Mi querida Roma

Soy Raquel Antón estudiante de 4º de Enfermería de la UCV,  he tenido la gran oportunidad de realizar una experiencia Erasmus prácticas en Roma durante 3 meses y medio, y ¿Qué puedo decir?

Estoy aquí escribiendo estas palabras aún desde mi ventana viendo las calles de Roma con una inmensa pena y tristeza. Esta experiencia ha sido una gran oportunidad para mi, tanto a nivel personal como profesional, he podido conocer a una cantidad de gente maravillosa a la que quiero poder mantener el contacto por muchos años más, y en especial, he tenido la oportunidad de conocer a una gran persona y amiga, a la que llevaré en el corazón por mucho tiempo.

A nivel profesional he trabajado duro y durante muchas horas en el Ospedale Pediatrico Bambino Gesù, un hospital ejemplar, en el que el trato con el paciente pediátrico  por parte de los profesionales sanitarios solo podría definirlo con una palabra “extraordinario”.  Se han ocupado de enseñarme y hacerme entender lo que es verdaderamente un cuidado integral del paciente. He aprendido muchas de las tareas que nunca en España había podido realizar antes, me han tratado como una más a pesar de mi bajo nivel del italiano, pero de una manera u otra nos hacíamos entender y nos reíamos unos de otros.

Ha sido mi primera vez en una UCI pediátrica, además de primera vez fuera de mi país con un idioma que no es el mío, pero los niños te dan esperanza y alegría, ver su recuperación te da fuerzas para que al día siguiente tengas ganas de despertarte a las cinco de la mañana para ver su evolución. Muchas veces no siempre su evolución es a mejor, pero una sonrisa de un bebé o niño pequeño merece muchísimo la pena.

El único inconveniente durante las prácticas ha sido la escasez de tiempo para realizar viajes y conocer el país por el tiempo que requerían las prácticas en el hospital.

En cuanto a Roma, la cuidad eterna me tiene enamorada, ha sido lo mejor de mi experiencia Erasmus, en ningún momento he podido llegar a casa sin haber conocido una nueva  pequeña parte de la cuidad con cada vez más encanto. Cada día el camino al hospital me lo recorría andando, a pesar de que fuera 1 hora de camino, pero cada día el paseo era alucinante, como si cada día fuera la primera vez que lo hacía. Y qué  decir de la comida, alimentarte durante tres meses de pizza, gelato y pasta, sé que como enfermera no lo debería decir, pero es apasionante.

Durante los tres meses, a pesar del ajustado tiempo de días libres durante las prácticas, pude visitar ciudades como: Venecia, Verona, Pádova, Nápoles, Florencia, Tívoli, Bari y alrededores de Roma, pero he de decir, que yo personalmente me quedo con mi querida Roma, no podré olvidarla jamás, como ciudad, como experiencia Erasmus y como parte de una bonita etapa de mi vida.