11 jul

Reflexión jueves 11 de julio

Lectura del santo evangelio según san Mateo (10,7-15):

En aquel tiempo, dijo Jesús a sus apóstoles: «Id y proclamad que el reino de los cielos está cerca. Curad enfermos, resucitad muertos, limpiad leprosos, echad demonios. Lo que habéis recibido gratis, dadlo gratis. No llevéis en la faja oro, plata ni calderilla; ni tampoco alforja para el camino, ni túnica de repuesto, ni sandalias, ni bastón; bien merece el obrero su sustento. Cuando entréis en un pueblo o aldea, averiguad quién hay allí de confianza y quedaos en su casa hasta que os vayáis. Al entrar en una casa saludad; si la casa se lo merece, la paz que le deseáis vendrá a ella. Si no se lo merece, la paz volverá a vosotros. Si alguno no os recibe o no os escucha, al salir de su casa o del pueblo, sacudid el polvo de los pies. Os aseguro que el día del juicio les será más llevadero a Sodoma y Gomorra que a aquel pueblo.»

Palabra del Señor

COMENTARIO:

Hoy celebramos la memoria de san Benito. Es conocido el “Ora et labora” de su regla, que casi se puede traducir como “Recibe la gracia (en la oración) y entrégala (con el trabajo). Alimentar el don gratuito en la oración y entregarlo con el don de uno mismo. También es conocido el carisma benedictino de la hospitalidad. «Todos los huéspedes que vienen al monasterio deben ser recibidos como Cristo, pues un día dirá: «Fui huésped y me acogisteis» (Mt 25, 35)» (n. 1). Venit hospes, venit Christus. De nuevo: “Dios te ha recibido y al mismo tiempo, ha hecho en ti su morada…” Benito entendió bien esa dinámica de recibir el don de Dios y entregar el don de Dios. Todo, consecuencias lógicas más que merecimientos. La virtud se adquiere practicando el don, haciendo que no muera. Es verdad que la virtud se cultiva, pero es porque no hay que perder el regalo. Pero es regalo, no precio, ni recompensa, ni salario. Lo bello de esto es que, así como los regalos materiales que se re-regalan se pierden, este regalo permanece porque aumenta. No se pierde el regalo: más bien hay que hacer vivir el don dando si es que no se quiere perder el auténtico don, el definitivo, que es la vida eterna con Dios.

ORACIÓN:

Señor Dios nuestro: Tú nos envías a todos en misión; la misión formidable de dar a conocer tu reino por la forma cómo vivimos el evangelio de Jesucristo tu Hijo. Te rogamos que nos des un profundo sentido de misión y no permitas que los afanes de cada día o el peso pegajoso de nuestras posesiones nos alejen de dar testimonio de que tú eres nuestro Dios y de que Jesús es el Señor que vive y reina contigo y con el Espíritu Santo por los siglos de los siglos.

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