Análisis comparativo de realidades distantes en sectores fluviales y costeros a través de un COIL

El intercambio de conocimientos entre universidades parece, a veces, más cercano a una utopía que a una realidad concreta. Sin embargo, a lo largo de los últimos meses, se ha llevado a cabo un COIL que ha demostrado lo contrario, desafiando las distancias físicas y culturales entre dos países tan diferentes como Chile y España, pero tan parecidos en sus desafíos medioambientales.

Asimismo, este proyecto ha sido liderado por Ana María Blázquez Morilla, docente del grado en Ciencias del Mar y Decana de la Facultad de Veterinaria y Ciencias Experimentales de la UCV y Mauricio Felipe Villagrán Valenzuela, docente en la Universidad Católica de Santísima Concepción y Director del Programa de Doctorado en Inteligencia Artificial de la UCSC.

La metodología empleada ha sido el Aprendizaje Basado en Proyecto, una opción que ha permitido a los estudiantes poner en práctica sus conocimientos sobre ingeniería fluvial y costera, mientras trabajaban juntos, aunque separados por miles de kilómetros. A través de tres sesiones síncronas realizadas a través de Zoom y diversas interacciones autónomas entre los estudiantes, el proyecto ha tomado forma, revelando las complejidades y similitudes que existen en las zonas fluviales y costeras de Valencia y Chile.

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Los primeros pasos: conociendo los territorios

La primera sesión del proyecto, celebrada el 23 de octubre, marcó el inicio de este intercambio. Con la cámara activada y los micrófonos abiertos, los estudiantes de ambas universidades se presentaron y compartieron sus expectativas. Los chilenos se encargaron de modelizar el tramo final del río Júcar en Valencia, un trabajo que ha exigido aplicar los conocimientos previos adquiridos en su propio entorno. Los españoles, por su parte, analizaron la planificación costera de la zona de Pingueral, en la comuna de Tomé (Chile), comparándola con la gestión del litoral valenciano.

Lo que parecía un ejercicio técnico, se convirtió rápidamente en un espacio de reflexión mutua sobre los desafíos que enfrentan estos ecosistemas, cuyas realidades naturales, aunque lejanas entre sí, muestran puntos de contacto insospechados.

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Desarrollando el proyecto: entre datos y reflexiones

El trabajo autónomo entre los estudiantes se extendió entre el 25 de octubre y el 12 de noviembre, y fue allí donde comenzó el verdadero desafío: cómo traducir las realidades de un río chileno en un río valenciano y viceversa. Sin embargo, a medida que avanzaba el trabajo, se evidenció que la colaboración no era solo un acto de compartir información técnica, sino también una manera de integrar perspectivas distintas para encontrar soluciones a problemas comunes. Los estudiantes españoles y chilenos intercambiaron datos y conocimientos, entendiendo que el trabajo en equipo no se trataba solo de tareas individuales, sino de una construcción colectiva del conocimiento.

Los resultados obtenidos no solo fueron sorprendentes desde el punto de vista técnico, sino que también reflejaron cómo cada contexto —fluvial y costero— presentaba sus propios desafíos. La falta de recursos en algunas zonas, las presiones urbanísticas en otras, y la constante necesidad de equilibrio entre desarrollo y conservación fueron algunos de los puntos que más se discutieron en las sesiones interactivas entre los grupos.

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El gran encuentro: presentación final

El 11 de diciembre, durante la última sesión, los estudiantes presentaron los resultados de su trabajo en tableros MIRO, donde compartieron sus conclusiones y los datos obtenidos de sus estudios. Fue un momento de validación del esfuerzo colectivo, un espacio para escuchar, corregir y aprender de las diferencias y las similitudes entre las dos realidades.

El proyecto no solo se centró en comparar los datos de la gestión fluvial y costera, sino que también promovió una reflexión profunda sobre cómo la antropización de estos ecosistemas afecta su sostenibilidad a largo plazo. En este sentido, se observó que tanto en Chile como en España, la urbanización y la explotación de los recursos naturales han alterado profundamente los entornos naturales, lo que hace aún más urgente la necesidad de integrar prácticas sostenibles en la planificación y gestión de estos sistemas.

Reflexiones finales

Al concluir el análisis, los estudiantes pudieron ver más allá de las diferencias de sus realidades nacionales. Habían pasado de ser simples observadores a convertirse en agentes activos del cambio, compartiendo ideas y propuestas para mejorar la gestión fluvial y costera en sus respectivos países. Este proyecto ha dejado claro que, a pesar de la distancia, el conocimiento y la colaboración no solo son posibles, sino también fundamentales.

La evaluación final de la actividad fue positiva. Los estudiantes expresaron su satisfacción por la experiencia, reconociendo que, aunque el trabajo a distancia puede resultar complicado, la posibilidad de trabajar con compañeros internacionales ha sido invaluable.

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