Planificación del nuevo curso: Incluye el ejercicio físico y el sueño para un buen rendimiento cognitivo

Se acabó el verano. Dejamos atrás las ansiadas y siempre merecidas vacaciones. Empieza un nuevo curso. El corpus de profesores del Grado en Logopedia os damos la bienvenida a todos los alumnos, a los que continuáis con vuestros estudios con nosotros y a los que os estrenáis en nuestra facultad. Bienvenidos todos.Y con este inicio de curso, como sucede en todos los inicios, seguro existen cientos de nuevos propósitos académicos. Es habitual elaborar una (exhaustiva) planificación de nuestro tiempo tras las clases. Todo esta perfectamente estudiado al milímetro. “Este año empiezo fuerte desde el principio…”. Estos (muy) buenos propósitos y horarios perfectamente estructurados se cumplen durante…¿unos días?. Quizá algunos de nosotros hasta es capaz de imponerse una disciplina que le haga continuar durante algunas semanas… Hasta que dejamos de cumplirlos…¿Qué sucede? ¿Es que no se pueden cumplir nuestros propósitos? Si, si se puede. Lo que suele sucede es que, habitualmente, nuestras expectativas no son realistas. Planificamos nuestro tiempo al detalle sin espacio para nada más. De este modo pasados unos días nos sentimos ya extenuados y dejamos de lado nuestro elaborado “planning” semanal. Y es que, precisamente, olvidamos incluir actividades tan fundamentales para el rendimiento cognitivo como el ejercicio, el descanso y la alimentación.

En una buena planificación del nuevo curso académico no debemos olvidar el ejercicio físico. El neurocientífico Kirk Erickson de la Universidad de Pittsburgh es uno de los más reconocidos expertos en estudiar la relación existente entre el ejercicio y el funcionamiento cerebral. En uno de sus estudios más citados, Erickson y su grupo demostraron que realizar ejercicio cardiovascular moderado de manera regular (durante un año y población adulta) parecía incrementar el volumen de la corteza cerebral y en concreto se observó un aumento en estructuras como el hipocampo, esencial para la memoria y el aprendizaje (1).

En cuanto al sueño, está demostrado que dormir aumenta nuestra capacidad de aprender. Es más, dormir contribuye a que los datos incorporados en la memoria a corto plazo (MCP), concretamente en el hipocampo, “migren” a otras estructuras cerebrales como los lóbulos prefrontales almacenando esa información en la memoria a largo plazo (MLP) y “vaciando” así las estructuras hipocampales (2). Parece que es cierto aquello de Lección dormida, lección aprendida. Si queréis saber más sobre la memoria y el olvido en el ámbito educativo, el catedrático de Psicobiología de la Universidad de Barcelona, Ignacio Morgado, acaba de publicar un muy recomendable libro “Aprender, recordar y olvidar”(3). Ni que decir tiene que una correcta alimentación contribuye al buen funcionamiento de nuestras habilidades cognitivas. Esto se hace extensible a todo el año, y no sólo a épocas de exámenes.

¡Buen inicio de curso!

Referencias:

(1) Erickson, K.I. et al. Physical activity predicts gray matter volume in late adulthood. The Cardiovascular Health Study. Neurology. 2010 October 19;75(16):1415-1422.

http://www.ncbi.nlm.nih.gov/pmc/articles/PMC3039208/

(2) Saletin JM y Walker MP. Nocturnal mnemonics: sleep and hippocampal memory processing. Frontiers in Neurology, 2012, 3; 59.

http://www.frontiersin.org/Journal/Abstract.aspx?s=1022&name=sleep_and_chronobiology&ART_DOI=10.3389/fneur.2012.00059

(3) Morgado, I. “Aprender, recordar y olvidar”. Barcelona: Ariel, 2014.

 

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