Reflexión lunes 13 de junio
Lectura del santo evangelio según san Mateo 5, 38-42.
Habéis oído que se dijo: «Ojo por ojo y diente por diente». Pues yo os digo: no resistáis el mal; antes bien, al que te abofetee en la mejilla derecha, ofrécele también la otra; al que quiera pleitear contigo para quitarte la túnica, déjale también el manto; y al que te obligue andar una milla, vete con él dos. A quien te pida, da, y al que desee que le prestes algo, no le vuelvas la espalda.
Palabra del Señor.
REFLEXIÓN
Queridos amigos y amigas:
Hoy, el evangelio toca un tema harto difícil para todos porque viene a decirnos: “querido enemigo a ti también te quiero”.
A todos nos resulta fácil querer a las personas con las que somos afines, con las que empatizamos y nos encontramos a gusto, pero amar a los enemigos ya es otra cuestión.
Jesús va más allá, nos pide que amemos también a nuestros enemigos. Esto nos sorprende igual que sorprendió a las gentes de su época, pero Jesús ha descubierto que Dios Padre no es violencia, no es rechazo ni castigo, sino que es un Padre todo amor, toda bondad. Es un Padre que ama a todos. No distingue entre hijos. Para Él todos somos iguales.
Por todo ello, cuando descubrimos en nuestra vida el amor de Dios no podemos introducir en ella la violencia, ni el desprecio por los demás, tampoco el odio o la desidia.
Si hemos dejado entrar en nuestra vida a Jesús no podemos ser enemigos de nuestros enemigos, sino amigos. Tenemos que aprender a amarlos, a empatizar con ellos, aunque nos cueste.
Por lo tanto, debemos erradicar de nuestra vida el “el ojo por ojo, diente por diente” y dejar paso al amor y al perdón porque es la única forma de ayudar a construir un mundo más humano y cercano.
Si actuamos así demostraremos que otro mundo es posible y estaremos dando credibilidad ante los hermanos de que amar al prójimo es amar a Dios a quien sólo vemos a través del hermano.
Si ya nos cuesta un mundo no dejarnos llevar por el mal, la reacción interna a las palabras de Jesús rebela nuestro sentido de lo que es justo y digno. Quizás la intención misma de este texto es provocar, hacernos reaccionar. Se dice que la virtud se alcanza con el ejercicio constante, que provoca hábito. Ser fiel en lo pequeño, para ser capaz de responder con fidelidad en la situación más difícil. Y es verdad que esos pequeños “ejercicios” de hacer bien en el día a día, nos irán convirtiendo en personas más capaces de responder con bien ante el mal.
El mundo en que vivimos sería realmente diferente si creyéramos en la fuerza del amor. La experiencia nos demuestra que donde se ha sembrado el rencor, sólo se han cosechado frutos amargos. El amor es la cura para tantos males que padece el mundo. El remedio para la soledad, el abandono y la tristeza es el amor. Con la fuerza del amor nos podemos enfrentar a los retos que nos va a presentar la vida. Un amor que nos libera de nuestro egoísmo y nos ayuda a abrirnos a los demás.
Hoy que la Iglesia celebra la fiesta de uno de los santos más conocidos y venerados en el mundo, S. Antonio de Padua, a quien la tradición ha colocado como intercesor de quienes han extraviado algún objeto, de aquellos que buscan pareja, patrono de las mujeres estériles, pobres, viajeros, albañiles, panaderos y papeleros, pidamos su intercesión y seguir fielmente los principios de la vida cristiana, para que merezcamos tenerlo como protector en todas las adversidades.
¡Feliz día!, disfrutad y dejaos moldear por Dios.