De mayor quiero ser enfermera, de mayor quiero ser feliz!

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Hoy se celebra el día Internacional de la Felicidad. Hemos querido pedir a nuestra profesora Vanessa Ibáñez, las claves para ser un poco más feliz y hacer más felices a los que nos rodean.

Un cuento para ser feliz

Uno de los cuentos favoritos de mis hijas trata sobre el lenguaje positivo. Cuenta la historia de dos niños que tienen una tía maravillosa que siempre está muy contenta. Un día les dice el secreto para sonreír y estar siempre de buen humor. Les explica que todos tenemos una mochila invisible que se llena de las palabras que recibimos de otras personas al comunicarnos. Cuando las palabras que nos llegan a la mochila son positivas, se transforman en pompas de jabón, haciéndote sentir bien y ligero. Si las palabras son negativas pasa lo contrario y se transforman en piedras pesadas que nos hacen sentir mal y entristecen nuestro corazón.

¿Qué son los cuidados invisibles?

Las palabras son invisibles, como la mochila del cuento y como algunos cuidados que aplicamos los enfermeros y que en principio no son “registrables”. Esto son los denominados “cuidados invisibles”. Cuando los profesionales de enfermería realizamos nuestra práctica profesional acompañada de una sonrisa, de un gesto de cariño y unas palabras amables, la mochila invisible de nuestros pacientes se llena de pompas que hacen que su corazón esté contento. Así los empoderamos para afrontar mejor su proceso de salud y enfermedad.

Llevemos mochilas ligeras

Sólo si conoces la importancia de empatizar con los demás y cuando tu propósito no es otro que tratar lo mejor posible a los que te rodean, puedes acercarte a la felicidad. Al hacerlo descubres que la felicidad es una decisión. Es decir, depende de cómo cada uno decide reaccionar en el camino de la vida. Incorporando una actitud positiva será difícil que en nuestra mochila entre alguna piedra. Cuando somos amables con los demás nos retroalimentamos de las pompas que regalamos y la felicidad nos encuentra.

Los enfermeros somos expertos en aplicar cuidados pero no debemos olvidar los cuidados invisibles de los que tantas veces nos han hablado nuestros profesores en el aula. Llenemos las mochilas de nuestros pacientes, familiares, amigos, compañeros y nuestras propias mochilas de muchísimas pompas de jabón. Si lo hacemos, conseguiremos que la felicidad nos acompañe para siempre.

¿Sabéis como se titula el libro en el que está el cuento de la mochila invisible?

“De mayor quiero ser… feliz”.

Vanessa Ibáñez.

Coordinadora Oficina Prácticas Enfermería

Profesora Cuidados en Salud Mental

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