Reflexión Martes 21 de abril
Evangelio Jn 3,5a.7b-15
Nadie ha subido al cielo, sino el que bajó del cielo, el Hijo del hombre.
En aquel tiempo, dijo Jesús a Nicodemo:
— «Te lo aseguro, tenéis que nacer de nuevo; el viento sopla donde quiere y oyes su ruido, pero no sabes de dónde viene ni a dónde va. Así es todo el que ha nacido del Espíritu.
Nicodemo le preguntó:
— ¿Cómo puede suceder eso?
Le contestó Jesús:
— «Y tú, el maestro de Israel, ¿no lo entiendes? Te lo aseguro, de lo que sabemos hablamos; de lo que hemos visto damos testimonio, y no aceptáis nuestro testimonio. Si no creéis cuando os hablo de la tierra, ¿cómo creeréis cuando os hable del cielo? Porque nadie ha subido al cielo, sino el que bajó del cielo, el Hijo del hombre.
Lo mismo que Moisés elevó la serpiente en el desierto, así tiene que ser elevado el Hijo del hombre, para que todo el que cree en él tenga vida eterna.»
REFLEXIÓN
BUSCAR LA UNIDAD
En la primera lectura de hoy, Hechos de los Apóstoles, se nos dice que «la multitud de los creyentes tenía un solo corazón y una sola alma» (4, 32). Estas palabras son como un resumen de la profunda unidad de los primeros cristianos, que tanto llamó la atención de sus conciudadanos, en cuanto que los primeros fieles defendieron esta unidad llegando a afrontar persecuciones y el mismo martirio. San Juan Pablo II enseñó: «no hay más que una Iglesia de Jesucristo, la cual es como un gran árbol en el que estamos injertados. Se trata de una unidad profunda, vital, que es un don de Dios. No es solamente ni sobre todo unidad exterior; es un misterio y un don (…)». Esta unidad vital, ante todo interior, se fundamenta siempre en la profesión de una sola fe, en la práctica de un mismo culto y en la adhesión profunda a la autoridad que está constituida por el mismo Jesucristo.
Desde esta óptica podemos afrontar el Evangelio de hoy. En el contexto en el que Nicodemo quiere ver cómo son las cosas cuando Dios se hace presente en ellas, Jesús le dice que hay que nacer de nuevo. Efectivamente, en las ocasiones difíciles de nuestra vida no podemos vislumbrar cómo Dios se hace presente en ellas si no entramos en otra perspectiva. ¿Cuál puede ser esa nueva perspectiva? La primera lectura de hoy nos indica que una nueva perspectiva es buscar la unidad, puesto que el testimonio de unidad en la fe entre los primeros cristianos, y de tantos a lo largo de la historia, ha sido el soporte de la fortaleza y de la vida que desbordaba hacia afuera. Pero el problema siempre está en cómo lograr la unidad. De lo que sí tenemos todos experiencia es que de la soberbia sale la división. Por lo que hay que afirmar con meridiana convicción que lo que construye la unidad es la caridad.
ORACIÓN
COMUNIÓN ESPIRITUAL
Jesús,
creo realmente que estás en el cielo y en el Santísimo Sacramento del Altar.
Te amo sobre todas las cosas y deseo recibirte dentro de mi alma, pero no pudiendo hacerlo ahora sacramentalmente, ven al menos espiritualmente a mi corazón.
Y como si ya te hubiese recibido, te abrazo y me uno del todo a Ti.
Señor, no permitas que jamás me aparte de Ti,
Tú que te dignaste por amor a morir por mí.
Amén
Con el deseo de que estéis bien,
Vuestros Capellanes de la UCV.