Reflexión del sábado 24 de abril

Amor

Lectura del evangelio Juan 6, 60-69

     En aquel tiempo muchos discípulos de Jesús al oírle, dijeron: Es duro este lenguaje. ¿Quién puede escucharlo? Pero sabiendo Jesús en su interior que sus discípulos murmuraban por esto, les dijo: ¿Esto os escandaliza? ¿Y cuándo veáis al Hijo del hombre subir adonde estaba antes? El espíritu es el que da vida; la carne no sirve para nada. Las palabras que os he dicho son espíritu y son vida. Pero hay entre vosotros algunos que no creen. Porque Jesús sabía desde el principio quiénes eran los que no creían y quién era el que lo iba a entregar. Y decía: Por esto os he dicho que nadie puede venir a mí si no se lo concede el Padre. Desde entonces muchos de sus discípulos se volvieron atrás y ya no andaban con él. Jesús dijo entonces a los Doce: ¿También vosotros queréis marcharos? Le respondió Simón Pedro: Señor, ¿a quién iremos? Tú tienes palabras de vida eterna, y nosotros creemos y sabemos que tú eres el Santo de Dios.

Reflexión

Siento la pregunta de Jesús hoy sobre mí: ¿También tú te quieres marchar? Y siento que me sale de mi corazón la misma respuesta de Pedro: Señor, ¿adónde voy a ir yo sin Ti? Tengo ya muchos años viviendo contigo, muchos años juntos en un mismo camino. Yo sí que te he defraudado, no he respondido a lo que Tú, desde siempre, has esperado de mí. Y lo siento de todo corazón. Pero Tú, Señor, siempre has sido fiel conmigo, nunca me has dejado, nunca te has cansado de mí.

Por eso creo que soy sincero cuando te digo: ¿Adónde voy a ir yo sin Ti? De verdad que me siento perdido. Si Tú desapareces de mi vida es como si me faltara el aire, como si me faltara el pan y el agua, como si mis pies no encontraran firmeza en el suelo. Sin Ti, vendría el derrumbamiento total de mi vida.

Creo que hay un modo de decirte que sí: es el no poder ya decirte que no.

pastoral

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