29 ene

Reflexión lunes 29 de enero

Lectura del santo evangelio según san Marcos (5,1-20):

En aquel tiempo, Jesús y sus discípulos llegaron a la orilla del lago, en la región de los gerasenos. Apenas desembarcó, le salió al encuentro, desde el cementerio, donde vivía en los sepulcros, un hombre, poseído de espíritu inmundo; ni con cadenas podía ya nadie sujetarlo; muchas veces lo habían sujetado con cepos y cadenas, pero él rompía las cadenas y destrozaba los cepos, y nadie tenía fuerza para domarlo. Se pasaba el día y la noche en los sepulcros y en los montes, gritando e hiriéndose con piedras.
Viendo de lejos a Jesús, echó a correr, se postró ante él y gritó a voz en cuello: «¿Qué tienes que ver conmigo, Jesús, Hijo de Dios Altísimo? Por Dios te lo pido, no me atormentes.»
Porque Jesús le estaba diciendo: «Espíritu inmundo, sal de este hombre.»
Jesús le preguntó: «¿Cómo te llamas?»
Él respondió: «Me llamo Legión, porque somos muchos.»
Y le rogaba con insistencia que no los expulsara de aquella comarca. Había cerca una gran piara de cerdos hozando en la falda del monte.
Los espíritus le rogaron: «Déjanos ir y meternos en los cerdos.»
Él se lo permitió. Los espíritus inmundos salieron del hombre y se metieron en los cerdos; y la piara, unos dos mil, se abalanzó acantilado abajo al lago y se ahogó en el lago. Los porquerizos echaron a correr y dieron la noticia en el pueblo y en los cortijos. Y la gente fue a ver qué había pasado. Se acercaron a Jesús y vieron al endemoniado que había tenido la legión, sentado, vestido y en su juicio. Se quedaron espantados. Los que lo habían visto les contaron lo que había pasado al endemoniado y a los cerdos. Ellos le rogaban que se marchase de su país. Mientras se embarcaba, el endemoniado le pidió que lo admitiese en su compañía. Pero no se lo permitió, sino que le dijo: «Vete a casa con los tuyos y anúnciales lo que el Señor ha hecho contigo por su misericordia.»
El hombre se marchó y empezó a proclamar por la Decápolis lo que Jesús había hecho con él; todos se admiraban.

Palabra del Señor

Reflexión
Jesús nos vuelve a mostrar su poder frente a las fuerzas del mal. Un espíritu inmundo tiene a un hombre sometido y alejado de la vida de su comunidad. Jesús entra en diálogo con el espíritu que se llama Legión. Lo expulsa del hombre y lo manda a una piara de cerdos que se abalanzan por el acantilado hacia al mar y se ahogan en él. La reacción de la gente es de temor al ver al poseído en su juicio y a los cerdos en el agua. La reacción es pedir a Jesús que se vaya de su comarca. El que había estado poseído quiere seguirlo, pero Jesús le pide que se quede. El encuentro con Jesús le ha cambiado la vida y ahora se convierte en testigo entre los suyos, en la Decápolis. Pero ese encuentro no transforma a todos, muchos se ven condicionados por las circunstancias y no llegar a descubrir quién es Jesús.
pastoral

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