Reflexión miércoles 3 de noviembre
Evangelio según san Lucas 14,25-33
El que no renuncia a todos sus bienes no puede ser discípulo mío.
En aquel tiempo, mucha gente acompañaba a Jesús; él se volvió y les dijo:
-Si alguno se viene conmigo y no pospone a su padre y a su madre, y a su mujer y a sus hijos, y a sus hermanos y a sus hermanas, e incluso a sí mismo, no puede ser discípulo mío.
Quien no lleve su cruz detrás de mí, no puede ser discípulo mío.
Así, ¿quién de vosotros, si quiere construir una torre, no se sienta primero a calcular los gastos, a ver si tiene para terminarla?
No sea que, si echa los cimientos y no puede acabarla, se pongan a burlarse de él los que miran, diciendo:
«Este hombre empezó a construir y no ha sido capaz de acabar.»
¿O qué rey, si va a dar la batalla a otro rey, no se sienta primero a deliberar si con diez mil hombres podrá salir al paso del que le ataca con veinte mil?
Y si no, cuando el otro está todavía lejos, envía legados para pedir condiciones de paz.
Lo mismo vosotros: el que no renuncia a todos sus bienes, no puede ser discípulo mío.
Palabra de Dios
REFLEXIÓN
La fe es el principio de una vida nueva. Si acoges en su corazón el amor gratuito de Dios; si crees que Dios te ama tal y como eres y te invita a vivir una vida nueva; si crees que Jesucristo ha muerto y ha resucitado por ti; si acoges cada día el don del Espíritu Santo, verás como el Señor te regala una vida nueva.
Con la fe llega la esperanza, que sella en tu corazón la certeza del amor de Dios y su fidelidad incondicional: ¡Dios no deja de amarte nunca! ¡Él está contigo todos los días! Y te llama a vivir una vida que no tiene fin, porque no hay nada ni nadie que pueda separarte del amor de Dios, ¡ni siquiera la muerte!
Y con la fe y la esperanza llega también la caridad. La caridad es mucho más que la solidaridad. A la luz de la fe, la solidaridad tiende a superarse a sí misma, al revestirse de las dimensiones específicamente cristianas de gratuidad total, perdón y reconciliación. Entonces el prójimo, es un hermano, es la imagen viva de Dios Padre y debe ser amado con el mismo amor con que le ama el Señor (San Juan Pablo II).
La Palabra de hoy nos da algunas claves para ver si estamos creciendo en la fe: Dichoso quien teme al Señor y ama de corazón sus mandatos, Quien no carga con su cruz y viene en pos de mí, no puede ser discípulo mío, A nadie le debáis nada, más que el amor mutuo.
A toda la tierra alcanza su pregón (cf. Sal 19, 5).
¡Ven Espíritu Santo! (cf. Lc 11, 13).
Acción Familiar
“Caminaba con Jesús un gran gentío. Se volvió hacia ellos y les dijo: «Si alguno quiere venir a mí y no se desprende de su padre y madre, de su mujer e hijos, de sus hermanos y hermanas, e incluso de su propia persona, no puede ser discípulo mío. El que no carga con su propia cruz para seguirme luego, no puede ser discípulo mío.” (Lucas 14, 25 y ss.).
Gesto
- Encender una vela.
- Comienzo: En el nombre del Padre… (Señal de la Cruz)
- Gesto en Familia:
Me pregunto: «¿cómo está mi ser interior hoy día? ¿Está cansado, estresado, fuera de forma?» Si cualquiera de estos casos sucede, «¿cómo librarme de estas preocupaciones que me perturban?» Lo comparto con mi familia.
- Oración final:
Amado Señor, instala en mi corazón
El deseo de conocerte y amarte más.
Que yo pueda responder
a que se haga Tu Voluntad en mi vida.
Gloria al Padre, al Hijo, y al Espíritu Santo,
Como era en un principio,
Ahora y siempre.
por los siglos de los siglos
Amén.