21 mar

Reflexión martes 21 de marzo

Lectura del santo evangelio según san Juan (5,1-16):

SE celebraba una fiesta de los judíos, y Jesús subió a Jerusalén.
Hay en Jerusalén, junto a la Puerta de las Ovejas, una piscina que llaman en hebreo Betesda. Esta tiene cinco soportales, y allí estaban echados muchos enfermos, ciegos, cojos, paralíticos.
Estaba también allí un hombre que llevaba treinta y ocho años enfermo.
Jesús, al verlo echado, y sabiendo que ya llevaba mucho tiempo, le dice:
«¿Quieres quedar sano?».
El enfermo le contestó:
«Señor, no tengo a nadie que me meta en la piscina cuando se remueve el agua; para cuando llego yo, otro se me ha adelantado».
Jesús le dice:
«Levántate, toma tu camilla y echa a andar».
Y al momento el hombre quedó sano, tomó su camilla y echó a andar.
Aquel día era sábado, y los judíos dijeron al hombre que había quedado sano:
«Hoy es sábado, y no se puede llevar la camilla».
Él les contestó:
«El que me ha curado es quien me ha dicho: “Toma tu camilla y echa a andar”».
Ellos le preguntaron:
«¿Quién es el que te ha dicho que tomes la camilla y eches a andar?».
Pero el que había quedado sano no sabía quién era, porque Jesús, a causa del gentío que había en aquel sitio, se había alejado.
Más tarde lo encuentra Jesús en el templo y le dice:
«Mira, has quedado sano; no peques más, no sea que te ocurra algo peor».
Se marchó aquel hombre y dijo a los judíos que era Jesús quien lo había sanado.
Por esto los judíos perseguían a Jesús, porque hacía tales cosas en sábado.

Palabra del Señor

Reflexión
En nuestro camino cuaresmal hacia la Pascua, hoy la Palabra te invita a descubrir quién es el agua viva.

Seguramente *tú tienes también la experiencia de la sed: sed de vida, de felicidad, de plenitud, de sentido…

A lo mejor has ido a beber a fuentes que, han resultado ser un espejismo en medio del desierto: parecía que iban a calmar tu sed… ¡pero no han hecho más que aumentarla!

Es lo que suele ocurrir con los ídolos: no pueden darte la vida, por mucho que la prometan.

Hoy la Palabra te anuncia que Jesús es el verdadero templo del que brota el agua viva del Espíritu, agua vivificante y medicinal.

Por eso, Jesús hoy te invita a acercarte a Él, a su cuerpo, que es la Iglesia. A Betesda, que significa, casa de la misericordia, en la que vive el Señor, y en la que ha dejado la eficacia de su Palabra y la gracia que brota como un río de su costado abierta: agua viva del baño bautismal que regenera y renueva.

La curación viene no por ritos vacíos, ni por terapias milagrosas, sino por el poder de la Palabra de Jesús, que tiene vida eterna, que recrea y rompe las ataduras que esclavizan.

También por el poder de los sacramentos, que nos hacen vivir el misterio Pascual y nos dan la gracia de Dios.

Y también por la comunión eclesial. Si estás solo no tienes a nadie que te meta en la piscina…

Pero el Señor no quiere renovar tu vida a medias. Él te pregunta hoy: ¿Quieres quedar sano? Levántate, toma tu camilla y echa a andar… no peques más.

El Señor quiere liberarte de las ataduras del pecado. Del pecado profundo que es empeñarte en ser tú el dios de tu vida, el señor de tu historia… Eso es lo que te lleva a la insatisfacción, a la tristeza y, al final, a la muerte profunda.

¿Quieres quedar sano? El Señor te espera en Betesda.

pastoral

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