21 may

Reflexión martes 21 de mayo

Lectura del santo evangelio según san Marcos (9,30-37):

En aquel tiempo, Jesús y sus discípulos se marcharon de la montaña y atravesaron Galilea; no quería que nadie se enterase, porque iba instruyendo a sus discípulos.
Les decía: «El Hijo del hombre va a ser entregado en manos de los hombres, y lo matarán; y, después de muerto, a los tres días resucitará.» Pero no entendían aquello, y les daba miedo preguntarle.
Llegaron a Cafarnaún, y, una vez en casa, les preguntó: «¿De qué discutíais por el camino?»
Ellos no contestaron, pues por el camino habían discutido quién era el más importante.
Jesús se sentó, llamó a los Doce y les dijo: «Quien quiera ser el primero, que sea el último de todos y el servidor de todos.»
Y, acercando a un niño, lo puso en medio de ellos, lo abrazó y les dijo: «El que acoge a un niño como éste en mi nombre me acoge a mí; y el que me acoge a mí no me acoge a mí, sino al que me ha enviado.»

Palabra del Señor

Reflexión

El Evangelio nos presenta a Jesús que va instruyendo a sus discípulos, pero no entendían lo que decía, y les daba miedo preguntarle.  Y entonces, Jesús les pregunta: ¿De qué discutíais por el camino? Pero ellos callaban, pues por el camino habían discutido quién era el más importante. Y Jesús les dice: Quien quiera ser el primero, que sea el último de todos y el servidor de todos. Y lo mismo nos dice Santiago en la primera lectura: Dios resiste a los soberbios, más da su gracia a los humildes… sed humildes ante Dios, pero resistid al diablo y huirá de vosotros… Y este diálogo lo quiere tener hoy el Señor contigo: ¿De qué hablas por el camino? ¿Dónde está el centro de tus preocupaciones? ¿Dónde pones tu interés, tu tiempo…? La Palabra nos invita a no ir por el camino de la amistad con el mundo que es enemistad con Dios. A no ir por el camino de la ambición o de la envidia sino por el camino de la humildad. A descubrir que al cielo, se sube bajando. Es lo que hizo Jesús, que siendo rico, se hizo pobre por vosotros para enriqueceros con su pobreza (cf. 2 Cor 8, 9).  Y si quieres encontrarte con Jesús, has de ir al último puesto. Porque ahí está Jesús. Escondido en el pesebre de Belén… escondido en la humillación de la Cruz. Y el encuentro con Jesús llenará tu vida. En cambio, si buscas los puestos de honor, encontrarás tal vez el “glamour” de este mundo, el éxito, el dinero… pero ahí no está el Señor. Ahí encontrarás vanidad de vanidades, todo era vanidad y caza de viento (cf. Qo 2, 11). El Padre ha escondido las cosas del Reino a los que se creen sabios y entendidos, y las ha revelado a la gente sencilla, a los pobres, a los pequeños (cf. Mt 11, 25-30).

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