9 jun

Reflexión domingo 9 de junio

Lectura del santo Evangelio según san Marcos 3, 20-35

EN aquel tiempo, Jesús llegó a casa con sus discípulos y de nuevo se juntó tanta gente que no los dejaban ni comer. Al enterarse su familia, vinieron a llevárselo, porque se decía que estaba fuera de sí.
Y los escribas que habían bajado de Jerusalén decían:
«Tiene dentro a Belzebú y expulsa a los demonios con el poder del jefe de los demonios».
El los invitó a acercarse y les hablaba en parábolas:
«¿Cómo va a echar Satanás a Satanás? Un reino dividido internamente no puede subsistir; una familia dividida no puede subsistir. Si Satanás se rebela contra sí mismo, para hacerse la guerra, no puede subsistir, está perdido. Nadie puede meterse en casa de un hombre forzudo para arramblar con su ajuar, si primero no lo ata; entonces podrá arramblar con la casa.
En verdad os digo, todo se les podrá perdonar a los hombres: los pecados y cualquier blasfemia que digan; pero el que blasfeme contra el Espíritu Santo no tendrá perdón jamás, cargará con su pecado para siempre».
Se refería a los que decían que tenía dentro un espíritu inmundo.
Llegan su madre y sus hermanos y, desde fuera, lo mandaron llamar.
La gente que tenía sentada alrededor le dice:
«Mira, tu madre y tus hermanos y tus hermanas están fuera y te buscan».
Él les pregunta:
«Quiénes son mi madre y mis hermanos?».
Y mirando a los que estaban sentados alrededor, dice:
«Estos son mi madre y mis hermanos. El que haga la voluntad de Dios, ese es mi hermano y mi hermana y mi madre».

Palabra del Señor.

Reflexión

Cada vez que le hemos los evangelios, si los leemos con los ojos de la fe, seguro que nos daremos cuenta que hay aspectos en nuestra vida que tenemos que mejorar.

Jesús nos enseña hoy, que tenemos que caminar juntos formando la familia de los Hijos de Dios y en esta familia tiene que reinar siempre la paz, el amor y la fraternidad.

Muchas veces nos resulta un poco complicado porque nos dejamos llevar por la sociedad, pero cuando ponemos nuestro corazón en Dios, encontraremos la verdadera paz y el verdadero amor que el mundo no nos lo puede dar.

Ojalá que durante el día de hoy le digamos muchas veces al señor haznos Señor instrumentos de tu paz.

pastoral

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