Experiencia OUT – Ana Villar en Bogotá

Hoy tenemos la experiencia de Ana Villar Jiménez, alumna de enfermería que realizó su movilidad de Mundus en la universidad La Sabana, ubicada en Bogotá. Colombia.

A continuación su experiencia.


 

“Todo comenzó un día como otro cualquiera de Enero, pero no era cualquier día como parecía, este día me embarcaba en un avión rumbo a Bogotá (Colombia) juntos a mis amigos de carrea Henrik y Jaume.

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Mi cabeza era un continuo mar de dudas, me había despedido de mi familia y amigos, a los cuales no volvería a ver en un largo periodo de tiempo. Por el lugar al que decidí hacer el intercambio, mi entorno más cercano se encontraba algo más nervioso de lo normal. Por mucha pena que me dé, el concepto en general de Latinoamérica en Europa es bastante malo, se piensa que todos los países son inseguros y que la calidad del estudio es baja. Todo no más lejos de la realidad que he podido comprobar.

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Después de un larguísimo vuelo de 13 horas, llegó el momento de bajar del avión en una ciudad totalmente desconocida para mí. Aún sigo sin poder describir con exactitud el conjunto de sensaciones que tenía al bajar de ese avión.

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Nuestra suerte es que no estábamos solos, nada más llegar al aeropuerto, a mis compañeros y a mí, nos recogieron nuestras Buddies. Ellas son las personas encargadas de nuestra integración en la ciudad y la universidad. Pero no solamente son “personas encargadas de nuestro bienestar”, se convirtieron en nuestros amigos. Eran nuestro punto de apoyo si te perdías por la ciudad o nuestro mejor seguro para salir a rumbear. A ellas les debemos el habernos sentido acogidos en todo momento y eso, en un país que no es el tuyo se agradece muchísimo.

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Instalarnos en la ciudad fue verdaderamente fácil, ya que las ofertas de alojamientos en una ciudad con 8 millones de habitantes son bastantes numerosas. Nosotros en particular escogimos un alojamiento por la plataforma Airbnb que se encontraba cerca del lugar donde realizaríamos prácticas. Un piso en una urbanización muy acogedora, dónde cualquiera que se enterara de que éramos españoles les daba alegría tener extranjeros allí. Algo muy curioso, ya que España en Latinoamérica, históricamente hablando, no es que se portase muy bien con ellos. A pesar de eso, fuimos bien recibidos. Yo no me creía la facilidad con la que estaba sucediendo todo sin ningún inconveniente de por medio.

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A los días de estar allí tocó ir a la que iba a ser durante 5 meses mi universidad, la famosa Universidad de La Sabana en Bogotá. Al llegar allí mis ojos se abrieron cual platos, jamás en mi vida había estado en un campus universitario de esa magnitud, mi sensación era la de estar en una película Estadounidense con esos campus universitarios que crees que no vas a ver en la vida. Pues sí, lo estaba viendo y encima era donde iba a estudiar.

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La acogida por parte de la universidad a todos los extranjeros fue brutal, hicieron jornadas de bienvenida, dónde hicimos recorrido por el campus (con un mapa, claro está, por la magnitud del lugar), durante toda la mañana nos dieron directrices de la ciudad y el país. Cosas que no nos podíamos perder, lugares a dónde ir, consejos para la convivencia en la ciudad, comida que había que probar si o si, cualquier tipo de duda que te surgiera allí te la resolvían. Incluso hicieron una pequeña fiesta en una parte del campus para nosotros. Yo, literalmente, estaba alucinando. Ese día conocí a todos los que iban a compartir conmigo esta grandiosa experiencia. El grupo de extranjeros estaba compuesto por alemanes, franceses, holandeses, chinos, australianos, italianos, ingleses, coreanos, mexicanos, argentinos, brasileños y colombianos. El mundo dejó de tener fronteras y todos estábamos impacientes por conocernos. Después de este día supe con certeza que el estar allí sería con certeza la experiencia de mi vida.

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Al par de semanas de estar allí llegó el día de comenzar las practicas por las que me había recorrido medio mundo. Mis compañeros españoles y yo realizaríamos prácticas en la Fundación Cardio Infantil de Bogotá. Y aquí comenzaron las mejores prácticas de mi vida. El pensamiento de que por estar en Latinoamérica no iba a aprender nada, no estaba más lejos de la realidad. Nos asignaron a un tutor personal, Edwar Zambrano, el cual se haría cargo de nosotros durante todo el periodo de prácticas. Y cuando digo tutor, es que fue nuestro guía, profesor y compañero en todo momento. Durante el primer mes de prácticas estuvimos rotando por tres plantas hospitalarias, allí comenzó mi cambio de mi visión de enfermería.

