Reflexión martes 6 de julio
Del Evangelio según san Mateo 9,32-38
La mies es abundante, pero los trabajadores son pocos
En aquel tiempo, llevaron a Jesús un endemoniado mudo.
Echó al demonio, y el mudo habló.
La gente decía admirada:
— «Nunca se ha visto en Israel cosa igual».
En cambio, los fariseos decían:
— «Este echa los demonios con el poder del jefe de los demonios».
Jesús recorría todas las ciudades y aldeas, enseñando en sus sinagogas, anunciando el evangelio del Reino y curando todas las enfermedades y todas las dolencias. Al ver a las gentes, se compadecía de ellas, porque estaban extenuadas y abandonadas, “como ovejas que no tienen pastor”.
Entonces dijo a sus discípulos:
— «La mies es abundante, pero los trabajadores son pocos; rogad, pues, al Señor de la mies que mande trabajadores a su mies».
Palabra del Señor
Reflexión
Este pasaje evangélico pone de relieve el contraste de las reacciones ante el milagro realizado por Jesús entre la muchedumbre, que está sorprendida después de que el demonio haya sido expulsado, y los fariseos, que atribuyen el milagro a la actuación del mismo demonio a través de Jesús.
En el sentido de que los fariseos representan a los religiosos que mayor relación estrecha mantenían con todo lo relacionado con lo religioso en tiempos de Jesús, el Evangelio de hoy nos advierte de este peligro: cierta familiaridad con lo religioso puede llevarnos al desprecio de Dios mismo. Ciertamente, la actitud de dejarse sorprender por Dios suele ser de aquellos que piensan de Él como algo que —¡sí!— se hace próximo, pero que al mismo tiempo es lo absolutamente Otro.
Oración
Señor Jesucristo,
luz verdadera que alumbras a todo hombre y le muestras el camino de la salvación,
concédenos la abundancia de tu fuerza,
para que preparemos delante de ti caminos de justicia y de paz.
Amén