8 julio

Reflexión Miércoles 8 de julio

PRIMERA LECTURA

Es tiempo de consultar al Señor

Lectura de la profecía de Oseas 10, 1-3. 7-8. 12.

Una viña arrasada es Israel, el fruto es como ella. Por la abundancia de sus frutos, multiplicó sus altares. Cuanto más rica era su tierra, más adornaban sus estelas. Su corazón es inconstante, así pues pagarán. Él mismo hará pedazos sus altares, demolerá sus estelas.

Entonces dirán: «no tenemos rey porque no tuvimos temor del Señor…, y el rey ¿qué haría por nosotros?». Ha desaparecido el rey de Samaría, como una rama de la superficie del agua. Serán destruidos los altozanos de la Iniquidad, ¡pecado de Israel! Espino y maleza crecerán sobre sus altares.

Dirán a las montañas: «Cubridnos», y a las colinas: «Caed sobre nosotros». Sembrad con justicia, recoged con amor. Poned al trabajo un terreno virgen. Es tiempo de consultar al Señor, hasta que venga y haga llover sobre vosotros la justicia.

Palabra de Dios

SALMO RESPONSORIAL

Buscad continuamente el rostro del Señor.

Cantadle al son de instrumentos,
hablad de sus maravillas,
gloriaos de su nombre santo,
que se alegren los que buscan al Señor.

Buscad continuamente el rostro del Señor.

Recurrid al Señor y a su poder,
buscad continuamente su rostro.
Recordad las maravillas que hizo,
sus prodigios, las sentencias de su boca.

Buscad continuamente el rostro del Señor.

¡Estirpe de Abrahán, su siervo;
hijos de Jacob, su elegido!
El Señor es nuestro Dios,
él gobierna toda la tierra.

Buscad continuamente el rostro del Señor.

ALELUYA Mc 1, 15 R∫.

Aleluya, aleluya, aleluya.

Está cerca el reino de Dios;
convertíos y creed en el Evangelio.

EVANGELIO

Id a las ovejas descarriadas de Israel

Lectura del santo Evangelio según san Mateo 10, 1-7.

EN aquel tiempo, Jesús llamó a sus doce discípulos y les dio autoridad para expulsar espíritus inmundos y curar toda enfermedad y toda dolencia.

Estos son los nombres de los doce apóstoles: el primero, Simón, llamado Pedro, y Andrés, su hermano; Santiago, el de Zebedeo, y Juan, su hermano; Felipe y Bartolomé, Tomás y Mateo el publicano; Santiago el de Alfeo, y Tadeo; Simón el de Caná, y Judas Iscariote, el que lo entregó.

A estos doce los envió Jesús con estas instrucciones:

«No vayáis a tierra de paganos ni entréis en las ciudades de Samaría, sino id a las ovejas descarriadas de Israel.

Id y proclamad que ha llegado el reino de los cielos».

Palabra del Señor.

 

REFLEXIÓN

       La fe no es una teoría que se aprende, sino una vida que se goza, que se vive con el Señor.

       Y esta vida es el camino del discipulado. En el Evangelio hemos escuchado la vocación, la llamada de los doce apóstoles.

       También el Señor a ti te dirige esta llamada. ¿Por qué? Por pura gracia, por puro amorLa elección es gratuita. No eres mejor que otros.

       Cuánto más pobre te veas y te reconozcas, ¡mejor! ¡Más le dejarás hacer al Señor! La autosuficiencia, la soberbia, la apariencia estorban a la acción de la gracia de Dios.

       El Señor te invita a vivir una vida nueva, la vida que el Espíritu Santo está haciendo en ti, si le dejas hacer. Por eso hay que dejar los “proyectos”, especialmente tu proyecto de santidad.

      El protagonista de la santidad no eres tú. Es el Espíritu Santo. Todo es don, todo es gracia. Tú, ¡déjate hacer! Déjate modelar por el Espíritu, como Él quiera. Sólo los humildes pueden ser santos. Y te hará santo, en primer lugar, en tu vocación concreta: si el Señor te ha llamado al matrimonio, ahí hará la obra de tu santidad…

       La santidad no es el perfeccionismo narcisista. La santidad es dejarte hacer cada día por el Espíritu Santo que, contando con tu debilidad, hará aparecer en ti una nueva criatura. En el perfeccionismo, el protagonista eres tú y le robas la gloria a Dios; en la santidad, el protagonista es el Espíritu Santo y vives proclamando tu magnificat: alabando a Dios que está haciendo obras grandes en ti.

       El Espíritu Santo hará en ti la obra de la santidad contando con tus pobrezas y debilidades. ¡No les tengas miedo! Ten miedo de la soberbia y del orgullo, que no dejan actuar al Espíritu.

       Y también de la acedia, la pereza espiritual, la tibieza que te hace vivir en la rutina, bajo mínimos; te hace “ir tirando”, pero sin vivir con el entusiasmo, la generosidad y la pasión del enamorado.

       Y un signo de ir creciendo en santidad es tener un corazón lleno de misericordia, como nos muestra el Evangelio. Un corazón tan lleno del Señor que puede ver con los ojos de Dios y encontrarse con Él en las personas que el Señor te pone delante. Entonces aparecerán los signos de que ha llegado el reino de Dios.

       ¡Os daré un corazón nuevo!  (cf. Ez 36, 26).

       ¡Ven Espíritu Santo!  (cf. Lc 11, 13).

CANTO   Jesús refugio

https://www.youtube.com/watch?v=KFCstgNeWuc&feature=youtu.be

 Acción Familiar

Dios no defrauda a quien se acoge a Él y no cesa de bendecirnos a diario. Tenemos que estar atentos para poder reconocer los gestos de amor que Dios nos da y así, reconociendo el amor que nos tiene, crecer cada vez más en nuestro amor a Él.

Gesto

  1. Encender una vela.
  2. Comienzo: En el nombre del Padre….. (Señal de la Cruz)
  1. Gesto en Familia:

Al final del día, hacer examen de conciencia e intentar descubrir qué regalos nos ha hecho Dios en este día. El regalo más grande de ese día se puede compartir con la familia.

  1. Oración final:

Dios nuestro Señor,

te damos gracias por todo lo que tú has hecho

y todo lo que tú estás haciendo para nosotros;

por la salvación de toda necesidad y la muerte.

Gracias por todas las señales que tú nos das,

indicando que has escuchado nuestras oraciones

cuando, sin vacilar ni debilitarnos, ponemos nuestra esperanza en ti.

Te damos gracias por poder estar sin temor,

porque tú estás con nosotros en todo.

A pesar de nuestras imperfecciones,

tú nos muestras tu bondad una y otra vez.

Que la luz de nuestro corazón nunca se apague,

luz que nos fortalece para percibir tu bondad.

Por Jesucristo Nuestro Señor.

Amén.

pastoral

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