 en la residencia y una en “homecare”.
El 18 de marzo comencé las prácticas en el Hospital de Hyvinkää, durante un mes estaría en diferentes áreas del hospital. Estuve en: “Leiko”, diálisis, endoscopias, urgencias, planta postquirúrgica, sala post-anestésica, quirófano, otorrinolaringología. Cada 2-3 días cambiaba de área. Al tratarse de un hospital universitario había muchos estudiantes, y todos los compañeros tenían muy buen nivel de inglés, el problema venía con los pacientes, muchos de ellos no hablaban nada y siempre dependías de la enfermera. Participaba en todas las labores de enfermería, a la hora de preparar material, ayudar al paciente, etc. Luego empecé en la residencia de ancianos Kauniston Palvelukeskus en Hyvinkää durante dos semanas; en Finlandia las enfermeras también realizan las labores que es España hacen las auxiliares, además que el rango de pacientes es menor 3-4, en la residencia noté más cómo se diferenciaban las tareas, ya que el trabajo era más cómo de auxiliar. La última semana de prácticas estuve en Lepovilla, un centro de “Homecare”. Este tipo de servicio consiste en atender a personas mayores que viven solos y necesitan supervisión. Todos los días la enfermera y yo acudíamos a las casas de nuestros pacientes; tomaba constantes, preparaba los pastilleros, si requerían análisis de sangre sacaba sangre y luego la llevamos al laboratorio, administraba heparina, control de glucemias, administración de insulina, etc.
En cuanto a las prácticas tengo que decir que al principio lo veía todo horrible, mucho tiempo y muchas horas, pero después de todo lo aprendido sé que ha merecido la pena. Es bueno aprender la labor de enfermería en diferentes sitios y en otro país.
En cuanto a los viajes, gracias a asociaciones como ESN y Laureamko hemos ido a diferentes viajes como: Laponia, Estocolmo, Tallín y San Petersburgo. Estas asociaciones han hecho que conociese a muchísima más gente de otros países e incluso del mío, que vivían en otras partes de Finlandia. Todos los fines de semana había algún plan, fiestas, viajes, excursiones, etc. Es un país muy diferente a lo que estamos acostumbrados, está lleno de naturaleza y de rincones increíbles (ciudades como Porvoo, Tampere, Turku; parques nacionales como Nuksio; islas como Suomelinna)
Es una experiencia maravillosa, la persona que se va, no es la que vuelve. Vuelves a casa con añoro de los que has vivido, con recuerdos y sin un trozo de tu corazón que lo dejas allí y en cada persona que ha hecho de esos meses los mejores meses de tu vida.
Vuelves siendo otra persona, más valiente, con más confianza en ti misma, con ganas de más experiencias e imparable.
Finlandia (Laurea)
Verónica Toledo
¡Hola! Soy Verónica Toledo, curso enfermería y escribo y quiero contaros un poco mi experiencia cuando me fui el segundo cuatrimestre de enfermería a Finlandia (concretamente a Vantaa, cerca de Helsinki).
Me fui con mis padres un 3 de enero a las 6 de la mañana y cuando estábamos llegando a Helsinki lo único que se veía desde el avión era la nieve por lo que el adivinar dónde estaba la pista era difícil, aunque aterrizamos sin problemas. Al llegar nos enteramos que nuestras maletas se habían quedado a mitad camino, en Ámsterdam. Así que, ligeros de equipaje nos fuimos a un apartamento que habíamos alquilado. Para mi sorpresa a las 14h ya era prácticamente de noche y estábamos a -6º.
