Hoy tenemos la experiencia de Begoña Chulbi, alumna de enfermería en la UCV que realizó su movilidad Erasmus+ de prácticas en la Università Cattolica del Sacro Cuore, situada en Roma, Italia.

A continuación su experiencia:

“Querido Erasmus, desde que era pequeña sabía que tenías que formar parte de mi vida. Sabía que esta experiencia estaba diseñada para mí. Siempre me ha gustado conocer gente nueva y viajar, y por fin llegó el año adecuado para vivir esta aventura.

En un principio estaba conforme con realizarlo sola pero luego me propusieron la posibilidad de hacerlo con mi mejor amiga y entonces, cuando creía q nada podía ir mejor nos dieron dos plazas en Roma, después de haber aceptado otras plazas en otra ciudad de Italia, pero sin pensárnoslo decidimos cambiar las plazas e irnos a la Ciudad Eterna.

Cada vez que mi amiga y yo estábamos juntas no existía otro tema de conversación entre nosotras que no fuera nuestro esperado Erasmus, nos preguntábamos, ¿Cómo será la experiencia?, ¿Conoceremos a mucha gente?,  ¿Entenderemos el italiano en el hospital donde hagamos prácticas?, e incluso ¿Discutiremos mucho entre nosotras? Con el tiempo todas esas preguntas tuvieron respuesta.

La cuenta atrás cada vez era más corta y empiezas a hablar con gente que ya se ha ido de Erasmus para que te cuente su experiencia. Todos coinciden en que es la mejor experiencia de su vida, que mientras estás allí vives una vida paralela dentro de una burbuja de cristal, que no son la misma persona desde que hicieron un Erasmus… Y tú piensas, que exagerados son.

Mi aventura comenzó un martes 5 de febrero, bajé del taxi en la puerta de mi nueva casa con muchísimas ganas e ilusión, ingredientes imprescindibles si te vas de Erasmus. Esa misma noche conocí a mis compañeras de piso, que por casualidad eran también estudiantes de enfermería y con las que he creado una amistad muy buena.

Los primeros días fueron para adaptarnos a nuestro nuevo piso, al barrio, comprar todo lo necesario para la casa y recorrernos 20km al día para ver la ciudad.

 Empezamos a conocer gente, gracias a las organizaciones de Erasmus que te lo ponen todo muy fácil, comienzas a intercambiar idioma, cultura, pensamientos y aficiones.

Cuando acabaron las dos semanas que nuestra  universidad en Roma nos dio para adaptarnos al país teníamos que empezar las prácticas en un hospital. Llegamos el primer día ilusionadas y con ganas pero con un poco de miedo por el idioma.

 Yo empezaba el periodo de prácticas en el servicio de Urgencias, ¡y fue increíble! Desde el primer día confiaban mucho en mí y me dejaban hacer cualquier tarea, siempre supervisada por un enfermero.

Acerca del idioma no fue un problema porque entre todos hacían que entendiera todo y con el paso del tiempo te das cuenta de que manejas el idioma mucho más de lo que pensaste que lo ibas a hacer.

Al hospital íbamos de lunes a jueves, por lo tanto los fines de semana los aprovechábamos para viajar y así nos hemos podido recorrer las ciudades más bonitas de Italia de punta a punta. Como por ejemplo, Verona, Venecia en carnaval, la Toscana, Pisa, Siena, Lucca, Florencia, Nápoles, Pompeya, Sorrento, Positano, Capri… Entre otras, sin olvidarnos que vivíamos en Roma, la ciudad que me ha robado el corazón. Cada rincón es mágico, vas andando por la calle y no puedes dejar de mirar las fachadas, Iglesias, monumentos y demás. Eso sin hablar de su gastronomía, la mejor pasta, pizza, gelato y tiramisú del mundo.

Lo mejor de hacer todos esos viajes era la compañía. Viajábamos todos los amigos juntos, o mejor dicho, la familia que creas en una ciudad donde ellos son lo único que tienes.

Me llevo muchas cosas de esta experiencia pero sobre todo haber conocido a gente tan extraordinaria con la que te despiertas por la mañana y ya tienes un mensaje de buenos días y otro proponiéndote un plan para hacer ese día.

Cuando nos encontrábamos en el Ecuador del Erasmus, en el hospital, cambié de servicio, fui a terapia intensiva y mi amiga que la primera parte estuvo allí empezaba ahora en Urgencias. Fue una experiencia diferente, yo venía de Urgencias y estaba acostumbrada a tener muchos pacientes y mucho trabajo durante toda la mañana pero en el nuevo servicio habían como máximo 8 pacientes y no tenía nada que ver lo que se hacía ahí con lo que había estado haciendo yo en Urgencias. Aprendí nuevas técnicas y mejoré mi italiano porque tuve muy buena relación con todos mis compañeros sanitarios en terapia intensiva.

Llegó el último mes en Roma y empiezas a centrarte en lo que te queda por hacer antes de irte, en nuestro caso algunos ejemplos eran ver al Papa Francisco I, ver un partido de fútbol, alquilar y recorrer Roma en moto…

Comienzan las despedidas con gente que se tiene que volver antes que tú, empiezas a ser realmente consciente de que esto se está acabando y creo que ha sido el momento más duro de todos porque los lazos que has hecho con tus amigos son muy fuertes pero es cuando te das cuenta de lo realmente afortunada que eres por haber podido vivir esta experiencia.

Finalmente, por poner alguna pega, la única diría yo, es que nuestro hospital donde realizábamos prácticas estaba a 1h en tren desde nuestra casa pero luego pensaba que vivía en Roma a 10 minutos del Coliseo y me compensaba todo.

Concluyendo, las personas con las que hablé antes de irme tenían razón, no soy la misma persona que se fue de Erasmus, ha sido la mejor experiencia de mi vida y sí, he vivido en una burbuja una vida paralela durante estos meses, y otra cosa que también te dicen y es verdad es que la depresión posterasmus es muy dura pero si algo me consuela es saber que ya tengo billete de ida a Roma para visitar a todos mis amigos que quedan allí asique con eso supongo que se entiende que repetiría sin pensármelo (pero solo si es en la misma ciudad y con la misma gente) y que si alguien quiere ser la persona más feliz del mundo, se vaya de Erasmus”

¡MUCHAS GRACIAS Begoña por compartir tu experiencia con todos nosotros, te deseamos todo lo mejor en tus futuras metas!