1 sept

Reflexión miércoles 1 de septiembre

Lectura de la carta del Apóstol San Pablo a los Colosenses 1,1-8
El mensaje de la verdad ha llegado a vosotros y al mundo entero.

Pablo, apóstol de Cristo Jesús por designio de Dios, y el hermano Timoteo al pueblo santo que vive en Colosas, de hermanos fieles a Cristo.
Os deseamos la gracia y la paz de Dios nuestro Padre.

En nuestras oraciones damos siempre gracias por vosotros a Dios Padre de nuestro Señor Jesucristo, desde que nos enteramos de vuestra fe en Cristo Jesús y del amor que tenéis a todo el pueblo santo.

Os anima a esto la esperanza de lo que Dios os tiene reservado en los cielos, que ya conocisteis cuando llegó hasta vosotros por primera vez la Buena Noticia, el mensaje de la verdad.

Esta se sigue propagando y dando fruto en el mundo entero, como ha ocurrido entre vosotros desde el día en que lo escuchasteis y comprendisteis de verdad lo generoso que es Dios.

Fue Epafra quien os lo enseñó, nuestro querido compañero de servicio, auxiliar fiel que Cristo nos ha dado.

El ahora nos ha hecho ver el profundo amor que sentís por nosotros

Palabra de Dios

Lectura del santo evangelio según san Lucas (4,38-44):

En aquel tiempo, al salir Jesús de la sinagoga, entró en casa de Simón. La suegra de Simón estaba con fiebre muy alta y le pidieron que hiciera algo por ella. Él, de pie a su lado, increpó a la fiebre, y se le pasó; ella, levantándose en seguida, se puso a servirles. Al ponerse el sol, los que tenían enfermos con el mal que fuera se los llevaban; y él, poniendo las manos sobre cada uno, los iba curando.
De muchos de ellos salían también demonios, que gritaban: «Tú eres el Hijo de Dios.»
Los increpaba y no les dejaba hablar, porque sabían que él era el Mesías. Al hacerse de día, salió a un lugar solitario. La gente lo andaba buscando; dieron con él e intentaban retenerlo para que no se les fuese.
Pero él les dijo: «También a los otros pueblos tengo que anunciarles el reino de Dios, para eso me han enviado.»
Y predicaba en las sinagogas de Judea.

Palabra del Señor

 

REFLEXIÓN

Comenzamos a escuchar la carta de san Pablo a los Colosenses, que nos acompañará unos días.

San Pablo nos dice que es apóstol de Cristo Jesús por designio de Dios. En el ser cristiano, nadie trabaja “por cuenta propia”. Todos somos elegidos, llamados, enviados: No me habéis elegido vosotros a mí; más bien os he elegido yo a vosotros, y os he destinado para que vayáis y deis fruto…

La comunidad cristiana no es un grupo de amigos, es un pueblo santo elegido por Dios para vivir la fe no de una manera solitaria, sino formando una familia, un pueblo. Un pueblo de hermanos fieles a Cristo. Los hermanos no se eligen, se acogen como un don de Dios, y viven iluminados por la Palabra de Dios para hacer Su voluntad.

Pablo da gracias a Dios por la fe, la esperanza y la caridad, que se manifiestan en los colosenses. Son las tres virtudes teologales, fundamento de la vida cristiana. Son un don de Dios, y el que las vive está en la verdad del Evangelio.

Destaca cómo os amáis en el Espíritu. El amor entre los hermanos de la comunidad no es meramente humano. No se queda en lo sentimental o afectivo. Es un amor sobrenatural, como el de Cristo: amaos como yo os he amado.

Amar al otro como Dios lo ama: como es, sin exigirle nada, gratuitamente; amarle por lo que es: un hermano que Dios te ha dado. Mirarle como Dios lo mira: como un padre lleno de ternura y misericordia. Amándole en su debilidad, en la dimensión de la cruz (cf. Jn 15, 12-13).

Este será un signo de haber acogido el don del Espíritu Santo, que ha derramado en nuestros corazones el amor de Dios (cf. Rm 5, 5).

A toda la tierra alcanza su pregón  (cf. Sal 19, 5).

¡Ven Espíritu Santo!  (cf. Lc 11, 13).

 

Acción Familiar

Él les dijo: «También a las demás ciudades tengo que llevarles la Buena Noticia del reinado de Dios, porque para eso he sido enviado». Y predicaba en las sinagogas de Judea. (Lucas 4; 43-44)

 Gesto

  1. Encender una vela.
  2. Comienzo: En el nombre del Padre… (Señal de la Cruz).
  1. Gesto en Familia:
  • Repetir mentalmente: “Dios está presente, aquí y ahora, con su soplo de vida para mí y para todo lo que me rodea”
  • Por unos momentos, quedo en silencio, consciente de su Presencia y su Amor.
  • En la seguridad que Dios me ama incondicionalmente, me pregunto. ¿Qué uso hago de mi libertad? ¿Soy testigo de la Buena Noticia del Señor con mi vida? Hago propósito de mejora …
  1. Oración final:

Señor, ayúdame a estar totalmente viva/o

En Tu Santa Presencia

Envuélveme en tu Amor

Que mi corazón sea uno con el tuyo.

Señor, me creaste para vivir en libertad.

Que Tu Espíritu Santo me guíe para seguirte libremente.

Instala en mi corazón el deseo

de conocerte y amarte cada día más.

Gloria al Padre, al Hijo, y al Espíritu Santo,

Como era en un principio, Ahora y siempre.

por los siglos de los siglos

 Amén.

pastoral

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