11 nov

Reflexión miércoles 11 de noviembre

PRIMERA LECTURA

Lectura de la carta del Apóstol San Pablo a Tito 3, 1-7

Querido hermano:

Recuérdales que se sometan a los gobernantes y a las autoridades; que obedezcan, estén dispuestos a hacer el bien, no hablen mal de nadie ni busquen riñas; que sean condescendientes y amables con todo el mundo.

Porque antes también nosotros, con nuestra insensatez y obstinación, andábamos por el camino equivocado; éramos esclavos de deseos y placeres de todo tipo, nos pasábamos la vida haciendo el mal y comidos de envidia, éramos insoportables y nos odiábamos unos a otros.

Mas cuando se manifestó la bondad de Dios nuestro Salvador y su amor al hombre, no por las obras de justicia que hubiéramos hecho nosotros, sino, según su propia misericordia, nos salvó por el baño del nuevo nacimiento y de la renovación del Espíritu Santo, que derramó copiosamente sobre nosotros por medio de Jesucristo nuestro Salvador, para que, justificados por su gracia, seamos, en esperanza, herederos de la vida eterna.

Palabra de Dios.

SALMO RESPONSORIAL   Sal 22, 1-3a. 3b-4- 5. 6 (R∫.: 1b)

R∫. El Señor es mi pastor, nada me falta.

El Señor es mi pastor, nada me falta:
en verdes praderas me hace recostar;
me conduce hacia fuentes tranquilas
y repara mis fuerzas. R∫.

R∫. El Señor es mi pastor, nada me falta.

Me guía por el sendero justo,
por el honor de su nombre.
Aunque camine por cañadas obscuras,
nada temo, porque tú vas conmigo:
tu vara y tu cayado me sosiegan. R∫.

R∫. El Señor es mi pastor, nada me falta.

Preparas una mesa ante mí
enfrente de mis enemigos;
me unges la cabeza con perfume,
y mi cáliz rebosa. R∫.

R∫. El Señor es mi pastor, nada me falta.

Tu bondad y tu misericordia
me acompañan todos los días de mi vida,
y habitaré en la casa del Señor por años sin término. R∫.

R∫. El Señor es mi pastor, nada me falta.

ALELUYA   1 Tes 5, 18

R∫.   Aleluya, aleluya, aleluya.

V∫.   Dad gracias en toda ocasión: esta es la voluntad de Dios en Cristo Jesús respecto de vosotros. R∫.

EVANGELIO

Lectura del santo Evangelio según san Lucas 17, 11-19

UNA vez, yendo camino de Jerusalén, pasaba entre Samaría y

Galilea. Cuando iba a entrar en una ciudad, vinieron a su encuentro diez hombres leprosos, que se pararon a lo lejos y a gritos le decían: «Jesús, maestro, ten compasión de nosotros».

Al verlos, les dijo:

«Id a presentaros a los sacerdotes».

Y sucedió que, mientras iban de camino, quedaron limpios. Uno de ellos, viendo que estaba curado, se volvió alabando a Dios a grandes gritos y se postró a los pies de Jesús, rostro en tierra, dándole gracias.

Este era un samaritano.

Jesús, tomó la palabra y dijo:

«¿No han quedado limpios los diez?; los otros nueve, ¿dónde están? ¿No ha habido quien volviera a dar gloria a Dios más que este extranjero?».

Y le dijo:

«Levántate, vete; tu fe te ha salvado».

Palabra del Señor.

REFLEXIÓN

La Palabra que el Señor nos regala hoy nos invita a vivir la alegría de la salvación.

 Esta es la profunda experiencia del que se ha encontrado con Jesucristo y se deja llevar por su Espíritu. El que se encuentra con Jesucristo: ha vuelto a nacer, tiene una vida nueva: antes éramos esclavos de deseos y placeres de todo tipo, nos pasábamos la vida haciendo el mal y comidos de envidia, éramos insoportables y nos odiábamos unos a otros.

 Con el Bautismo hemos recibido el baño del nuevo nacimiento y de la renovación del Espíritu Santo, que derramó copiosamente sobre nosotros por medio de Jesucristo nuestro Salvador.

Cuando vives esa vida nueva, cuando dejas que Jesucristo sea Señor de tu vida y te dejas llevar por su Espíritu, vas acogiendo la salvación, y entonces, en medio de tus combates y debilidades, puedes escuchar que también a ti, te dice Jesús: Levántate, vete; tu fe te ha salvado.

Y entonces tu vida cambia. No porque seas perfecto, pues la debilidad te acompañará hasta el último día, para recordarte que tú no eres dios, que tú no te salvas a ti mismo, que necesitas vivir cada día de Jesucristo, permanecer unido a Él.

Cambia porque aparece en ti la alegría de la salvación, de experimentar el amor gratuito de Dios contigo.

Y por eso, puedes vivir en la alabanza, porque es el eco que produce la presencia del Señor y la acción del Espíritu Santo en tu vida.

Es el fruto de saborear la salvación, la vida nueva que el Señor te ha regalado. Entonces puedes cantar como el Salmista: El Señor es mi pastor, nada me falta… Aunque camine por cañadas obscuras, nada temo, porque tú vas conmigo.

 El Espíritu Santo es el que te concede ojos de fe para poder ver al Señor en medio de tu vida, en medio de tus sufrimientos, de tu cruz. Él te certifica que Dios te ama, que está contigo, que camina contigo.

¡Ven Espíritu Santo!  (cf. Lc 11, 13).

CANTO

Renovación Carismática Católica en España – Ministerio Nacional de Música: No temas

https://www.youtube.com/watch?v=J1Rsu7UwOTo

Acción Familiar

Estamos rodeados de incontables milagros. Empezando por la creación y siguiendo por cada acontecimiento que sucede en nuestras vidas, siempre tenemos motivos para dar gracias a Dios.

 

Gesto

  1. Encender una vela.
  2. Comienzo: En el nombre del Padre….. (Señal de la Cruz)
  1. Gesto en Familia:

Compartir en familia un aspecto de esta semana por la que dar gracias a Dios.

  1. Oración final:

Señor, mientras más te llamamos,

mejor podemos sentir tu Presencia.

Día a día nos acercas más

al tu Corazón que nos ama.

Señor Dios, ayúdame a recordar que Tú me diste la vida.

Gracias por el regalo de vivir.

Enséñame a caminar más lentamente por la vida,

a estar quieta/o y disfrutar de los placeres creados para mí.

Poder tener presente la belleza que me rodea:

la tranquilidad de los lagos, la fragilidad del pétalo de una flor.

Ayúdame a recordar que todas estas cosas vienen de Tí.

Gloria al Padre, al Hijo, y al Espíritu Santo,

Como era en un principio,

Ahora y siempre.

por los siglos de los siglos

 

Amén.

pastoral

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