16 junio

Reflexión miércoles 17 de junio

Del Evangelio segun san Mateo 6, 1-6. 16-18

En aquel tiempo, dijo Jesús a sus discípulos:

«Cuidad de no practicar vuestra justicia delante de los hombres para ser vistos por ellos; de lo contrario no tenéis recompensa de vuestro Padre celestial. Por tanto, cuando hagas limosna, no mandes tocar la trompeta ante ti, como hacen los hipócritas en las sinagogas y por las calles para ser honrados por la gente; en verdad os digo que ya han recibido su recompensa.

Tú, en cambio, cuando hagas limosna, que no sepa tu mano izquierda lo que hace tu derecha; así tu limosna quedará en secreto y tu Padre, que ve en lo secreto, te recompensará.

Cuando oréis, no seáis como los hipócritas, a quienes les gusta orar de pie en las sinagogas y en las esquinas de las plazas, para que los vean los hombres. En verdad os digo que ya han recibido su recompensa.

Tú, en cambio, cuando ores, entra en tu cuarto, cierra la puerta y ora a tu Padre, que está en lo secreto, y tu Padre, que ve en lo secreto, te lo recompensará.

Cuando ayunéis, no pongáis cara triste, como los hipócritas que desfiguran sus rostros para hacer ver a los hombres que ayunan. En verdad os digo que ya han recibido su paga.

Tú, en cambio, cuando ayunes, perfúmate la cabeza y lávate la cara, para que tu ayuno lo note, no los hombres, sino tu Padre, que está en lo escondido; y tu Padre, que ve en lo escondido, te recompensará».

Palabra del Señor

 

REFLEXIÓN

Hoy el Señor nos invita a evitar tres grandes tentaciones: vivir en la apariencia, robarle la gloria a Dios y ser tacaños. Cuidad de no practicar vuestra justicia delante de los hombres para ser vistos por ellos… cuando hagas limosna, que no sepa tu mano izquierda lo que hace tu derecha... el que siembra tacañamente, tacañamente cosechará…

Jesús nos invita a practicar el ayuno, la oración y la limosna, las tres obras de misericordia fundamentales previstas por la ley de Moisés.

Pero nos invita a vivirlo con un espíritu nuevo. Porque con el tiempo, los fariseos cayeron en el formalismo exterior o se convirtieron en un signo de superioridad (cf. el fariseo y el publicano, Lc 18).

Ni brotan del deseo de ser vistos por los demás, ni buscan el aplauso o la admiración humanas, ni pretenden “comprar” la salvación o tranquilizar la conciencia.

El discípulo da limosna, ora y ayuna en presencia del Señor y para servirle. Lo hace desde la gratuidad y sin esperar nada a cambio; ni siquiera el reconocimiento.

El ayuno, la oración y la limosna brotan de un corazón enamorado y agradecido; de un corazón lleno de alegría y confianza porque está habitado por el Espíritu Santo. Dios ve en lo escondido del corazón, y esa es la verdadera recompensa.

Y uno de los signos de vivir en el Espíritu es la generosidad. Generosidad para con Dios y para con los hermanos. En cambio, cuando uno está cerrado a la acción del Espíritu o está abierto solo en apariencia, acaba viviendo para sí mismo; con un corazón tacaño y mezquino que actúa movido por cálculos interesados. Porque aún no ha descubierto que todo es don, todo es gracia y que se es más feliz al dar que al recibir (cf. Hch 20, 35).

Cuando se abre a la acción del Espíritu vive convencido de que Dios ama “al que da con alegría” y que el que siembra tacañamente, tacañamente cosechará; el que siembra abundantemente, abundantemente cosechará…, porque Dios tiene poder para colmaros de toda clase de dones.

Nos invita a vivir estas obras no por amor propio, sino por amor a Dios, como medios para nuestra conversión.

¡Os daré un corazón nuevo!  (cf. Ez 36, 26).

¡Ven Espíritu Santo!  (cf. Lc 11, 13).

 

Acción Familiar

«Pero tú, cuando reces, entra en tu habitación, cierra la puerta y ora a tu Padre que está allí, a solas contigo. Y tu Padre, que ve en lo secreto, te premiará.» (Mateo 6, 16).

 

Gesto

  1. Encender una vela.
  2. Comienzo: En el nombre del Padre… (Señal de la Cruz)
  1. Gesto en Familia:

Reflexión: ¿Que sucede en mí, mientras rezo? ¿Siento consuelo, preocupación, indiferencia? Imagino a Jesús mismo sentado o de pie, a mi lado, y comparto estos sentimientos con Él y hago partícipes a los demás.

  1. Oración final:

Señor Jesús,

te pido ayuda para librarme de mis preocupaciones,
y estar atenta/o a la voluntad de Dios en vida,
para llegar a amarte y servirte cada vez más.

Existo en una red de relaciones con mi entorno,

con la naturaleza, con mis hermanos, con Dios…

Algunos tejidos de la red están rotos, otros torcidos…

Pido la gracia de la aceptación … y del perdón …

Gloria al Padre, al Hijo, y al Espíritu Santo,

Como era en un principio,

Ahora y siempre.

por los siglos de los siglos

Amén.

pastoral

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