El Tiempo de la Vida

El tiempo sí es oro

Muchas veces decimos que el «tiempo vale oro», también solemos decir el «tiempo es dinero». Pero cuantas veces oímos decir el tiempo es vida. En esta sociedad actual parece que hemos olvidado el verdadero valor de las cosas. No hace tanto tiempo, el tiempo de la vida estaba regido por otros relojes. Tal vez no tan interactivos como los smartwatch, pero desde luego bastante más inteligentes y ecológicos. Era el tiempo de los «relojes solares» – seguramente en alguna que otra fachada de una masía, una casa de pueblo, el Ayuntamiento de vuestra localidad los podéis encontrar. Olvidados pero fieles a la espera de la luz del Sol -. Ambos, Sol y reloj, marcaban nuestro quehacer diario. Y si bien nuestros abuelos y abuelas nos decían que trabajaban de sol a sol. También es cierto que aun así, disfrutaban de otro modo el tiempo de la vida. Cuanto menos las familias, los amigos, conversaban a la luz de la lumbre durante horas. El tiempo era oro sí. Pero era valioso por esos preciosos momentos.

Para algunos la vida tal vez solo sea correr por un camino polvoriento de horas, minutos y segundos…

Nuestros días, los tuyos y los míos,  siguen regidos por el tiempo. Sin embargo, apenas disfrutamos y vivimos nuestra vida. Despertamos y de forma estresada nos preparamos para iniciar la jornada laboral. ¡No tenemos tiempo!. Tras ella, tanto nosotros como nuestros hijos, corremos a realizar a un sinfín de actividades (unas lúdicas, otras formativas). Después nos reunimos en nuestras casas apenas un par de horas para cenar y ver la televisión, mientras también gestionamos todas nuestras redes sociales desde la comodidad de nuestro sofá.  Mientras tanto el tiempo vuela. El ocaso del día llega y derrotados por esta vertiginosa jornada, nos retiramos a «descansar». Para mañana, con más o menos sentido en nuestra vida, volver a empezar de nuevo…

«(…)  todos esos momentos se perderán en el tiempo, como lágrimas en la lluvia»

(del film Blade Runner)

No olvidemos pues, tratar de disfrutar nuestro tiempo. Tratar de vivirlo junto a quienes queremos. En este mes de noviembre más que nunca. Pues tenemos la gran suerte de poder vivir junto a nuestras familias, junto a nuestras amistades, junto a nuestros compañeros de trabajo. Pero tampoco olvidemos a quienes no están con nosotros. Aquellos que es preciso no olvidar. Porque formaron y forman parte de nuestra vida. Porque gracias a ellos, somos lo que somos. En esta gran familia de la Universidad Católica de Valencia, todos tenemos muchos seres queridos, que fueron compañeros de trabajo pero sobre todo amigos, a quienes rendirles un merecido recuerdo. Unos demasiado recientemente han partido. Otros hace ya un tiempo. Recordémosles con amor y con esperanza. No dejemos que su recuerdo y su legado se pierda en el tiempo «como lagrimas en la lluvia».

Tengámoslos presentes especialmente en estos días.

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