Reflexión jueves 7 de julio
Lectura del santo evangelio según san Mateo (10,7-15):
En aquel tiempo, dijo Jesús a sus apóstoles: «Id y proclamad que el reino de los cielos está cerca. Curad enfermos, resucitad muertos, limpiad leprosos, echad demonios. Lo que habéis recibido gratis, dadlo gratis. No llevéis en la faja oro, plata ni calderilla; ni tampoco alforja para el camino, ni túnica de repuesto, ni sandalias, ni bastón; bien merece el obrero su sustento. Cuando entréis en un pueblo o aldea, averiguad quién hay allí de confianza y quedaos en su casa hasta que os vayáis. Al entrar en una casa saludad; si la casa se lo merece, la paz que le deseáis vendrá a ella. Si no se lo merece, la paz volverá a vosotros. Si alguno no os recibe o no os escucha, al salir de su casa o del pueblo, sacudid el polvo de los pies. Os aseguro que el día del juicio les será más llevadero a Sodoma y Gomorra que a aquel pueblo.
Palabra del Señor
COMENTARIO:
El grito desgarrador de Dios a través de Oseas no es diferente de los gritos de muchos padres de buen corazón. Están desconsolados por el hecho de que sus hijos, educados con buenas intenciones y buen ejemplo, se hayan alejado de la fe y la moral. Su sentimiento de culpa suele duplicarse cuando escuchan a algunos predicadores gritar que todo se debe a los fallos en la educación de los hijos, ya que los pecados de los padres recaen sobre siete generaciones.
El pasaje de hoy debe consolarles: incluso Dios, como padre, que tomó a Israel en sus brazos y lo alimentó, quedó desconsolado cuando se desvió del camino. ¿Fue el fracaso de la crianza del padre lo que hizo que el hijo pródigo se fuera de casa precipitadamente y que el hijo mayor se quedara en casa, pero sin amor en su corazón?
No siempre es culpa de la crianza de los hijos. Son misterios de la vida humana. Algunos tienen que alejarse brevemente antes de encontrar el camino de vuelta, arrepentidos.
Nuestra tarea es mantener el corazón y el amor abiertos, como hace Dios.
ORACIÓN:
Señor Dios nuestro: Tú nos envías a todos en misión; la misión formidable de dar a conocer tu reino por la forma cómo vivimos el evangelio de Jesucristo tu Hijo. Te rogamos que nos des un profundo sentido de misión y no permitas que los afanes de cada día o el peso pegajoso de nuestras posesiones nos alejen de dar testimonio de que tú eres nuestro Dios y de que Jesús es el Señor que vive y reina contigo y con el Espíritu Santo por los siglos de los siglos
EN FAMILIA:
San Fermín, mártir de la fe.
Nació en Pamplona, España y lo convirtió al cristianismo San Honesto, discípulo de San Saturnino. San Honorato lo consagró obispo de Tolouse (Sur de Francia).
Predicó en Pamplona y Navarra dejando allí muchos sacerdotes