‘Segismund’oh!’, un Calderón de la Barca para el público del siglo XXI

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La profesora de la Universidad Católica de Valencia (UCV) Clara Bonet, experta en el teatro del Siglo de Oro español, ha escrito y dirigido su nueva obra, Segismund’oh!, estrenada en la Sala OFF de Valencia dentro de las actividades financiadas por la Semana de la Ciencia. El libreto de Bonet es una nueva lectura de La vida es sueño, de Calderón de la Barca, una de las piezas teatrales más importantes de la historia de la literatura universal.

Interpretada por un solo actor, José Zamit, el protagonista de la obra es el anónimo regidor de un teatro en el que se va a representar La vida es sueño. Al ver que es la hora de subir el telón y la compañía aún no ha llegado, relata al público lo que va a ver, pues conoce y ama el texto de Calderón, tras haberlo visto mil veces representado”, explica Bonet: “El propio comentario del acomodador se constituye en la verdadera representación de la obra, que entremezcla un canto de amor al teatro clásico con algunos de los fragmentos más icónicos de la pieza”.

“Vi una obra de teatro similar hecha a partir de una gran tragedia francesa, Fedra, y quise hacer lo mismo con La vida es sueño; convertirla en una pieza asumible para un público que no la conoce y que no iría a verla por considerarla antigua o trasnochada. Creo que mi propuesta resulta divulgativa y supone un ejemplo idóneo de transferencia del conocimiento”, expone la profesora de la UCV.

En ese sentido, la aspiración de la autora de Segismund’oh! es poder llevar su pieza teatral a los centros de educación secundaria, dado que le parece “una obra muy válida para dar a conocer el patrimonio teatral del Siglo de Oro a los estudiantes españoles”.

Segismundo y la respuesta que cambió la historia del teatro

Tal y como señala Bonet, la pieza teatral de Calderón de la Barca es la “cumbre” del Siglo de Oro y la obra española “más estudiada fuera de nuestras fronteras”, junto al Quijote: “La vida es sueño combina todos los temas posibles, desde el amor hasta los conflictos paternofiliales, pasando por los conflictos de poder político. De hecho, con el Siglo de Oro nació en España el teatro comercial. La vida es sueño fue un espectáculo de masas, con tramas pensadas para las distintas clases, y así consiguió conectar tanto con el público culto como con el popular. Tuvo un éxito aplastante”.

“Calderón de la Barca da en esta pieza una solución distinta a problemas tradicionalmente resueltos en las tragedias teatrales por medio de la violencia. Segismundo perdona a su padre; como aparece escrito en la propia obra, se «vence» a sí mismo. Esta respuesta a la injusticia original que ha padecido desde que nació es una de las cuestiones que le dan tanta magnitud a La vida es sueño”, indica.

“Dentro del pacto de ficción, el teatro esconde profundas verdades”

La profesora de la UCV cree que la obra clásica que ha reinterpretado para el público actual presenta, sobre todo para los más jóvenes, “una dialéctica muy fuerte entre la razón y la pasión”, y se da “una respuesta concreta”. Como es el caso de esta pieza calderoniana, “cuando la ficción es buena traslada ciertas reflexiones al lector o al espectador”. Para Bonet, “una buena obra literaria no es tanto la que da buenas respuestas como la que hace buenas preguntas” y, ese sentido, “La vida es sueño lanza una interrogación al público: ¿cómo vives tú la relación con las pasiones? Esta pregunta conecta con la naturaleza del ser humano de cualquier siglo”.

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“Lo que más me fascina del teatro es que en el escenario hay una persona expuesta delante de ti, que pone todo su cuerpo, toda su energía y todo lo que es para ‘hacer verdad’ algo. Siendo una ficción, todos vamos al teatro a jugar que creemos que lo que va a pasar es real; y los actores juegan a que son los personajes que van a representar. Pero en ese pacto establecido entre público y actor se esconde la posibilidad de hablar de lo humano. La literatura, en general, y el teatro, de una manera más particular, tiene la capacidad de contarnos cosas que son verdad dentro de una ficción, asuntos que tienen que ver con nosotros, que nos incumben”, aduce.

Para conseguir ese propósito “la obra de teatro debe pasar por el cuerpo del actor, de su trabajo”, subraya Bonet: “José Zamit hace un trabajo magnífico, pues Segismund’oh! es un monólogo de una hora. Lo cierto es que el trabajo de los actores se conoce poco, pero la capacidad de dar vida a algo que son solo palabras, y convertirlas en afectos, en realidad, es impresionante. Es de una enorme belleza”.

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