EXPERIENCIA ERASMUS en Funchal, Madeira (Enfermería) ELENA TATAY

Resumen de mi experiencia Erasmus en Madeira

Quizás suena tópico, pero la experiencia Erasmus ha sido una de las mejores experiencias de mi vida. Llegué a Madeira, Isla de Portugal, en febrero de 2017, sola, sin hablar portugués y sin saber prácticamente nada del destino en el que me encontraba.

La primera noche en la residencia fue dura, puesto que llegué tarde y no tenía ni sabanas, ni mantas, ni cubiertos, ni toallas; nada de nada. Superé esa primera noche, en mi cabeza preguntándome qué hacía yo ahí, con lo bien que estaba en mi casa, y a la mañana siguiente salí a recorrer la ciudad de Funchal, también sola y con una guía en la mano.

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A partir de ese día todo llegó rodado. Los amigos aparecieron sin darme cuenta. Otras dos chicas de mi universidad y de mi carrera llegaron a la residencia, y desde el primer momento fuimos un trío inseparable. Cómo no, nos juntamos con un grupo de cuatro españoles que vivían también en la resi, y así formamos una pequeña familia. Poco después apareció un gran grupo de checos, eslovacos y polacos y así la residencia se convirtió en una comunidad de vecinos.

Yo, que elegí como destino una isla por mi gran afición al surf, enseguida busqué una escuela que me llevara a surfear olas portuguesas, y así conocí a mi segunda familia de Madeira, y con la que he compartido algunos de los momentos más felices de mi vida. El tercer día tras mi llegada ya estaba en una furgoneta con gente de todas las nacionalidades recorriendo la isla en busca de olas. Los acantilados, la cantidad de árboles y plantas que no había visto nunca, al contraste del azul intenso del Atlántico me dejaron fascinada. Y cuando vi las olas, ya directamente, me enamoré.

 

 

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Surfeando y haciendo levadas, que son las rutas de montaña que se hacen en la isla, conociéndonos mejor los unos a los otros y descubriendo nuestro destino pasamos la primera semana. Enseguida nos tocó empezar a trabajar en el hospital y nunca me imaginé que aprendería tanto. Realicé mi periodo de prácticas en la UCI y en el quirófano.

En cada servicio se me asignó una enfermera con la que trabajar mano a mano, que se volcaron totalmente en enseñarme todo lo que sabían, hacerme participar en los cuidados y hacerme sentir totalmente a gusto. Pero aquí viene mi gran descubrimiento: el hospital Nelio Mendoça de Madeira es un hospital bastante subdesarrollado respecto a España.

 

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La enfermería es la carrera universitaria peor pagada en Portugal, y el hecho de estar en una isla supone todas las semanas la falta de material, que nunca se sabe exactamente cuándo va a llegar. A pesar de todo esto, puedo asegurar que en ninguno de mis periodos de prácticas en España he visto trabajar a los enfermeros/as con tantísima motivación, tantísima formación continuada, tanta buena actitud, trabajo en equipo, pulcritud y un sinfín de cualidades más. La capacidad de solventar con sus propias manos y su ingenio la falta de material, la motivación a seguir formándose, haciendo estudios, planes de prevención con sus propias manos, todo siempre con una sonrisa me dieron una gran lección, puesto que en España lo tenemos todo y solo vemos lo que nos falta.

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Y así pasaron los meses, conociendo gente maravillosa de todas las partes del mundo, haciendo de la isla un hogar, viviendo aventuras, descubriendo otra cultura, lo que es vivir independiente, apreciando lo que se tiene en casa, poniendo a prueba mis capacidades, trabajando en otro país, exprimiendo la juventud y la vida y un sinfín de sentimientos y de aprendizajes que me acompañarán siempre. En definitiva, irse de Erasmus es una experiencia increíble que te abre la mente en todos los sentidos, y como decía Mark Twain “Nadie adquiere una visión amplia, saludable y generosa si se queda en una esquina de la tierra toda su vida”.

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