miercoles 27 de mayo

Reflexión miércoles 27 de mayo

LECTURAS

Lectura del libro de los Hechos de los Apóstoles,  20, 28-38

En aquellos días, dijo Pablo a los presbíteros de la Iglesia de Efeso:

«Tened cuidado de vosotros y de todo el rebaño sobre el que el Espíritu Santo os ha puesto como guardianes para pastorear la Iglesia de Dios, que él se adquirió con la sangre de su propio Hijo. Yo sé que, cuando os deje, se meterán entre vosotros lobos feroces, que no tendrán piedad del rebaño. Incluso de entre vosotros mismos surgirán algunos que hablarán cosas perversas para arrastrar a los discípulos en pos de sí. Por eso, estad alerta: acordaos de que durante tres años, de día y de noche, no he cesado de aconsejar con lágrimas en los ojos a cada uno en particular.

Ahora os encomiendo a Dios y a la palabra de su gracia, que tiene poder para construiros y haceros partícipes de la herencia con todos los santificados. De ninguno he codiciado dinero, oro ni ropa. Bien sabéis que estas manos han bastado para cubrir mis necesidades y las de los que están conmigo. Siempre os he enseñado que es trabajando como se debe socorrer a los necesitados, recordando las palabras del Señor Jesús, que dijo: «Hay más dicha en dar que en recibir»».

Cuando terminó de hablar, se puso de rodillas y oró con todos ellos. Entonces todos comenzaron a llorar y, echándose al cuello de Pablo, lo besaban; lo que más pena les daba de lo que había dicho era que no volverían a ver su rostro. Y lo acompañaron hasta la nave.

Palabra de Dios

SALMO RESPONSORIAL

Salmo 67

Reyes de la tierra, cantad a Dios.

Oh, Dios, despliega tu poder,
tu poder, oh, Dios, que actúa en favor nuestro.
A tu templo de Jerusalén
traigan los reyes su tributo. w.

Reyes de la tierra, cantad a Dios.

Reyes de la tierra, cantad a Dios,
tocad para el Señor, tocad para Dios,
que avanza por los cielos, los cielos antiquísimos;
que lanza su voz, su voz poderosa.
«Reconoced el poder de Dios».

Reyes de la tierra, cantad a Dios.

Sobre Israel resplandece su majestad,
y su poder sobre las nubes.
¡Dios sea bendito!

Reyes de la tierra, cantad a Dios.

ALELUYA

Aleluya, aleluya, aleluya.

Tu palabra, Señor, es verdad;
santifícanos en la verdad.

Lectura del santo Evangelio según san Juan 17,11b-19

En aquel tiempo, levantando los ojos al cielo, oró Jesús diciendo:

«Padre santo, guárdalos en tu nombre, a los que me has dado, para que sean uno, como nosotros. Cuando estaba con ellos, yo guardaba en tu nombre a los que me diste, y los custodiaba, y ninguno se perdió, sino el hijo de la perdición, para que se cumpliera la Escritura. Ahora voy a ti, y digo esto en el mundo para que tengan en sí mismos mi alegría cumplida.

Yo les he dado tu palabra, y el mundo los ha odiado porque no son del mundo, como tampoco yo soy del mundo. No ruego que los retires del mundo, sino que los guardes del maligno. No son del mundo, como tampoco yo soy del mundo.

Santifícalos en la verdad: tu palabra es verdad. Como tú me enviaste al mundo, así yo los envío también al mundo. Y por ellos yo me santifico a mí mismo, para que también ellos sean santificados en la verdad.

Palabra del Señor.

REFLEXIÓN

Continuamos escuchando en el Evangelio de la Oración sacerdotal de Jesús.

Jesús pide para sus discípulos la unidad en el mutuo amor. Ninguna fuerza del mundo podrá separarlos de él. Jesús pide para sus discípulos protección y custodia: El mundo los ha odiado porque no son del mundo, como tampoco yo soy del mundo. No ruego que los retires del mundo, sino que los guardes del mal.

Estos son signos inequívocos de la acción del Espíritu: unidad y comunión; vivir en la verdad y en la fidelidad al Señor; vivir en el amor, como Cristo nos ha amado.

Y este es el peligro que acecha siempre a la Iglesia. Por ello, san Pablo advierte a de los presbíteros de la Iglesia de Éfeso: Tened cuidado de vosotros y de todo el rebaño sobre el que el Espíritu Santo os ha puesto como guardianes para pastorear la Iglesia de Dios… Porque se meterán entre vosotros lobos feroces, que no tendrán piedad del rebaño… De entre vosotros surgirán algunos que hablarán cosas perversas para arrastrar a los discípulos en pos de sí.

La falsedad es la marca del diablo. Y suele ir acompañada de la codicia y de la vanagloria, de pretender robarle la gloria a Dios, porque en el fondo se vive en la idolatría.

En el centro de esta oración está la petición de consagración. Jesús dice al Padre: No son del mundo, como tampoco yo soy del mundo. Santifícalos en la verdad: tu palabra es verdad. Como tú me enviaste al mundo, así yo los envío también al mundo. Y por ellos yo me santifico a mí mismo, para que también ellos sean santificados en la verdad.

Consagrar es entregar algo totalmente a Dios. Por eso, tiene el significado de envío, de misión. Entregar a Dios quiere decir ya no pertenecerse a sí mismo, sino al Señor. Para lo que Él quiera.

Es vivir no con espíritu de siervo, sino de amigo. Y el que ama simplemente disfruta dándose.

Que en este tiempo de dificultad y de gracia también tú puedas abrirte a la acción del Espíritu Santo y puedas experimentar que hay más dicha en dar que en recibir.

¡Ven Espíritu Santo! (cf. Lc 11, 13).

Canto

Bendición

https://youtu.be/pM666Ug_-XY

Acción Familiar

Dichosos los que tienen espíritu de pobres, porque de ellos es el reino de los cielos. (Mateo 5,3), dice el Señor. Muchas veces nos dejamos “llenar” por lo material, un empacho que nos arrastra a un vacío mayor y no nos deja ver que sólo Dios es el alimento que sacia nuestro ser por completo.

Gesto

1. Encender una vela.

2. Comienzo: En el nombre del Padre….. (Señal de la Cruz)

3. Gesto en Familia:

En este tiempo hemos estado privados de muchas cosas y hemos aprendido a valorar otras tantas, la mayoría no materiales. En familia compartir qué es lo inmaterial que más habéis hecho en falta y cómo lo vais a vivir desde ahora. Terminar con la oración del día.

4. Oración final:

QUERIDO Padre que estás en los cielos,

gracias por querer darnos alegría

y sujetar con firmeza nuestra vida terrenal bajo tu cuidado.

Que tengamos la confianza de estar en tus manos.

Danos la luz de la fe,

y que esta luz nos guíe en los asuntos materiales

y nos ayude a esperar con paciencia

hasta que se abran las puertas para nosotros y pasemos a través, según tu deseo.

Bendícenos; bendice nuestra vida.

Que nos volvamos alegres y libres de corazón

por medio de todo lo que Cristo Jesús nos da.

Que tu obra divina y tu amor paternal

nos lleven y apoyen por toda la vida en la fundación que él establece para nosotros.

Amén

pastoral

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