Reflexión domingo 30 de mayo
Del Evangeliosegún san Mateo 28,16-20
En aquel tiempo, los once discípulos se fueron a Galilea, al monte que Jesús les había indicado. Al verlo, ellos se postraron, pero algunos vacilaban. Acercándose a ellos, Jesús les dijo: «Se me ha dado pleno poder en el cielo y en la tierra. Id y haced discípulos de todos los pueblos, bautizándolos en el nombre del Padre y del Hijo y del Espíritu Santo; y enseñándoles a guardar todo lo que os he mandado. Y sabed que yo estoy con vosotros todos los días, hasta el fin del mundo.»
Palabra del Señor
Reflexión
El misterio de la Santísima Trinidad como su propio nombre indica es un misterio. Nosotros creemos en un solo Dios en tres Personas. Y como es un misterio es imposible de entender, pues se refiere a la esencia misma de Dios.
Así es el misterio de la Santísima Trinidad es el más grande de los misterios de nuestra fe. Y por eso es imposible de ser comprendido por nosotros, pues nuestra inteligencia es limitada.
Sin embargo, lo importante de este misterio central de nuestra fe no es explicarlo, sino vivirlo. Como hombres y mujeres de fe que somos, sabemos que Dios nos lo ha dado a conocer revelándose como Padre, como Hijo y como Espíritu Santo: Tres Personas distintas, pero un mismo Dios.
Aunque las Tres Divinas Personas no se pueden separar, actúan juntas, al Padre se le atribuye la Creación, al Hijo la Redención y al Espíritu Santo la Santificación.
Que le pidamos a la Santísima Trinidad que nos conceda cada día ser más fieles a Dios y llenos de su gracia podamos dar testimonio del amor de Dios a los demás.