Reflexión jueves 22 de febrero
Lectura del santo evangelio según san Mateo (7,7-12):
En aquel tiempo, dijo Jesús a sus discípulos:
«Pedid y se os dará, buscad y encontraréis, llamad y se os abrirá; porque todo el que pide recibe, quien busca encuentra y al que llama se le abre.
Si a alguno de vosotros le pide su hijo pan, ¿le dará una piedra?; y si le pide pescado, ¿le dará una serpiente? Pues si vosotros, aun siendo malos, sabéis dar cosas buenas a vuestros hijos, ¡cuánto más vuestro Padre que está en los cielos dará cosas buenas a los que le piden!
Así, pues, todo lo que deseáis que los demás hagan con vosotros, hacedlo vosotros con ellos; pues esta es la Ley y los Profetas».
Palabra del Señor.
COMENTARIO:
Hoy celebramos la “Cátedra de San Pedro”. Hoy hacemos memoria del Pastor Supremo de la Iglesia. Muchos han ocupado ese puesto a lo largo de la historia (266 si las cuentas no nos fallan). Unos han sido mejores y otros peores (aunque hay que reconocer lo difícil que es hacer esa valoración). Pero todos, de una forma o de otra, han contribuido a que el Evangelio siga vivo y presente en nuestro mundo. Con todas las limitaciones y miserias que podamos imaginar y más. Es verdad. Pero así, de mano en mano, de corazón en corazón, el Evangelio ha llegado a nuestras manos. Y se va haciendo vida en nosotros.
El Papa actual, Francisco, dice que quiere que los pastores de la iglesia “huelan a oveja”. En esta fiesta de la cátedra de san Pedro, vamos a pedir por él y por su misión: ser pastor, estar cercano al pueblo de Dios. Y vivir esa cercanía como el buen pastor de que habla Jesús, que conoce a las ovejas por su nombre y cuida de ellas (a veces es más importante cuidar de cada una de las ovejas y sus necesidades, que atender tanto a los principios y leyes y normas). Pedimos por él y pedimos por nosotros, llamados también a ser pastores de los que nos rodean, a cuidar de ellos con mimo, como lo haría el mismo Dios.
ORACIÓN:
Señor, Dios nuestro:
Tú eres un Padre generoso,
que nos das lo que es bueno para nosotros
simplemente porque nos amas.
Danos un corazón agradecido, Señor,
para que aprendamos de ti
a dar y compartir sin condición alguna,
sino sencillamente con amor y alegría,
como Jesús hizo entre nosotros,
tu Hijo, que vive contigo y con nosotros
por los siglos de los siglos.
EN FAMILIA:
Que los niños hagan un dibujo sobre el Papa y que escriban una oración para él.