La universidad a la que pertenecía, Laurea University of Applied Sciences, había asignado un alumno-tutor (buddy) por cada tres alumnos que nos guiarían y ayudarían con todos los temas tanto de la facultad, alojamiento, desplazamiento… Así que, el segundo día quedé con ella para ir al aeropuerto a recoger las maletas y, ya de paso conocí a la otra estudiante que tenía a su cargo, una chica alemana llamada Anna que para mi alegría también era estudiante de enfermería e íbamos a vivir en la misma finca. Ya con el tema de las maletas resuelto, nos dirigimos al que iba a ser mi nuevo hogar durante 5 meses. Al día siguiente, mis padres volvieron a España y ya me quedé en mi apartamento sola ya que la que en un futuro sería mi compañera de piso vendría unos días más tarde. Esa semana poco a poco empezaron a llegar nuevos compañeros a la nueva finca y gracias a los Buddys nos pudimos conocer todos. Fuimos a Ikea todos juntos a comprar lo que le faltaba a cada uno en su casa, así como la comida, por lo que esa misma noche decidí organizar la primera cena Erasmus en mi casa. A ella acudieron dos chicas alemanas (Anna y Zahra), dos chicas húngaras (Vivien y Kriszti), una francesa (Alix) y tres españoles (Cristina, Rut y mi compañero de clase aquí en España José María). Lo pasamos genial.
En los meses de enero y febrero me sentí un poco “Nini”, dado que apenas había clases en la facultad. Allí tuve la oportunidad de apuntarme a dos organizaciones estudiantiles (ESN y Laureamko) que organizan diversas fiestas y viajes grupales con descuentos, la universidad también contaba con sala de cine, sala de descanso con hamacas y como no, un gimnasio (al que apenas fui por vaguería). El sistema educativo de Finlandia es muy diferente al español, los estudiantes erasmus compartíamos clase con los estudiantes fineses que querían formarse en inglés, también allí es todo más didáctico y participativo en donde debatíamos todos sobre los diferentes modelos de sanidad de nuestros respectivos países, por lo que eran 4h muy intensas y agotadoras. Estos dos meses tan solo tuvimos una asignatura, con lo que aprovechamos para ir conociendo Helsinki y los pueblecitos, islas y parques naturales de su alrededor (como Porvoo, Suomelina o Nuksio). Aunque seguía sin acostumbrarme a que se hiciera de noche tan pronto, por lo que aprendimos a aprovechar muy bien las horas de luz.
Helsinki, a pesar de ser capital de Finlandia, es muy pequeño, pero destaca por sus diversos estilos arquitectónicos influenciados por varios arquitectos muy famosos como Alvar Aalto, que ha dejado una huella imborrable en esta ciudad, destacando la universidad que lleva su nombre y que vale la pena visitar o también el salón de actos y ceremonias de Helsinki.
ESN organizó la primera excursión de estudiantes cogiendo un ferry para ir a la capital de Estonia, Tallín. Es una ciudad muy pequeña y muy bonita, aunque todo lo que veíamos era blanco.
Dos semanas después, Laureamko organizó un viaje a Laponia de 8 días, y ha sido una de las mejores experiencias de mi vida que jamás olvidaré. Allí, visitamos el pueblo de Santa Claus en Rovaniemi, aprendimos a construir un iglú de nieve “Quinzhee”, a hacer fuego sin mechero, a pescar haciendo un agujero en el hielo, excursión en trineo con Huskyes, renos y un viaje exprés a Noruega en donde entramos en una gran sauna y nos bañamos en el Océano Ártico. Lo que más me impactó fue el ver las auroras boreales, que son un cielo de colores en movimiento indescriptibles, para celebrarlo hicimos una barbacoa nocturna a -18º en medio del claro de un bosque.Y para añadirle más emoción al viaje, nuestro autobús se estropeó volviendo a Helsinki en mitad de la noche, y al final fueron 19 las horas que tardamos en volver. Lo recomiendo absolutamente.
Como le cogí el gusto a los viajes, tres amigas y yo decidimos por nuestra cuenta hacer un viaje de cuatro días a Estocolmo, capital de Suecia. Mis amigas alemanas (encargadas oficiales de buscar ofertas) encontraron vuelo+alojamiento por solo 110€. Estocolmo es de las ciudades más me ha sorprendido, la ciudad de las islas, y en donde las estaciones de metro tienen diseños bastante peculiares. Ya les he dicho a mis padres que tenemos que ir juntos a visitarla de tantas cosas que me quedé por ver.