Las primeras semanas tal vez se hicieron un poco duras por el hecho de que me sentía con menos nivel del que me estaban exigiendo. Pero la solución era fácil, había que estudiar y mucho. Las enfermeras con las que estábamos nos explicaban y preguntaban por cualquier cosa que veíamos allí. Me impresionó muchísimo el modo en el que se dan el cambio de turno entre ellas, en los pies de la cama del paciente, haciendo un repaso por todo su historial clínico, sin saltarse ni una patología y comentando los cambios realizados en su medicación o los procedimientos del día a realizar. Así lo hacían paciente por paciente hasta acabar con su planta.

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El paciente conocía a la enfermera que lo iba a atender durante ese turno y la enfermera se aseguraba en el mismo momento que era la historia clínica del paciente coincidía con lo que ella estaba viendo. Otra cosa de la cual me impresioné mucho fue de la compenetración médico-enfermera en la plata. La revista médica a poder ser se realizaba con el médico, la enfermera y los estudiantes de prácticas que había con cada uno, comentando todo procedimiento o medicación que tenía el paciente. Verdaderamente fue un gusto ver aquello y aún no había llegado lo mejor. Después de acabar ese periodo adaptativo en planta, comenzamos a realizar nuestra segunda parte de las prácticas en el servicio especial de UCI, dónde nos asignaron a cada uno de nosotros una enfermera especialista con la que seríamos su sombra.

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Aquí fue donde verdaderamente me acabé de enamorar del estilo de trabajo y lo que es la enfermería en Colombia. Fuimos rotando durante una semana con cada enfermera. Durante este periodo esta enfermera especialista, nos explicaba literalmente todo lo que hacía y en los días posteriores se aseguraba de que los conocimientos los habíamos adquirido preguntándonos. Además de estas preguntas diarias, cada semana nos mandaba cada enfermera leer unos cuantos artículos por los que luego nos preguntaría y cada semana teníamos una revisión de tema cada uno, que exponíamos entre nosotros. Todo esto hizo que fueran las prácticas más duras y en las que más he aprendido durante mi experiencia como alumna de enfermería en prácticas.

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Durante el servicio en UCI pude ver como la palabra de la enfermera era respetada y valorada por todo el mundo. Allí no había rangos, había un equipo de trabajo donde cada uno sabía lo que tenía que hacer y una compenetración enorme. Me encontraba en el paraíso. En este periodo pude ver la actuación de este grandísimo equipo durante innumerables ocasiones, dentro del caos que puede llegar a suponer un servicio especial había un orden increíble. En el caso de un paro cardiorrespiratorio, todo el mundo sabía actuar y exactamente que hacer, era como ver un baile con una coreografía perfectamente coordinada y planeada. Antes de terminar este periodo realizamos un examen final, en el que debíamos afianzar los conocimientos adquiridos. Además, hicimos un mini proyecto de investigación en el hospital como memoria interna de las prácticas. Algo que a mi parecer sería muy útil para el hospital, ya que, en vez de hacer una memoria de prácticas, se realizaba una investigación sobre aquello que veías en lo que podía mejorar el hospital.

Un nivel alto exige un alto estudio y agradezco haber realizado estas prácticas antes de haber terminado la carrera. Gracias a ellas ahora confío más en mí misma y en la visión de enfermería. He visto hasta dónde podemos llegar como enfermeras y como equipo sanitario y me siento muy afortunada por ello. Debo agradecer a todo el equipo profesional de la Fundación por su gran implicación en todos los estudiantes que había y en la forma de llevar las prácticas de los mismo, porque ha sido increíble para mí como estudiante y como enfermera.

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Durante las prácticas debo decir que estuvimos tan implicados en ellas que no conseguimos salir o viajar como el resto de los extranjeros ya que, ellos tenían clases en la Sabana durante un par de horas y nosotros un horario de 6 a.m a 13:30 a.m. A pesar de esto pudimos disfrutar con el resto de los compañeros un par de salidas y un par de viajes.

