25 ene

Reflexión lunes 25 enero

Lectura del santo evangelio según san Marcos 16, 15-18.

 En aquel tiempo se apareció Jesús a los once y les dijo: “Id al mundo entero y proclamad el Evangelio a toda la creación. El que crea y sea bautizado, se salvará; el que no crea, será condenado. Estas son las señales que acompañarán a los que crean: en mi nombre expulsarán demonios, hablarán en lenguas nuevas, agarrarán serpientes en sus manos y aunque beban veneno no les hará daño. Impondrán las manos sobre los enfermos y quedarán sanos”.

Palabra del Señor.

 

REFLEXIÓN

Queridos amigos y amigas:

El bautismo es la puerta de la fe y de la vida cristiana. Jesús Resucitado dio a sus apóstoles este mandato: «Id por todo el mundo y anunciad la Buena Noticia a toda la creación. El que crea y se bautice, se salvará«. (Marcos 16,15-16).

La misión de la Iglesia es evangelizar y perdonar los pecados a través del sacramento del bautismo.

El Bautismo es en un cierto sentido el documento de identidad cristiana, su certificado de nacimiento. Es el certificado de nacimiento a la Iglesia. Todos nosotros sabemos el día en que nacimos. De verdad, ¿no es así? Todos celebramos el cumpleaños.

Pero voy a hacerte una pregunta: ¿te acuerdas de la fecha de tu bautismo? Hay pocos, ¿eh? No muchos… Hay pocos, ¿eh?

Pero hagamos una cosa, hoy cuando llegues a casa, pregunta: «¿En qué día fui bautizado?” Busca. Éste es el segundo cumpleaños. El primer cumpleaños es el cumpleaños a la vida y éste es el cumpleaños a la Iglesia: es el día del nacimiento a la Iglesia…

Al mismo tiempo, al bautismo está unida nuestra fe en el perdón de los pecados. El sacramento de la Penitencia o Confesión es, de hecho, como un segundo bautismo, que tiene siempre como referente el primero para consolidarlo y renovarlo.

En este sentido, el día de nuestro bautismo es el punto de partida de un camino, de un camino hermosísimo, de un camino hacia Dios, que dura toda la vida, un camino de conversión y que continuamente se apoya en el Sacramento de la Penitencia.

Y piensa también en esto: cuando vamos a confesarnos de nuestras debilidades, de nuestros pecados, pidamos el perdón de Jesús, pero renovemos también el Bautismo con este perdón, ¡eso es hermoso! Es como festejar en cada confesión el día del Bautismo.

Y así, la confesión no es una sesión en una cámara de tortura, es una fiesta para celebrar el día de nuestro Bautismo ¡La confesión es para los bautizados! ¡Para mantener limpia esta vestidura blanca de nuestra dignidad cristiana!

¡Feliz día!, disfrutad y dejaos moldear por Dios.

pastoral

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