Después de tanto viaje, ya era hora de ponerse en serio con los estudios, tenía clase casi todos los días en la facultad mañana y tarde, y si a eso le añadimos la cantidad de trabajos que mandaban y algún que otro examen, fueron unos meses agotadores y muy intensos porque no dejamos de salir de fiesta cada jueves en las que conocimos a muchos Erasmus de diferentes países por lo que el grupo se hacía cada vez más grande.
El último viaje lo organizó Laureamko y fue a San Petersburgo. Fuimos en un crucero, que fue una fiesta continua, hasta llegar al día siguiente a la famosa ciudad y comenzar a hacer turismo. Visitamos muchos lugares con un gran significado histórico: el museo y palacio de invierno Hermitage, el palacio de Santa Catalina, y numerosas iglesias y catedrales ortodoxas. También hubo tiempo de ver el famoso ballet “El lago de los cisnes” y disfrutar de una cena típica rusa. Lo que impacta de San Petersburgo es que te da la sensación de que estás en otra época, ya que se cuida mucho los edificios y no se permite construir edificios modernos en el centro de la ciudad, todos tienen que guardar una misma línea.
Ya en Helsinki, acabamos los últimos trabajos de asignatura y también los exámenes finales dado que el mes de mayo mi compañero y amigo José María y yo realizaríamos nuestras prácticas como enfermeros en el HUS Clínica otorrinolaringológica y oftalmología situada en Kasarmikatu, a unos 10’ de Helsinki en Tranvía.
En este hospital pasamos por diversos servicios como urgencias, policlínica, postoperatorio o quirófano. Sin embargo, nos llevamos una desagradable sopresa al ver que en este país el trabajo de enfermería es menor que en España, y que la barrera del idioma no nos permitió hacer bien nuestro trabajo e interactuar con los pacientes. A pesar de este aspecto negativo del Erasmus, recomendaría totalmente la experiencia de un Erasmus en Helsinki, aunque sin hacer prácticas, aunque me sirvió para valorar tanto la sanidad española como la formación que recibimos las enfermeras en nuestra universidad, y agradecer el esfuerzo que hacen los profesionales cuando estamos en prácticas para transmitirnos los conocimientos necesarios que nos ayuden a desarrollar nuestra profesión de la mejor forma posible.
Las últimas semanas fueron muy duras dado que poco a poco todos nosotros fuimos finalizando nuestro Erasmus, y volviendo a nuestros países, por lo que nuestro corazón se iba rompiendo con cada “adiós”.
En este Erasmus, hemos llegado a sentirnos como una familia dado que nos apoyábamos los unos en los otros, tanto para lo bueno como para momentos malos y tristes. Son cinco meses de innumerables emociones ya que también hubo momentos en los que la soledad y anhelo de nuestro hogar nos invadía, pero al vivir todos nosotros en la misma finca siempre había alguien del grupo que acudía en tu ayuda. Aprender a convivir, a respetar a los demás, el comprender que no todos tenemos que ser iguales, el aceptar las diferencias, el ser más tolerante y paciente, son algunos de los muchos aprendizajes que he podido realizar gracias a esa experiencia. También, el tener que vivir con otra persona en un piso, el llegar a acuerdos con la limpieza y comida del hogar, el solucionar los problemas en una lengua que no es tuya, lavar la ropa, planchar… básicamente lo asemejaría a independizarte, pero con el plus del idioma.
Esta experiencia, me ha ayudado no solo a perder la vergüenza y desenvolverme a la hora de hablar en inglés, sino que también ha supuesto un crecimiento personal muy importante ya que he tenido que resolver todas aquellas situaciones que se iban presentando día a día.
Por todo ello considero muy positiva mi experiencia y lo recomiendo a todo el mundo. Os aseguro que cuando volváis no seréis lo mismos.