Reflexión lunes 18 de enero
En aquel tiempo, como los discípulos de Juan y los fariseos estaban ayunando, vinieron unos y le preguntaron a Jesús:
«Los discípulos de Juan y los discípulos de los fariseos ayunan. ¿Por qué los tuyos no?».
Jesús les contesta:
«¿Es que pueden ayunar los amigos del esposo, mientras el esposo está con ellos? Mientras el esposo está con ellos, no pueden ayunar.
Llegarán días en que les arrebatarán al esposo, y entonces ayunarán en aquel día.
Nadie echa un remiendo de paño sin remojar a un manto pasado; porque la pieza tira del manto —lo nuevo de lo viejo— y deja un roto peor.
Tampoco se echa vino nuevo en odres viejos; porque el vino revienta los odres, y se pierden el vino y los odres; a vino nuevo, odres nuevos».
Palabra del Señor
Reflexión
La intención de toda la Iglesia, en esta semana, es rezar por la unidad de todos los cristianos. Hemos buscar más lo que nos une que lo que nos separa, el modelo no es otro que Jesucristo, Nuestro Señor. Las diferencias pueden objeto de diálogo, de intercambio de parecer, pero nuca deberían romper un valor superior como es la unidad de todos los cristianos.
La carta a los Hebreos establece una medida que únicamente el Señor pudo realizar, la entrega absoluta mediante el sacrificio, la oración y la súplica a Dios Padre. La figura del Siervo del segundo Isaías se cumple a la perfección en Jesús. Nuestros egoísmos, miserias, cobardías y afán de poder quedan apartados de la vida del Señor. Aun sabiendo lo que somos cuanto nos cuesta centrarnos en lo fundamental, en el servicio generoso a los demás.
¿Qué es lo nuevo en el evangelio de hoy? Una persona, una relación con esa persona que puede cambiarnos y transformarnos. No hay nada más nuevo que el día que comenzamos, el aire que respiramos, la comida que compartimos, el deseo egoísta que superamos, si mantenemos la relación afectuosa, sincera, agradable, agradecida con el Señor. Esta relación nos capacita para afrontar los retos de hoy, pero el Señor no nos ha convocado individualmente, es necesaria la mediación de la comunidad, de la Iglesia, la oración y el diálogo son imprescindibles.
-Recemos por la unidad de todos los cristianos, que superemos egoísmos y deseos de poder.
-Por la salud de todas las personas, especialmente los enfermos.
-Para que el Señor nos libre de la epidemia y de todos los males.
-Para que el Señor suscite vocaciones entre los jóvenes al sacerdocio.
-Por la paz en todo el mundo.