22 sept

Reflexión martes 22 de septiembre: MÁRTIRES VALENCIANOS

Lectura del santo evangelio según san Lucas (8,19-21):

En aquel tiempo, vinieron a ver a Jesús su madre y sus hermano, pero con el gentío no lograban llegar hasta él. Entonces lo avisaron: «Tu madre y tus hermanos están fuera y quieren verte.»
Él les contestó: «Mi madre y mis hermanos son éstos: los que escuchan la palabra de Dios y la ponen por obra.»

Palabra del Señor

REFLEXIÓN

Hace unas semanas nos decía Jesús que a vino nuevo, odres nuevos, y comentábamos que seguir a Jesús no es un mero cambio de “look”, un maquillaje, un cambio de apariencia.

Decíamos que Jesús no quiere poner un parche en tu vida, quiere hacerte un trasplante de corazón: cambiar tu corazón de piedra regalándote un corazón nuevo, un corazón de carne (cf. Ez 36, 25-28).

Ser cristiano es vivir la vida como un encuentro personal con Jesucristo vivo y resucitado. Es haber descubierto que Dios te ama gratuitamente, es decir: con un amor que no te lo tienes ganar, que no lo tienes que merecer. ¡Dios no dejará de amarte nunca! Dios te ha creado por amor y te invita a vivir una vida de amistad y relación personal con Él.

Ser cristiano es escuchar la llamada de Jesús, que te dice: ¬ Ven y sígueme es comenzar una vida nueva: hay que nacer de nuevo, nacer de agua y de Espíritu (cf. Jn 3, 3-5), y entrar a formar parte de una nueva familia: la Iglesia, con unos hermanos concretos que el Señor te ha regalado para caminar juntos hacia la meta del cielo.

Ser cristiano es dejarse hacer por el Espíritu Santo. Él es el que hace en ti la obra de la nueva creación.

Y esto se manifiesta con un cambio en la manera de vivir: la conversión. Acogiendo el amor de Dios manifestado en Jesucristo recibiendo el perdón de los pecados, entregándoselos al Señor.

Y la pertenencia a la nueva familia de los discípulos de Jesús,  a la Iglesia, se manifiesta no con los lazos de la sangre o con un vínculo meramente formal, sino cumpliendo la voluntad del Padre: Mi madre y mis hermanos son estos: los que escuchan la Palabra de Dios y la cumplen. No todo el que me dice “Señor, Señor” entrará en el reino de los cielos, sino el que hace la voluntad de mi Padre que está en los cielos (cf. Mt 7, 21).

MÁRTIRES VALENCIANOS

La archidiócesis de Valencia celebra el 22 de septiembre, la festividad litúrgica de los 233 mártires de la persecución religiosa de 1936 que fueron beatificados por el papa san Juan Pablo II en el año 2001, de los que 226 son valencianos.
Son personas con nombre y apellidos que ante las tesituras de las circunstancias dijeron que eran cristianos en tiempos difíciles. No murieron en campo de batalla, ni luchando, ni en bombardeos. Fueron asesinados por ser cristianos, por ser religiosos o por no quitar los crucifijos de sus casas. Sus nombres han sido elevados a los altares, como testimonio y como ejemplo de vida consecuente.
“Son muchos los puntos geográficos de la diócesis de Valencia relacionados con los “primeros beatos del tercer milenio”, como denominó el papa san Juan Pablo II a los beatificados en aquella solemne ceremonia. En casi todas las comarcas valencianas existe un lugar donde nació, vivió o murió alguno de los mártires beatificados entonces”, explica Ramón Fita, delegado diocesano para las Causas de los Santos.
El que fuera arzobispo de Valencia, el cardenal Agustín García-Gasco, en la homilía que pronunció en la Basílica de San Pedro en la misa de acción de gracias el día después de la beatificación de los mártires, citando unos versos del poeta inglés Thomas Eliot, dijo: “donde ha vivido un santo, donde un mártir ha derramado su sangre por Cristo, el suelo es santo y esa cualidad no la pierde nunca”.
“En efecto, determinados lugares de nuestra geografía regional tienen un atractivo, no sólo histórico y emotivo, sino también religioso”, indica el delegado diocesano para las Causas de los Santos.
Es cosa sabida que el territorio ocupado por la Archidiócesis de Valencia supera la demarcación provincial. Todo el norte de la provincia de Alicante pertenece a la diócesis de Valencia; las comarcas de Alcoy, Benisa, Cocentaina, Denia y Pego forman parte del territorio valentino. Igualmente, el territorio de la Sede Valentina era, no hace muchos años, mayor, pues el sur de la provincia de Castellón también pertenecía a Valencia.
El recuerdo de nuestros mártires es una herencia que no se debe perder y que se ha de transmitir como un perenne deber de gratitud, que suscita un renovado propósito de imitación.

pastoral

pastoral

Leave a Comment