Pero lo mejor respecto a descubrir Colombia estaba por llegar, cuando acabamos prácticas nos pusimos manos a la obra con el tema. Conocer se convirtió en nuestra religión. Tuvimos la oportunidad de viajar mucho por Colombia, conocimos Villa de Leiva, Guatavita, Medillín y a los paisas, Cartagena de Indias, Santa Marta y sus costeños, junto con Minca y Sierra Nevada, fuimos a el archipiélago de San Bernardo y nos quedamos en una pequeña islita llamada Múcura, Armenia-Quindio en el Eje cafetero (por supuesto como amante del café probé y compré todo lo que pude y más), Valle del Cocora donde me encontré uno de los paisajes que más me gustaron con sus palmas, Páramo de Choachí y sus cascadas, Tayrona y sus grandiosas playas, donde te encontrabas la combinación de paisaje de montaña, jungla y costa, algo increíble visualmente hablando, Isla de San Andrés-Providencia y por supuesto, el que fue para mi el mejor viaje Letizicia-Amazonas.

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Después de este conjunto de viajes y experiencias, puedo comentar algo sobre los colombianos y su país. Es un país de oportunidades, donde siempre encontrarás un medio de trasporte que te lleve hacia el lugar que quieres por un precio más que asequible. La fruta en Colombia es de lo mejor que vas a probar en tu vida, la cantidad de variedad y de frutas desconocidas para los europeos es inmensa, para los amantes como yo será una locura. El café de Colombia, como bien cuenta la leyenda será lo mejor que pruebes, el “tinto” como se llama al café americano lo podrás comprar en cualquier parte a cualquier hora, literalmente hablando.

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Es un país que, con el cambio de moneda, desde Europa salimos ganando, ya que todo nos parecerá muy barato para lo que estamos acostumbrados, tanto a la hora del trasporte, como la comida, el alojamiento o la mayoría de las cosas que puedas imaginar. Lo único que puede llegar a ser caro son los productos de exportación, como cosméticos o nuestro apreciado jamón. La comida allí es variada y rica, podrás probar muchas cosas nuevas como la sopa de Ají o los platos combinados de patacón con arroz, verduras y carne de res. Es cierto la historia de que cuenta que los colombianos saben bailar, creo que la rumba la llevan en la sangre, tanto chicos como chicas saben bailar a la perfección, si alguien tiene el pensamiento de visitar Colombia y no quiere hacer el ridículo, un par de clases no vienen mal.

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Son latinos y no se puede competir contra eso. La música no es sólo reggaetón, está la cumbia, salsa choque, merengue, vallenado y muchos tipos más derivados de la música indígena. Así que, eso de encasillar a un país en un solo estilo de música es un error bastante grande. Hablando de la gente, puedo decir, que como Andaluza me siento identificada con la sangre latina, son gente muy respetuosa a la hora de dirigirse a cualquier persona, en comparativa, los españoles tenemos una forma de hablar bastante brusca para ellos, son personas muy acogedoras que siempre están dispuestos a ofrecerte lo que tienen y lo que no tienen, se apuntan a una rumba más rápido que un abrir y cerrar de ojos y por supuesto son personas muy alegres. Después de todo esto el mito de que te robarán hasta la saciedad allí es totalmente un error, el peligro que hay es como el que puedes tener en cualquier otra parte, se debe seguir los consejos de las personas de allí, si no das “papaya” que significa alardear de lo que se tiene, no te pasará nada, son lugares turísticos en la que el estilo de viaje predominante es mochilero y te encuentras a personas de todas partes del mundo. Tienes que hacer las cosas con cabeza, si te aconsejan no ir a un sitio por la situación en la que se encuentra, no vayas, como puede pasar aquí en España, nadie se va de visita a los barrios “chungos”, pues allí igual.

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Si haces todo esto y te dejas llevar por su gente, música y comida, aseguro que vivirás la mejor experiencia de tu vida. La pena que sentí después de conocer tantos lugares y a tanta gente que considero ahora mi familia, es difícil de explicar. Lo resumo en que estoy al 100% segura de que voy a volver, para seguir abriendo mi mente y para seguir creciendo como persona.

¡Gracias Colombia por todo lo que me has dado!

Adjunto ahora un par de fotos que demuestran lo bien que nos lo pasamos en este maravilloso país. Y en el que te sientes continuamente conectado con la naturaleza.”

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Muchas gracias por tu enriquecedora experiencia Ana!! Te deseamos lo mejor en tu futuro!!!

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