10 ene

Reflexión martes 10 de enero

Lectura del santo evangelio según san Marcos (1,21-28):

En la ciudad de Cafarnaún, el sábado entra Jesús en la sinagoga a enseñar; estaban asombrados de su enseñanza, porque les enseñaba con autoridad y no como los escribas. Había precisamente en su sinagoga un hombre que tenía un espíritu inmundo y se puso a gritar:
«¿Qué tenemos que ver nosotros contigo, Jesús Nazareno? ¿Has venido a acabar con nosotros? Sé quién eres: el Santo de Dios».
Jesús lo increpó:
«¡Cállate y sal de él!».
El espíritu inmundo lo retorció violentamente y, dando un grito muy fuerte, salió de él. Todos se preguntaron estupefactos:
«¿Qué es esto? Una enseñanza nueva expuesta con autoridad. Incluso manda a los espíritus inmundos y lo obedecen».
Su fama se extendió enseguida por todas partes, alcanzando la comarca entera de Galilea.

Palabra de Dios

REFLEXIÓN

En el comienzo de la predicación de Jesús hoy llega a Cafarnaún, y enseña en la sinagoga.

En primer lugar, llama la atención de los oyentes, que Jesús enseña con autoridad, no como los letrados. ¿Qué quiere decir esto?

Quiere decir que, como hemos cantado en el Aleluya, la palabra de Jesús no es una simple palabra humana: sino Palabra de Dios, Palabra del Señor. Por tanto, esta Palabra no es una simple opinión que si te gusta o te convence la tomas o si no la dejas.

No. Jesucristo es el Camino, la Verdad y la Vida (cf. Jn 15, 6), su Palabra es una Palabra que tiene vida eterna. Como le dijo Pedro a Jesús: Señor, ¿a quién iremos? Sólo tú tienes palabras de vida eterna ( Jn 6, 68).

Y es una Palabra que tiene poder, que cuando se proclama se cumple. Así, si tú acoges con fe esta Palabra, la verás cumplida en tu vida. ¡Si crees, verás la gloria de Dios!

Además, vemos a un hombre que tenía un demonio que, ante la presencia y predicación de Jesús, se siente amenazado por Él y le grita. Jesús le ordena callar y le manda salir.

Jesucristo puede expulsar demonios porque Él es el Señor, y para eso ha venido: para obtener la victoria definitiva sobre Satanás por su cruz y resurrección y liberar a los que por miedo a la muerte, pasan la vida entera sometidos como esclavos (cf. Heb 2, 14-15).

Los demonios nos atacan principalmente por medio de la tentación: de la soberbia y el orgullo que nos lleva a querer ocupar el lugar de Dios, de la mentira y el engaño, de la codicia y el materialismo, del odio, el resentimiento y el rencor…

Por eso, ¡no tengas miedo! Pon toda tu vida bajo el Señorío de Jesucristo Dios todo lo ha sometido bajo sus pies; Sabemos que todo el que ha nacido de Dios no peca, sino que el Engendrado de Dios lo guarda, y el Maligno no llega a tocarlo (cf. 1 Jn 5, 18).

pastoral

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