28 feb

Reflexión jueves 20 de junio

Lectura del santo evangelio según san Mateo (6,7-15):

En aquel tiempo, dijo Jesús a sus discípulos: «Cuando recéis, no uséis muchas palabras, como los gentiles, que se imaginan que por hablar mucho les harán caso. No seáis como ellos, pues vuestro Padre sabe lo que os hace falta antes que lo pidáis. Vosotros rezad así: «Padre nuestro del cielo, santificado sea tu nombre, venga tu reino, hágase tu voluntad en la tierra como en el cielo, danos hoy el pan nuestro de cada día, perdónanos nuestras ofensas, pues nosotros hemos perdonado a los que nos han ofendido, no nos dejes caer en la tentación, sino líbranos del Maligno.» Porque si perdonáis a los demás sus culpas, también vuestro Padre del cielo os perdonará a vosotros. Pero si no perdonáis a los demás, tampoco vuestro Padre perdonará vuestras culpas.»

Palabra del Señor

Reflexión

En el Evangelio escuchamos a Jesús que nos enseña a orar. El Padre nuestro es la oración del discípulo: Cuando recéis, no uséis muchas palabras, como los gentiles, que se imaginan que por hablar mucho les harán caso.

La oración del discípulo es una oración de corazón a corazón. Es abrir el oído y el corazón al Padre, que te ama y que cuida de ti. Alabar, escuchar, confiar, descansar, pedir… Pidiendo al Espíritu Santo que nos ayude a orar, porque nosotros no sabemos pedir lo que nos conviene (cf. Rom 8, 26).

Pero, decimos Padre nuestro, no Padre mío, porque no podemos ser discípulos solitarios: Nadie puede tener a Dios por Padre si no tiene a la Iglesia por Madre (San Cipriano).

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