Reflexión lunes 29 de abril
Lectura del santo evangelio según san Mateo (11,25-30):
En aquel tiempo, exclamó Jesús: «Te doy gracias, Padre, Señor de cielo y tierra, porque has escondido estas cosas a los sabios y entendidos y se las has revelado a la gente sencilla. Sí, Padre, así te ha parecido mejor. Todo me lo ha entregado mi Padre, y nadie conoce al Hijo más que el Padre, y nadie conoce al Padre sino el Hijo, y aquel a quien el Hijo se lo quiera revelar. Venid a mí todos los que estáis cansados y agobiados, y yo os aliviaré. Cargad con mi yugo y aprended de mí, que soy manso y humilde de corazón, y encontraréis vuestro descanso. Porque mi yugo es llevadero y mi carga ligera.»
Palabra del Señor
Reflexión
La Iglesia celebra hoy la festividad de Santa Catalina de Siena, doctora de la Iglesia y proclamada patrona de Europa por el papa Juan Pablo II, el uno de octubre de 1999, definiéndola como “mensajera de paz en el mundo”. A ella la invocamos en la situación actual del mundo tan necesitado de la paz.
Esta santa no sabía leer ni escribir, lo que aprendió posteriormente, pero fue consejera de papas, cardenales y reyes de Europa. En ella se cumplen las palabras de Jesús en el evangelio, una sabiduría escondida a “los sabios y entendidos” y revelada a los pequeños, los humildes, pero con resultados que benefician a todos. Nuestro mundo con todos los recursos que tiene requiere de este camino para lograr la paz y una convivencia fraterna basada en la justicia y el respeto a todos. El Señor invita a todos los cansados y agobiados a tomar su yugo, que es llevadero y su carga ligera, con la esperanza de que nuestros pesares, alegrías y tristezas encontrarán en Él alivio que necesitamos. El dominio de la fuerza tiene el resultado que vemos cada día, mayor pobreza, destrucción, personas destrozadas, pero los que ejercen el poder siguen ciegos y desconfiados, la ambición pasajera supera el sentido común y la razón.
El texto de la primera carta de San Juan va dirigido a los cristianos de su comunidad, les anuncia que estar en comunión con Dios es lo contrario a andar en tinieblas, es decir, vivir sin cumplir los mandamientos. El primero y fundamental es amar a Dios y al prójimo como a uno mismo, lo que solo es posible si en nuestra conciencia está Dios, cuando no lo está es la ideología, desaparece la luz de la fe y la ética humana y se impone el afán de dominio sobre los demás, de este modo entramos en las tinieblas y en la oscuridad, todo lo contrario y opuesto a la Luz, a Jesucristo que con su Muerte y resurrección disipa las tinieblas que ahogan el corazón del hombre. Nuestra oscuridad se confirma con la muerte y no tenemos respuesta más lúcida que la que nos ofrece el evangelio de la Vida. Los pequeños y humildes del evangelio son los que han descubierto esta sabiduría dejándose guiar por la verdad de la vida, que no es ésta, sino la eterna que nos promete el Señor, algo que ansía el corazón humano, aunque a veces le cuesta reconocerlo. Nuestra oración tiene que dirigirse a Dios Padre por Jesucristo en el Espíritu para que nos conceda esta gracia.
-Pidamos al Señor por la paz en el mundo.
-Pidamos al Señor por la salud de todos los enfermos.
-Por las vocaciones al sacerdocio
-Por nuestra Universidad para que en su tarea educativa sea como la luz del evangelio