12 nov

Reflexión sábado 12 de noviembre

Lectura del santo evangelio según san Lucas (18,1-8):

En aquel tiempo, Jesús, para explicar a sus discípulos cómo tenían que orar siempre sin desanimarse, les propuso esta parábola: «Había un juez en una ciudad que ni temía a Dios ni le importaban los hombres. En la misma ciudad había una viuda que solía ir a decirle: «Hazme justicia frente a mi adversario.» Por algún tiempo se negó, pero después se dijo: «Aunque ni temo a Dios ni me importan los hombres, como esta viuda me está fastidiando, le haré justicia, no vaya a acabar pegándome en la cara.»»
Y el Señor añadió: «Fijaos en lo que dice el juez injusto; pues Dios, ¿no hará justicia a sus elegidos que le gritan día y noche?; ¿o les dará largas? Os digo que les hará justicia sin tardar. Pero, cuando venga el Hijo del hombre, ¿encontrará esta fe en la tierra?»

 Palabra del Señor

Reflexión

¿De verdad Dios nos escucha?

A esta pregunta no poco usual, intenta responder el Evangelio de hoy. Jesús nos invita principalmente a dos cosas: a perseveran en nuestra oración y a confiar en que tenemos a un Dios que es Padre, y que desde su paternidad atiende a sus hijos.

Cuando de verdad confiamos en Dios, sabemos que de toda situación puede sacar provecho para nuestra vida. Cuando de verdad confiamos en Él, nuestro corazón puede encontrar la paz al saber que nuestro Padre nunca nos abandonará. Cuando de verdad nuestra oración es desde la fe, nuestros oídos están más atentos a la respuesta que Dios nos dará a través de su Palabra, de las personas o de los acontecimientos que vayamos viviendo.

Recordemos que Dios nunca tarda, siempre llega en el momento más oportuno, confiemos en su amor de Padre.

La oración persistente y confiada, siempre encontrará una respuesta que dé sentido y paz a los acontecimientos que nos toque vivir.

 

Meditación del Papa Francisco

Hay una lucha que llevar adelante cada día; pero Dios es nuestro aliado, la fe en Él es nuestra fuerza y la oración es la expresión de esta fe. Por eso Jesús nos asegura la victoria, pero nos pregunta: «Pero cuando venga el Hijo del hombre, ¿encontrará fe sobre la tierra?» Si se apaga la fe, se apaga la oración y nosotros caminamos en la oscuridad, nos perdemos en el camino de la vida. Aprendamos por tanto de la viuda del Evangelio a rezar siempre, sin cansarnos.

pastoral

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